viernes 29 marzo 2024

En el octavo círculo del infierno

por Jesús Ortega Martínez

Hay una incapacidad constitucional y hay otra imposibilidad financiera para que el gobierno de López Obrador cumpla con los compromisos adquiridos durante su campaña electoral.

Él sabía de tales impedimentos desde que inició su primera campaña presidencial en 2004, y ahora que en el tercer intento ha ganado las elecciones, lo que veremos los mexicanos será un elaborado juego de artificios, de trucos políticos e informativos para convencer a la gente de que “sin cumplir, se está cumpliendo”.

Veamos tan sólo una de tales artimañas retóricas: “Sí se aumentará el precio de las gasolinas”, dice Urzúa, quien será el próximo secretario de Hacienda de López Obrador. Lo mismo sucederá con muchas otras de las promesas de campaña del ahora virtual Presidente electo. Eso será un engaño, un nuevo abuso a la población, y, sin embargo, no es lo más grave que debemos esperar del nuevo gobierno.

Lo más delicado será la instalación de un gobierno autoritario en un sistema de apariencia liberal y republicano.

Veamos esto: Maurice Joly, tenaz luchador por la libertad y eterno inconforme, escribió en 1864 Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, como una severa crítica al gobierno de Napoleón III y a las decisiones políticas con las que éste pudo construir un régimen despótico en un entramado de formas, sólo en apariencia, republicanas. El bonapartismo como categoría y concepto político surge precisamente del estudio del régimen despótico aplicado por el sobrino de Napoleón I, y adquiere réplica y vigencia en muchos países, pero, de manera ejemplar, al bonapartismo lo podemos observar en los gobiernos del nacionalismo revolucionario mexicano, y con excelsa refinación durante las monarquías sexenales del sistema priista.

La “dictadura perfecta” llamó Vargas LIosa a un régimen autoritario, antidemocrático, concentrador del poder en un solo individuo y que ejercía ese poder simulando, de manera astuta, una república democrática. Díaz Ordaz y Luis Echeverría hicieron exactamente lo que Maquiavelo —en ese diálogo en el infierno imaginado por Joly— aconseja al déspota moderno: “Que multiplique las declaraciones izquierdizantes sobre política exterior con el objeto de ejercer más fácilmente la opresión en lo interno”.

Jean-François Revel, en el prólogo al Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, reitera que:

“¿Acaso no nos hallamos en un terreno conocido cuando leemos que el despotismo moderno se propone no tanto violentar a los hombres como desarmarlos; no tanto combatir sus pasiones políticas y menos combatir sus instintos que burlarlos?”

¿Y entonces qué mejor manera de desarmarlos que despojarlos de su condición de ciudadanos para disolverlos en la masa amorfa de un movimiento moral?

¡¿Y qué mejor manera de burlarlos que alentando pasiones, instintos, venganzas, antes que el conocimiento y la razón?! Y, por lo tanto, aquí tienen lo que realmente necesitan: ¡Una Constitución moral, sentencia el virtual Presidente electo!

Pero aun con tan alta votación, no será suficiente la flamígera sentencia teológica del nuevo presidente. Se requiere, dice Revel, de algo más para tener un régimen de derecha aggiornato. Se requiere de la manipulación de la opinión pública.

“Es preciso aturdirla, sumirla en la incertidumbre mediante asombrosas contradicciones, obrar en ella incesantes distorsiones, desconcertarla mediante toda suerte de movimientos diversos…”.

Unos ejemplos:

Daré marcha atrás en la Reforma Energética/ Continuará avante la Reforma Energética.

Los grandes empresarios son una minoría rapaz/ En mi gobierno se apoyará y subsidiará a los grandes empresarios.

No aumentaré el precio de la gasolina/ Sí aumentará el precio de la gasolina.

Terminaré con la mafia del poder/ Conspicuos integrantes de la mafia del poder serán integrantes de mi gabinete.

López Obrador sigue al pie de la letra las conclusiones de ese otro diálogo. Ése que estableció con Peña Nieto, con Elba Esther Gordillo, con Marcelo Ebrard, con Manuel Bartlett, con la minoría rapaz. Todos ellos pudieron encontrarse, abrazarse en el octavo círculo del infierno, y pudieron dialogar…


 Este artículo fue publicado en El Excélsior el 10 de julio  de 2018, agradecemos a Jesús Ortega Martínez su autorización para publicarlo en nuestra página.

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