miércoles 17 abril 2024

La embestida del régimen obradorista contra Twitter México

por Leo García

Para los usuarios recurrentes de redes sociales ya no es ningún secreto: los gobiernos del mundo, en especial los que tienen tintes autoritarios, quieren controlar, o en su caso silenciar, los medios que los confrontan, los exhiben, les exigen, y sobre todo que los critican. Eso incluye a las mismas redes sociales, que finalmente no son más que empresas de tecnología.

Quienes ejercen el poder con talante autoritario simplemente no soportan el disenso, que especialmente es poderoso y efectivo en el ecosistema digital.

El caso de dos plataformas sobresale, por el alcance y penetración que tienen, las que pueden resultar casi obvias, Twitter y Facebook.

Facebook en Estados Unidos, bajo la presión de un gobierno conservador de derecha radical con Donald Trump a la cabeza, había sido omiso y permisivo con sus desplantes, sin embargo recientemente ha tenido que cambiar su postura ante la presión de decenas de anunciantes que retiraron sus inversiones publicitarios en sus distintos servicios.  Mediante la campaña “Stop Hate For Profits” exigen contener el discurso de odio y la desinformación.

Por otro lado, a Twitter le tomó casi dos años generar una serie de reglas y políticas que le permitieran moderar el contenido de figuras de tal poder y relevancia como el mismísimo Donald Trump. Reglas y políticas hoy de alcance global.

En respuesta, Trump firmó la orden ejecutiva que busca cambiar el estatus de las empresas de internet y que pasen de considerarse plataformas de difusión a medios editoriales. Además, mantiene la constante amenaza de proponer leyes que permitan regular, desde el gobierno, el contenido y la interacción en las redes sociales.

En México la escena avanza, aunque de manera algo diferente. Facebook ha sido discreto, casi ausente, en el ejercicio de la moderación de contenido, a diferencia de Twitter que ya ha insertado avisos contextuales en tuits que contienen información imprecisa o manipulada.

Donde se torna delicado, donde la presión ha sido explícita, es en la exigencia respecto al comportamiento de los usuarios.

Se puede tomar como un buen parámetro, de lo que ven las figuras de autoridad en el ecosistema digital, a las homilías mañaneras. Mientras que la omisión de Facebook recibe halagos, Twitter ha sido coaccionado frontalmente y explícitamente. Tanto, que se les ha hecho la “invitación a los directivos de Twitter México” a que asistan. Esa “invitación” difícilmente dejará algo de provecho.

La convocatoria no tiene de fondo la verdadera preocupación por detener lo que el régimen considera discurso de odio. Ya se ha comentado antes, para un régimen de talante autoritario, discurso de odio es cualquier forma de interacción que los confronta, aunque sea legitima y con respeto.

Tan es incongruente pensar que al régimen le interesa el tema del discurso de odio, que hoy día se ha documentado, tanto a nivel nacional como internacional, cómo en las redes sociales el ambiente es profundamente adverso para el disenso, la crítica, el análisis, y hasta para el ejercicio de la prensa, por parte de los distintos grupos “simpatizantes” al presente gobierno.

Tampoco es que les preocupe detener lo que consideran noticias falsas. ¿Cómo puede ser el gobierno quien exija tal propósito, cuando la inconsistencia y constante contradicción de su propia información es la que propicia un estado de imprecisión en la comunicación?

Basta observar los constantes desmentidos, y a veces hasta autodesmentidos que emanan del mismo gobierno precisamente.

En cambio, esa convocatoria, la “invitación a los directivos de Twitter México”, sí tiene mucho que ver en una dinámica de desincentivar el uso de estos medios, de esta plataforma. En general desincentivar el uso de las redes sociales como medio crítico, pero sobre todo de movilización y coordinación social con fines políticos.

¿Qué puede pasar? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias? Atención en estos dos potenciales escenarios:

– Si “los directivos de Twitter México”, como han sido nombrados casi cada mañana desde hace varias semanas, por mínimo que sea, dan señales de ceder a la presión del gobierno, ante los usuarios la plataforma misma pasará a ser percibida como un adversario más. Esto propiciaría que deje de ser vista como un medio abierto y libre para la expresión, y mucho menos para la organización, convocatoria y movilización social, y por consecuencia, política.

Este escenario tiene un remate muy singular. El persistente mito que ronda acerca que en Twitter México existen empleados que son afines y simpatizantes a Morena, el partido en el poder, por lo que, según la percepción de muchos usuarios, esto le da en los hechos preferencia a los simpatizantes del régimen dentro de la plataforma, y se realiza una censura por consigna a quienes se identifican como la oposición al presente gobierno.

– O bien, en un extremo opuesto, sí como consecuencia de esa visita Twitter México no cede a la presión, la confrontación que está recibiendo seguirá aumentando de intensidad y virulencia. En este segundo escenario en México ya caminan algunos proyectos de ley, especialmente uno donde buscan regular, y hasta penalizar, el uso de medios donde, siempre según el régimen, se exprese discurso de odio y cualquier otra apología a la violencia. Además, el gobierno busca hacerse del monopolio de la verdad con los constantes amagues de leyes para penalizar las noticias falsas, las fake news.

El reto no es menor. Siendo reiterativo, pero se debe tener claro que el principal objetivo es desincentivar el uso de estas plataformas, con la consideración adicional; vale la pena recordar que el régimen hoy en funciones emanó, en buena medida, gracias a que aprovecharon extraordinariamente bien el potencial de convocatoria de las redes sociales. Así, hoy también se puede considerar que ahora sea de su interés contener ese mismo efecto para que pueda ser usado en su contra.

No es momento de abandonar el ecosistema digital.

Secundariamente un efecto que los gobiernos autoritarios, no sélo el de México, han logrado es incitar un estado de incertidumbre, miedo, o aun peor, de una mayor confrontación entre los usuarios, agregando además la idea de las plataformas de redes sociales como un entorno hostil.

El caso de México es peculiar. Tampoco puede perderse de vista que el matrimonio presidencial de viva voz, han sido quienes han ejercido una presión poco usual contra las redes sociales, en especial coercionando a Twitter México. La “invitación” que se les ha hecho a “los directivos de Twitter”, tal vez debe entenderse más como una embestida que busca someter al medio.

Hoy una vez más, es necesario mantener la cabeza fría, observar, entender, pero nunca guardar silencio y seguir haciendo red. Como siempre invito al final, somos los usuarios quienes la hacemos, la formamos, la mantenemos pulsante, vertiginosa, estruendosa. Así que, hagamos red y sigamos conectados.

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