jueves 28 marzo 2024

El volátil 71%

por Javier Solórzano

Si algo es necesario precisar es que las críticas a López Obrador y su Gobierno no tienen vigencia si se entienden como una manera de buscar el regreso al pasado, por principio se deben desechar.

Hay que enfatizar que el voto por el tabasqueño conjuntó el hartazgo de una parte del ominoso pasado, pero en el fondo tenía y tiene la propuesta de cambio.

No hay duda de que el Presidente ha tocado muchos intereses. Habrá quien quiera regresar y esté intentando “recuperar” las condiciones bajo las que se vivía, pero no tiene sentido hacerlo y ya no cabe en el país.

El gran reto está en delimitar los terrenos en los que la crítica se mueve. Por un lado, no se soslaya que detrás de ella existe un caudal de intereses por los que pasan privilegios perdidos, que se manifiestan a través de los medios o las redes.

Por otro lado, está la crítica que se sustenta en la investigación, en el análisis y la difusión de las formas en que se ve el país. Tiene que ver con un ejercicio necesario en sociedad y al cual el Presidente ha mostrado signos de desdeñar, estereotipar e incluso encasillar.

No queda claro por qué es poco receptivo a la crítica que él seguramente sabe identificar. Es un acucioso lector de medios de comunicación desde siempre, sabe en la mayoría de los casos lo que hay detrás de lo que se dice y ha hecho de esta práctica un ejercicio cotidiano desde sus tiempos de estudiante en la UNAM.

En recientes lances, en los cuales el Presidente no ha dejado de ser, como a lo largo de estos dos años, el eje y la agenda, de nuevo aparecieron signos de intolerancia por más que anteponga a sus opiniones el concepto de la libertad. El muy famoso “tengo otros datos” se ha vuelto cada vez más limitado porque a menudo no se dan a conocer esos “otros datos”.

Ayer de plano pasó por alto la cifra del Inegi en la que se reporta que por la pandemia se perdieron entre mayo de 2019 a septiembre del 2020 un millón de negocios apareciendo de nuevo el “tengo otros datos”. El Presidente deja la impresión de que ante lo que puede resultarle adverso a su Gobierno aparece la negación o la ausencia de autocrítica.

Uno de los problemas que pueden provocar estas consideraciones es que vaya entrando paulatinamente en los terrenos del aislamiento, presentándose la eventual posibilidad de que se acabe de dar cuenta de todo cuando ya esté metido en ello.

El tiempo parece correr de manera vertiginosa cuando se gobierna. En cualquier momento el Presidente va a entrar en los terrenos en los que vivieron o padecieron otros mandatarios, seguramente sus muy cercanos podrían terminar por ser sus muy lejanos.

La crítica debe ser una especie de referente y contraparte. Como buen lector de medios, y ahora de redes, López Obrador debe saber por dónde vienen las críticas, de parte de quién vienen, y lo que puede haber detrás de ello.

La crítica podría terminar siendo paradójicamente un salvavidas. Al paso del tiempo el Presidente va a requerir de voces que le ayuden a la gobernabilidad y va a requerir también de consensos para fortalecer sus objetivos.

Por más que tenga 71% de aceptación, según las encuestas de Gobernación, no se puede perder de vista que con todo y la distancia que le toma a académicos, ciertos científicos, periodistas y aquellos que ejercen la crítica a su Gobierno al final podría acabar por necesitarlos.

En diversos momentos para el Presidente los acuerdos y las sumas le han sido fundamentales, son instrumentos para la gobernabilidad, utilizarlos suman más que restan.

Vienen tiempos de definición para la gobernabilidad del país. El 71% ayuda y mucho, pero quien gobierna debe saber que puede ese 71% estar acompañado de una gran volatilidad.

RESQUICIOS

Nunca nos quedó claro cómo Alfonso Romo llegó a tener tanta identidad y cercanía con López Obrador. El pasado de uno y otro eran contrapuestos. El regiomontano estuvo metido en una infinidad de cuitas, pero lo que son las cosas, lo van a terminar extrañando.


Este artículo fue publicado en La Razón el 04 de diciembre de 2020. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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