viernes 29 marzo 2024

El sufrimiento de los terroristas

por Luis de la Barreda Solórzano

Todo mundo ha contribuido al sufrimiento, dice Otegi. ¿La niña mutilada de las piernas por una bomba contribuyó al sufrimiento tanto como los etarras que accionaron el explosivo? ¿La viuda y los hijos del miembro del Partido Socialista Obrero Español o del Partido Popular o del brillante académico asesinado por un tiro en la nuca contribuyeron al sufrimiento tanto como los que les dispararon por la espalda? ¿Los familiares de los policías o los militares ultimados a sangre fría contribuyeron al sufrimiento tanto como los homicidas? ¿Los secuestrados en condiciones inhumanas, en un zulo, contribuyeron al sufrimiento tanto como sus secuestradores?


Otegi debe haber sufrido mucho cuando el comando de ETA político militar al que estuvo vinculado llevó a cabo la explosión de una gasolinera, los robos de vehículos a mano armada, el asalto al cuartel militar de San Sebastián y numerosos secuestros, entre ellos el del director de Michelín en Vitoria, a quien se mantuvo en una cueva de Elgóibar durante diez días. Sin duda también sufrió lo indecible al constatar que las víctimas de un bombazo habían quedado mutiladas. Su pena debió ser enorme al pensar en los niños huérfanos por los atentados que su grupo perpetraba. Su dolor seguramente fue gigantesco al saber que muchos ciudadanos dejaban la tierra donde se meció su cuna por temor a los actos terroristas o decisión de no seguir siendo extorsionados.


¿Culpas en términos cuantitativos? ¿Por qué las víctimas no han sentido remordimiento por haber sido victimizadas? ¿No son culpables de haber sido elegidas por ETA para ser asesinadas o de haber estado en el sitio y la hora equivocados, es decir, en el lugar y en el momento en que estalló la bomba que las privó de la vida o las mutiló? ¿Por qué si todo el mundo ha contribuido al sufrimiento en España solamente los terroristas han de sentir culpa?


¿Y el Estado español no es culpable por haber defendido el Estado de derecho ante los crímenes de los terroristas? ¿No es culpable la policía por haber detenido a tantos etarras y haber debilitado a la organización terrorista hasta hacerla abandonar los atentados? ¿No son culpables los jueces por haber condenado a los asesinos a las penas previstas en la legislación penal española? ¿No son culpables los partidos políticos y los diarios democráticos por no convalidar la vía del terror para imponer el proyecto político de los terroristas?


¡Vaya cosa! Otegi razona: de los asesinatos, las mutilaciones, los secuestros, las extorsiones y otros crímenes los culpables no solamente son los criminales, sino todo el mundo, todos los españoles. Todo el mundo: también las víctimas y las autoridades, a quienes los etarras no pueden perdonar el haberlos vencido con las armas de la eficacia policiaca, la congruencia democrática y la firmeza judicial. ¿Por qué poner el sufrimiento de las víctimas directas y del conjunto de la sociedad española, principalmente el segmento de habitantes del País Vasco, por encima del de los vencidos etarras?


Otegi y sus compinches sufrían asesinando, extorsionando, secuestrando, mutilando, expulsando de sus ciudades a los disidentes de su nacionalismo coercitivo, uniformizador y excluyente. ¡Pobres, tendríamos que compadecerlos! A las víctimas de sus asesinatos les evitaron todo sufrimiento futuro, mientras los etarras seguramente sufrieron al regodearse masoquistamente en el horror y la muerte de los otros.


Las palabras de Otegi me hacen recordar otras mucho más memorables. “Nunca el asesinato será a mis ojos —escribió Chateaubriand en sus Memorias de ultratumba— un objeto de admiración y un argumento de libertad: no conozco nada más servil, más despreciable, más cobarde y más obtuso que un terrorista”.



Este artículo fue publicado en Excélsior el 25 de agosto de 2016, agradecemos a Luis de la Barreda Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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