sábado 20 abril 2024

El rezago educativo de AMLO

por Rafael Hernández Estrada

No se refiere el título de esta columna al largo trámite de terminación de la carrera profesional del inquilino de Palacio Nacional ni tampoco es mención de su nivel cultural. El tema de esta entrega es la condición que padecen las personas mayores de 15 años que no han terminado la educación básica (que son casi la tercera parte del total nacional) y que palmariamente han sido ignoradas por el gobierno de la llamada cuarta transformación.

A los 15 años de edad, todas las personas deben tener concluida la educación básica (preescolar, primaria y secundaria), siendo que el artículo 3º constitucional marca este nivel de estudios como obligatorio. Pese a ello, la Secretaría de Educación Pública y el Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA) estiman para el año 2021 en 28 millones el número de personas que rebasan esa edad y son analfabetas o no han concluido la primaria o la secundaria. Quienes se encuentran en tales circunstancias están en rezago educativo y enfrentan la vida en desventaja, pues ello determina que tengan problemas para conseguir empleos dignos o emprender actividades o negocios que les permitan cubrir sus necesidades.

El rezago educativo ocasiona a las personas que lo padecen limitaciones en el acceso y el goce de sus derechos más elementales, sean civiles, políticos o culturales, y es un mecanismo de reproducción de la desigualdad social. Si el acceso a la educación es un resorte para que la población acceda a mejores niveles económicos y sociales, el rezago es un mecanismo de reproducción de la desigualdad social, ya que actúa como freno de los planes y aspiraciones de los sectores marginados que subsisten en la pobreza.

La cantidad de personas en rezago educativo representa el 29.1 por ciento de la población mayor de 15 años del país, y afecta mayormente a mujeres, adultos mayores, personas con discapacidad, indígenas y población rural. No debiera caber duda de que este es uno de los principales problemas del país y que debiera ser materia de políticas públicas prioritarias. Igual tendrían qué destinarse a la atención de este problema presupuestos suficientes, pero no es así para el gobierno que demagógicamente dice tener preferencia por los pobres.

Cuartoscuro

Andrés Manuel López Obrador ignoró por completo el rezago en su Reforma Educativa 2019, que se limitó a satisfacer las demandas de los poderosos sindicatos del sector. La alfabetización y la educación básica para toda la población tampoco aparecen en el paraíso que prometió en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 y no son ni siquiera mencionadas en el modelo educativo cuatroteísta llamado ampulosamente Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Rebasada la mitad del sexenio, la actual administración ha reducido los presupuestos destinados a la erradicación del analfabetismo y al combate del rezago educativo, mientras que por razones demográficas se suman nuevos contingentes a esta deplorable condición, lo que se agudizó en los años de pandemia y cierre de escuelas, aunque las estimaciones oficiales aún no lo reflejen.

La conducta omisa del gobierno actual contradice su consigna de “primero los pobres”, lo mismo que la supuesta vocación igualitaria que presume, pues la condición de rezago educativo hace nugatorio el derecho de acceder a la educación a sectores marginados por sus bajos ingresos. De hecho, en términos reales, el gobierno de López Onrador destina un 26 por ciento menos que el presupuesto federal del año 2010 a la educación para los adultos, afectando con ello a casi una tercera parte de los mexicanos mayores de 15 años.

Cincelada: en 28 meses de huelga, los trabajadores de Notimex (mayoritariamente mujeres) han sufrido la cerrazón patronal e incontables aguaceros. Todo el apoyo.

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