jueves 28 marzo 2024

El regreso y la inevitable incertidumbre

por Javier Solórzano

Cualquier proyecto o propuesta en estos tiempos está supeditado de manera absoluta a lo que pasa con el Covid-19.

No hay forma de poder resolver muchos de los problemas que tenemos en el aquí y ahora. Lo que se está haciendo es buscar salidas con dosis de ingenio, creatividad y paciencia.

El regreso a clases está en medio de todo esto. No se puede parar el proceso escolar, pero echarlo a andar conlleva inquietantes riesgos. Presumimos que en la SEP han asumido que lo que hagan o dejen de hacer será motivo de crítica, pero lo que no pueden por ningún razón soslayar es poner por delante la seguridad y la salud de la comunidad escolar; la SEP ha sido coherente en ello.

Uno de los problemas que enfrentará el regreso a clases está paradójicamente en la información que se da a conocer sobre el Covid-19. La SEP ha refrendado que el regreso a clases presenciales depende de la información que dan a conocer el Consejo de Salubridad y el afamado vocero, lo que debiera obligar a que terminen de una vez por todas las contradicciones informativas.

El proyecto presentado para el regreso a clases va a enfrentar evidentemente dificultades. Insistimos que todo se va definiendo en función de la evolución  de la pandemia, la cual no cede. No hay manera de diseñar el futuro, porque todo se define en lo inmediato.

Acorde a las circunstancias, la SEP ha dado un buen paso. Logró que la intocable televisión privada se uniera al proyecto lo que reditúa en una cobertura significativa en todo el país, tomando en cuenta que más del 94% de los hogares tiene televisión a lo que hay que agregar que el 60% de la población tiene televisión de paga en donde lo que más se ve es Televisa, estando atrás TV Azteca y más atrás Imagen.

Esperemos que no pase aquello de que lo que aprenden los alumnos lo desaprendan por la programación de la televisión privada.

El gran reto es traducir el lenguaje de un aula a la televisión. Los proyectos en esta materia están siendo cada vez más efectivos en buena medida por la cultura digital de las nuevas generaciones. Sin embargo, el proceso de enseñanza-aprendizaje se desarrolla y establece bajo una serie de parámetros en donde no olvidar que el maestro es eje fundamental para que los estudiantes encuentren sentido a lo que van aprendiendo por lo que es imprescindible la retroalimentación.

Los profesores tendrán que seguir aprendiendo nuevas metodologías de enseñanza porque enfrentan un hecho incuestionable, la niñez es parte de una generación de redes y nuevas tecnologías a las que han convertido en su código y mecanismo de comunicación.

Otro elemento a atender son los padres de familia. Su acompañamiento en el proceso es importante,  estamos construyendo nuevas formas de entender y responsabilizarnos de la educación, porque la pandemia ha obligado a que los padres estén cerca de sus hijos en la impartición de clases.

Sin embargo, el proceso no puede tenerlos sistemáticamente junto a sus hijos por razones obvias, empezando por los deberes y trabajos en las familias. No es fácil resolver esta disyuntiva, porque mientras el proceso educativo continúe siendo virtual las clases se tomarán en las viviendas en medio de la vida en familia.

Muchos elementos del proceso estarán en los terrenos de la contracorriente y hay que asumir que habrá que lidiar con ellos.

Otro de los asuntos a atender es la deserción escolar. Entre los problemas económicos que están enfrentando las familias y las dificultades que los estudiantes puedan tener para tomar clases, la deserción puede ser un fantasma lamentable en la vida de millones de ellos.

Se va vislumbrando el regreso, el cual tiene una inevitable dosis de incertidumbre.

RESQUICIOS.

Como si es importante acabar con las cabezas de los cárteles, la detención de El Marro debiera permitir a las autoridades desarticular del todo a su exorganización. El caos en el que pudieran estar es lo que permite la gran oportunidad.


Este artículo fue publicado en La Razón el 4 de agosto de 2020, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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