jueves 28 marzo 2024

El PRI, los medios y los fines

por Mariana Moguel Robles

Todos, en algún momento, hemos escuchado la frase: “El fin justifica los medios”. Hay diversas teorías sobre su autor, por mencionar algunas: se dice que es de Nicolás Maquiavelo y que está contenida en su obra El Príncipe, publicada en 1532. Hay también quien la atribuye a Hermmann Busenbaum, teólogo alemán, y que está contenida en su obra Medulla theologiae moralis, donde aparece como: Cuando el fin es lícito, también lo son los medios; otros historiadores afirman que es una frase de Napoleón Bonaparte.

Lo cierto es que esta cita ha servido como justificación, en algunos casos, para la comisión de atrocidades, la traición a los ideales y a las personas, en fin, justificación de la barbarie. 

El domingo pasado, 5 de junio, se llevaron a cabo las elecciones para gobernador en seis entidades: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Tamaulipas, Oaxaca y Quintana Roo. Esto despertó, en ciertos estados donde la competencia era más cerrada, la disposición ciudadana de salir a votar. En otros, los que ya estaban más que definidos en favor del partido del presidente, fue mayor la abstención. 

Los resultados han generado las más diversas opiniones. Se sabe que el partido oficial ganó las gubernaturas de Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas; por su parte, la Alianza del PAN, PRI y PRD gobernará Aguascalientes y Durango. 

En los casos de Hidalgo y Oaxaca, todavía gobernados por el PRI hasta que se oficialicen los resultados y se entregue la estafeta de mando a Morena, queda el sentimiento de entrega anticipada, de parte de los aún gobernadores, al partido oficial; algunos mal pensados lo creen deliberado; lo cierto es que no se trata de matemáticas complejas. Otros opinan que la estrategia del gobierno de acoger conversos está dando excelentes resultados; los premios en especie para priistas renegados, a cambio de embajadas, ha probado su efectividad, máxime si incluyen un borrón y cuenta nueva; es decir, es la muestra tangible de la consolidación de la estrategia morenista de adopción, bautismo y habilitación de cuadros del oficialismo conformada por priistas añejos.

En este sentido, la presencia del PRI en el mapa nacional tiene en estos momentos los números más bajos desde que era el Partido Nacional Revolucionario. Sólo en 2021 perdió ocho gubernaturas. Las elecciones del domingo, aunque para algunos, en términos prácticos, hayan demostrado la efectividad de la alianza, el PRI continúa en medio de cuestionamientos sobre su papel como figura de primer orden en la vida política nacional. Y no se trata de culpar al pasado, como ya se ha hecho costumbre en la vida política nacional; cada vez se desdibuja más el tricolor.

La victoria, en dos de seis estados, obtenida por la oposición (PRI-PAN-PRD) en las elecciones del domingo pasado puede aprovecharse como un nuevo punto de partida para la reformulación del propio PRI, de cara a la elección presidencial de 2024. Tras la victoria en Aguascalientes y Durango, el optimismo deberá ser aprovechado por la oposición, y no malinterpretado como el gran logro que permita dormir en los laureles. Recordemos que ambos estados ya eran gobernados por el Partido Acción Nacional; esto nos da una idea de la necesidad de revisar y reformular estrategias en los estados donde aún gobierna la oposición para resistir los embates cada vez más intensos de la maquinaria oficial.

Estamos ante un escenario donde Saturno no devora a su hijo, hoy está tocando a Saturno ser devorado por su hijo. Todas las señales indican que es momento de que el PRI comience a repensarse, a reformularse ante los retos actuales y los venideros de la política nacional. 

Es de todos sabido que, en sólo tres años, el PRI perdió diez gubernaturas. Y que en este tiempo se ha suscitado un éxodo de conversos de otros partidos hacia Morena, muchos de ellos priistas con militancia añeja hoy gobiernan diversas entidades bajo el aura guinda. Esto debe regocijar a quien desde la cúpula del poder tiene especialidad en cambiar de camiseta si la ocasión lo amerita. 

Muchas preguntas quedan en el aire, dos de ellas: de seguir así, ¿estamos siendo testigos del canibalismo del PRI por sus propios hijos para beneficio de Morena? Pese a la turbulencia, ¿es posible plantear un nuevo rumbo con un nuevo mando? 

En 2023 se elegirá gobernador o gobernadora en Coahuila y el Estado de México, bastiones del Partido Revolucionario Institucional. La militancia que continúa fiel a los principios del tricolor se mantiene expectante. 

De un tiempo a la fecha, el único que ha justificado los medios para conseguir sus fines es el partido oficial. Lo demás es política ficción, como diría el clásico.

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