jueves 28 marzo 2024

El Padrino y la 4T

por Gerardo Flores Ramírez

El desliz que tuvo el presidente López Obrador el viernes pasado en la conferencia mañanera que sostuvo en Colima, que para algunos quizá sea solo un traspie cultural, nos muestra con perfecta nitidez que estamos ante un personaje que para articular su prédica frente a la masa, no tiene el menor pudor de distorsionar una referencia literaria conocida mundialmente, para machacar su estrategia de descalificar, denostar o culpar a todos aquellos que denomina “los neoliberales” o conservadores.

Como ya es de todos conocido, el presidente cometió tremenda pifia al referirse a la novela “El Padrino”, de Mario Puzo, cuando para criticar a quienes han ido a estudiar al extranjero, particularmente Economía, afirmó  “y nada de que se requiere especialidad, o sea como el asunto de los que van a estudiar al extranjero, (sic) el hijo del Padrino según la novela de Puzo, de Mario Puzo, este (sic), estudió en el extranjero, lo mandaba el Padrino (sic), a que estudiara y así, este (sic), los que más daño le han hecho al país son los que supuestamente tienen más conocimiento sobre el manejo de la economía”. O sea, lo que el presidente trata de transmitirle a los mexicanos es que estudiar en el extranjero emula las prácticas de los mafiosos.

No voy a ahondar en los aspectos positivos de estudiar en el extranjero, porque no es necesario argumentar sobre una práctica que muchas sociedades han utilizado desde hace mucho tiempo. Lo que me preocupa es esa intención de hacerle creer a los mexicanos que lo que viene de fuera, no es bueno para México, así sean productos, servicios o incluso, conocimiento. No faltará quien pretenda alegar que el presidente ve con buenos ojos el intercambio con el exterior, al grado de que es el promotor número uno del T-MEC. Yo les diría que no se dejen engañar, que esa postura se debe a que en su visión, es uno de los instrumentos que podrá ayudar a México a levantarse rápidamente de la crisis en que se sumergió la economía mexicana como consecuencia del confirnamiento que provocó el Covid-19, pero también como consecuencia de las malas señales a la inversión y los tropiezos de la 4T para instrumentar políticas públicas serias y en forma oportuna.

Sin embargo, paralelamente, observamos el afán de su gobierno por frenar la presencia de empresas extranjeras en el ramo eléctrico; la obsesión de construir una refinería para según no depender del extranjero, aunque la lógica económica nos indique que saldría mucho más barato aprovechar la capacidad instalada en el exterior; y diversos ejemplos que le hemos escuchado de cómo se hacían antes las cosas, sobre todo en aquellos años cuando la economía mexicana estaba prácticamente cerrada. En este contexto se inscribe también el cierre indiscriminado de todas las oficinas de ProMéxico, porque según el presidente, ningún país tiene un despliegue de oficinas en el exterior de ese tipo, al grado de afirmar que no hay un ProAlemania o un ProFrancia, cosa que en este espacio desmentimos hace muchos meses; o incluso, la apatía o desprecio del presidente por realizar giras al exterior.

En fin, no nos sorprendamos si a partir del próximo año empezamos a ver una posición cada vez más marcada hacia un mayor aislamiento de nuestro país, y bueno, con ello hacia un crecimiento económico más mediocre y menos sueños cumplidos para millones de mexicanos.


Este artículo fue publicado en El Economista el 21 de julio de 2020, agradecemos a Gerardo Flores Ramírez su autorización para publicarlo en nuestra página.

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