viernes 19 abril 2024

El informe y el complicado futuro

por Gerardo Flores Ramírez

El mensaje que dirigió el domingo pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador fue, como lo han sido siempre los informes de los presidentes en turno, clave para tratar de entender o darnos una idea de lo que viene en el futuro cercano para México. Lo primero que debe resaltarse es esta nueva obsesión del presidente de descalificar la aspiración de buscar el crecimiento económico de un país, para destacar que lo que verdaderamente importa es el desarrollo. Como si lo segundo pudiera darse sin lo primero.

De la parte del discurso relacionada con la macroeconomía y el desempeño de los mercados, sobresale que el presidente haya reconocido que se está creciendo poco, aunque aprovechó para presumir que no hay recesión. Es decir, lejos de celebrar que se mejoró el desempeño de la economía, ahora tenemos que conformarnos con el espejismo de que no hay recesión. Lo que resulta paradójico si tomamos en cuenta que la economía con la que estamos estrechamente vinculados, la de Estados Unidos, cerró el 2018 con una tasa de crecimiento de 2.5% y en 2019 apunta a que crecerá a cerca de 2.2%, lo que significa que México no ha podido aprovechar esta etapa de expansión de la economía de EU, que por cierto, está llegando a su fin. Así que más adelante, si con la economía de EU creciendo no pudimos crecer a una tasa razonable, qué podemos esperar cuando entre en fase recesiva, que se espera pueda ocurrir en el 2021, en pleno contexto electoral en México.

Es evidente que para este primer acto de rendición de cuentas formal, el presidente no tenía a la mano logros importantes que presumir o destacar. Tan es así que tuvo que recurrir a describir como un logro que en el segundo trimestre de este año se logró un superávit en cuenta corriente de 5,143 millones de dólares, al que calificó como el mayor desde 1980.

El problema de tener un superávit en cuenta corriente es que ello equivale a que los mexicanos estamos invirtiendo menos de lo que ahorramos. Así que el resultado superavitario de la cuenta corriente en el segundo trimestre en realidad nos está hablando de un menor grado de confianza de los inversionistas para destinar recursos a nuevos proyectos, lo que invariablemente se reflejará en una menor expansión de la economía en los siguientes trimestres.

Por ello, no sorprende que los especialistas del sector privado encuestados por el Banco de México hayan vuelto a ajustar a la baja su estimación de la tasa de crecimiento de la economía mexicana para todo el 2019 a sólo 0.5%, según lo reportó el banco central ayer, que difundió la encuesta correspondiente a agosto.

No sorprende que el presidente recurra a destacar logros que resulta muy complicado verificar. Por ejemplo, cuando reconoció el poco crecimiento, destacó a cambio que ahora hay una menos injusta distribución del ingreso y que hay más desarrollo. A primera vista, dado que son variables cuya materialización tiende a observarse en plazos más largos, resulta muy difícil poder sostener esa afirmación, sobre todo, si no se aportan datos concretos para demostrarlo.

Un detalle que no debe pasar desapercibido es que a la refinería de Dos Bocas, el presidente destinó solamente 12 segundos, sin entrar en detalles de los avances o posibles tiempos y costos, así como los beneficios, cosa que sí hizo en algunos otros casos. Por ejemplo, al proyecto de CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos dedicó 41 segundos, más de 3 veces lo que destinó al tema de Dos Bocas. ¿Será que el presidente está cada vez menos entusiasmado por ese proyecto que apunta a que será un verdadero dolor de cabeza para su administración?

Una cosa es segura, aunque el presidente se quiso mostrar optimista, es evidente que sabe que se vienen tiempos muy complicados.


Este artículo fue publicado en El Economista el 3 de septiembre de 2019, agradecemos a Gerardo Flores Ramírez su autorización para publicarlo en nuestra página.

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