miércoles 17 abril 2024

El estandopero López o imagina tú el refrán

por etcétera

Me calmo un poco. Porque, bien visto y pensado, López Obrador no da miedo. Más bien provoca mucha risa. Nomás no me lo puedo tomar en serio para nada.

Le busco y por ningún lado le encuentro la tragedia y el apocalipsis, porque por todos lados lo traicionan la comedia y el espectáculo. Es muy chistoso.

Su imagen en los medios no impone mucho respeto que digamos, y en cuanto abre la boca y habla se convierte en un tremendo cómico. Olvídense de Cantinflas y Chespirito, López Obrador es el mejor estandopero del momento. El más importante retador para Samy, el patiño de Derbez.

Ya no lo puedo ver o imaginar como Hugo Chávez o Evo Morales, ¿se lo imaginan con boina roja y uniforme militar azul celeste? Ya en tal caso, lo encuentro más próximo a Vicente Fox y Luis Echeverría. Mucho sombrerazo, mucha balandronada, mucha cacayaca y mucha condena moralina, pero siempre termina contradiciéndose y no diciendo nada. Por eso lo han llenado de exégetas. No habla lento ni torpe, sólo habla chistoso.

Sí, así es. Su paralelo con Vicente Fox es impresionante. Deja pensar que realmente lo ha estudiado, a ratos hasta como que le quiere imitar la voz y las poses. Los dos hablan sin mucho pensar y tratan de callar al otro sin escucharlo. Los dos hacen oídos sordos a las críticas y buscan en las paradojas sin fondo la mejor respuesta a la oposición: “¿Por qué yo?”, “Haré una consulta”.

Ahora con el panfleto titulado Pejenomics, López Obrador ha manifestado toda su vena cómica, junto con sus infinitas limitaciones como auténtico candidato a la presidencia. Desde que ese folleto ideológico no lo escribió él, hasta que todo lo allí propuesto se lo atribuyen sólo a él y no al partido ni a sus integrantes, mucho menos a las funciones de los otros poderes y el mercado.

Ya Raúl Trejo Delarbre hizo notar lo reaccionario y conservador del término “Pejenomics”, un reflejo de las “Reaganomics” del Ronald Reagan neoliberal y anti-estatalista, chistosa contradicción aparente en el discurso amloista. También Trejo Delarbre ha hecho notar que es un discurso propagandístico que ignora por completo a los trabajadores y a los pobres (sí, así es, ignora por completo a los trabajadores y a los pobres).

Con voluntad corporativa y no de integrar de partido, porque nada más se habla de cosas de empresarios para los empresarios despistados con los enredos de amlo. Aunque no les propone nada claro, pues son muchas “buenas intenciones” y “obviedades”, sin decir para nada los “cómo” conseguirá volverlas realidad. Pura demagogia. Demasiada mito-teología del culto a la personalidad de un “amlo” que todo lo puede porque sí. Mucho de que reír, nada en que pensar.

Gran carcajada arranca la contradicción esencial de esta ideología “soñadora” de amlo busca votos a como sea, el hecho extraño de que se acepte el mercado libre y al mismo tiempo se quiera regular el mercado, un acto mágico que quiso practicar el PRI cuando produjo todo lo que ahora tanto le criticamos. Pero no se olvide entonces que López Obrador es un ex-priísta que critica al PRI actual para hacerlo regresar al PRI de sus sueños de los años setenta del siglo pasado.

Ya para tratar de descifrar más a fondo la santa vena cómica del absurdo de Pejenomics, les recomiendo leer completa la crítica que hace Arturo Damm en “Pejenomics, preguntas sin respuesta”, publicado en el sitio Asuntos Capitales.

(Aquí pueden encontrar la liga: <http://www.asuntoscapitales.com/articulo.asp?ida=8936&utm_source=feedburner&utm_medium=twitter&utm_campaign=Feed%3A+AsuntosCapitales+%28Asuntos+Capitales%29>.)

Por último, lo que me hizo desternillar de risa en Pejenomics es el momento donde la ingenuidad de los sueños guajiros de AMLOCO y sus exégetas le llevan a considerar que PIB y presupuesto de gobierno son la misma cosa, porque este desliz fantástico permitiría entender que, en pos de alcanzar sus inalcanzables sueños guajiros de siempre, los populistas de Morena, o sea, López Obrador y familia, nos van a “jinetear” el dinero a todos. Ja, ja.

Ni modo, hoy día el mejor estandopero de México es Andrés Manuel López Obrador. Esto hace esperar grandes momentos de comicidad sin límite de su presentación en el segundo debate, donde habiendo ya dicho todo lo que viene diciendo siempre, sólo podrá agregar risas y más risas a su idea loca de ser presidente de verdad. Bien puede ganarse una serie en Nétflx y llenos completos en sus estandop de aquí a lo que supongo será su tercera derrota en las urnas, porque como político serio no muestra tener nada serio. Je, je, jejej.

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