jueves 18 abril 2024

El ejército de las percepciones en las redes sociales

por Luis Antonio García Chávez

La elección de 2012 parecía un paseo. Los sondeos daban una muy amplia ventaja a Enrique Peña Nieto sobre el resto de los contendientes. Por un lado se presentaba la figura desgastada de Andrés Manuel López Obrador, quien contaba en la mayoría de los sondeos con altos índices de percepción negativa y por otro tenía enfrente a Josefina Vázquez Mota, quien contaba con la carga de un sexenio del que había formado parte con un incremento sustancial en la violencia y atrapado en la mayor crisis económica mundial de los últimos tiempos, generando decepción y hartazgo en buena parte del electorado.

Peña Nieto se había construido a partir de la imagen, un político de escenarios, de televisión, artificial pero eficaz para una democracia poco madura. Insisto, parecía un paseo, el paso del tiempo que permitiera confirmar las tendencias.

De pronto, Peña Nieto decide acudir a la Universidad Iberoamericana como parte de su campaña y es increpado por la violenta represión a los miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco.

Acostumbrado al guion y a la escenografía controlada, Peña Nieto no supo reaccionar. Primero se escondió en los baños de la Ibero, salió por una ruta alterna y finalmente acusó a quienes lo increparon de haber sido enviados para entorpecer su acto. La respuesta llegó mediante un video donde, credenciales en mano, se identificaban 131 estudiantes de la Ibero como participantes de la protesta y surgió, en solidaridad a ellos, el paradigmático movimiento #YoSoy132, como una forma de sumarse a estos 131 jóvenes que daban la cara al candidato priísta.

Ahí comenzó un declive muy importante de la candidatura de Peña, tendencia que, de haber durado más la campaña o haber tenido enfrente contendientes que pudieran capitalizarlo mejor, probablemente lo hubieran llevado a la derrota.

Sin lograr que este empuje le fuera suficiente para ganar, no cabe duda que el mayor beneficiario fue Andrés Manuel López Obrador. Esto le permitió entender de manera temprana la importancia de las redes sociales para los procesos políticos presentes y futuros y destinar buena parte de su estrategia y empeños (seguramente también recursos económicos no reportados) a su crecimiento en estas plataformas.

Lo ha hecho como nadie más y ha sabido cosechar victorias en ese rubro. Nadie puede negar hoy que el político que tiene mayor presencia y cobertura en redes es el tabasqueño.

Pero si bien es cierto que hay una presencia innegable, con seguidores reales, de carne y hueso, que se aprestan veloces a compartir las propuestas o proclamas de Andrés o a defenderlo, incluso en muchas ocasiones de manera visceral y ofensiva, de cualquier cuestionamiento, también lo es que Andrés ha creado, y es notorio, una maquinaria bien engrasada que se encarga de saturar en muchos casos las redes sociales a partir de cuentas fantasmas, bots y otros elementos que le permiten tener resonancia pero que no soportan un análisis minucioso.

Este tipo de prácticas le permiten generar “trending tópics”, posicionar temas, linchar públicamente a quienes lo cuestionan y dar una percepción de uniformidad en el espacio de redes, en torno a Andrés, que no es compatible con la realidad.

Pongamos a título de ejemplo el día de ayer.

El periódico Reforma publica un sondeo aplicado a “las 15 universidades públicas y privadas más importantes de la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara”, según ellos mismos lo presentaron.

En este ejercicio, Ricardo Anaya tenía 45% de intención de voto contra 21% de Andrés Manuel López Obrador, 16% de José Antonio Meade, 10% de Margarita Zavala, 1% de otras respuestas y 7% que decidieron no responder.

Por primera vez en este proceso electoral, un sondeo, de un sector específico, hay que decirlo, ponía a algún otro candidato por encima de López Obrador. Ante ello surgió la incongruencia, la intolerancia y la reacción inmediata.

Incongruencia porque, después de años de basar la idea de que Obrador es invencible sobre la base de los resultados de encuestas y sondeos, al primero que no les da ventaja vino una ola clásica de descalificaciones.

Intolerancia porque, en estas descalificaciones, demostraron de nuevo los ataques virulentos a quienes compartían el sondeo en redes sociales así como a los autores del mismo. Nuevamente las teorías conspiracionistas del “compló”. Para ellos no es concebible que en un ejercicio demoscópico un sector no los vea mayoritariamente como la opción. Incluso no cabe en ellos la posibilidad de que el sondeo pudiera tener, en todo caso, errores metodológicos de buena fe, en caso de no ser acertado, por supuesto que todo obedece a un plan superior para atacar a su candidato. Así ven el mundo.

Y ante estos dos factores vino la reacción inmediata, pero también, diría yo, la sobre reacción.

En ese sentido hay que reconocer la capacidad de reacción del war room (existe incluso la versión de que hay más de uno) del candidato de MORENA. De inmediato quisieron combatir la nota y, aparte de descalificarla, generar esa visión de uniformidad en torno a Andrés Manuel a través de la herramienta de las redes sociales.

Particularmente en Twitter, generaron el hash tag #UniversitariosConAMLO, que arrasó la red. Por fortuna hoy las estrategias digitales dejan constancia con otras herramientas que permiten su análisis profundo.

El twittero Leo García (@leogarciamx) realizó un análisis de dicha tendencia, mismo que valdría la pena que los lectores consulten en su timeline de Twitter, pues arroja datos, con gráficas, reveladores sobre el tema.

Por ejemplo, de manera resumida, nos dice que tomó un muestreo, nada pequeño, de 88,618 tweets, los cuales fueron hechos por 14,982 cuentas de usuarios entre las 12:31 pm y 9:01 pm con los siguientes resultados.

De dicha muestra 9.31% son tweets y 90.69% son retweets. Es decir, menos del 10% fue contenido generado y más del 90% fue amplificación del mismo. Del cien por ciento de la muestra, incluidos tweets y retweets 10.67% fueron realizados por cuentas con 25 seguidores o menos; 2.98% con cuentas que siguen a 25 seguidores o menos; 3.10% realizados por cuentas que tienen menos de 100 tweets o retweets; pone ejemplos prácticos, como el de una cuenta con 26 tweets pero 23,363 seguidores (¡han de haber sido 26 tweets súper impactantes!).

De ahí vienen las cuentas con un gran número de seguidores que, voluntariamente o no, ayudaron a amplificar el efecto del HT, algunas como cuentas claramente afines a MORENA, otras con fines informativos y otras de ambos espectros. Ahí hace el siguiente listado, por número de seguidores que entraron a esta tendencia, en orden de mayor a menor: Pájaro político, Sin Embargo, Publímetro, John Ackerman, ADN Político, Forbes México, Radio Fórmula, Jenaro Villamil, Homero lo dijo, Dan Glover 1, Paco Ignacio Taibo II, Epigmenio Ibarra, Noisedox, Kikesma, Fernández Noroña, etc.

Como ven, sendos #UniversitariosConAMLO.

Posteriormente Leo García desglosa las cuentas más activas, cuentas claramente no reales con más de 200 retweets de la tendencia. En pocas palabras, generar ruido.

Los tweets con más retweets en el muestreo fueron el de Tatiana Clouthier, John Ackerman y en tercer lugar Luis Ángel Solano, quien inicio el HT. Evidentemente los dos primeros son Universitarios molestos porque Reforma no los consultó en su sondeo y se expresan a través de las redes, ajá… luego dos estudiantes más, Epigmenio Ibarra, un estudiante, Paco Ignacio Taibo II y así sigue…

Tenemos también RT de una misma cuenta a la misma hora, con minutos y segundos. Alguien tendría que explicar ese fenómeno físico, que además resultaba coincidente también con horas, minutos y segundos con otras decenas de cuentas. Si en las olimpiadas hubiera twitteo sincronizado, el oro estaría garantizado.

Insisto, vale la pena visitar la cuenta de @leogarciamx para verlo a profundidad, pero en resumen.

  1. Lo que vivimos ayer y seguramente hemos vivido en otros momentos de tendencias arrolladoras de MORENA no refleja forzosamente la realidad de las redes sociales sino la construcción de tendencias artificiales a partir de bots, que generan ruido, para construir percepciones que incidan en el imaginario colectivo.

  2. Nadie puede creer que usuarios espontáneos, al margen del o los cuartos de guerra de AMLO han generado esta infraestructura. En su sobre reacción MORENA quedó evidenciada y tendría mucho que aclarar.

  3. Esto implica una estrategia, a la larga, de muchos millones de pesos. No son usuarios espontáneos ni hackers solidarios. Ese gasto no se ha reportado a la autoridad electoral, por lo que debiera preocuparnos sobremanera su origen y constituye, de manera clara, un delito electoral.

La autoridad y el equipo del candidato debieran dar una explicación.

La sociedad tiene que ser vigilante. No sé cuántas horas tomó el análisis a Leo García pero se agradece. Eso construye ciudadanía y democracia. Grave sin embargo que se le tenga que hacer la tarea a la autoridad electoral que tiene infraestructura y recursos para ello.

Finalmente, al generar una percepción falsa, a los primeros que engaña es a sus seguidores reales que, con estos ejercicios, sinceramente creen que no hay manera de que sean derrotados si no es a través de un fraude. Lo anterior provoca tensiones innecesarias a la elección y presiones indebidas al proceso mismo.

Decía yo ayer en redes, recordando un poco lo que Andrés decía a Meade y dirigido a sus seguidores que festejaban esta tendencia artificial: “Ternuritas, ternuritas, se emocionan por una tendencia creada con maquinitas…” Por desgracia, más allá de la broma, si la realidad en un futuro cercano fuera diferente a la expectativa artificial México puede enfrentar un conflicto innecesario. Con honestidad y vigilancia podemos evitarlo.

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