viernes 29 marzo 2024

El discurso y los símbolos del bolsonarismo

por Rubén Aguilar Valenzuela

El pasado domingo los fieles de Jair Bolsonaro (São Pablo, 1955), que fuera presidente del Brasil (2019-2023), se tomaron en Brasilia la plaza de los Tres Poderes.

En su ataque al Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo contaron con el apoyo de la Policía Militar del gobierno del Distrito Federal a cargo de Anderson Torres, que fue ministro de Justicia en el gobierno anterior.

Al momento de los hechos se encontraba de vacaciones en Florida, donde ahora vive Bolsonaro. En Brasil, la Policía Militar depende de los gobernadores para el caso de Ibaneis Rocha, aliado de primera hora de Bolsonaro.

Cuando los asaltantes ya habían iniciado su operativo y se supo que Torres estaba en Florida, el todavía gobernador en ese momento lo destituye. Y graba un video donde pide disculpas a Lula.

El sábado el ministro de Justicia federal, Flavio Dino, avisó al gobernador que llegaba una nueva tanda de bolsonaristas para apoyar las protestas. No hizo nada.

El Tribunal Supremo suspendió al gobernador de su cargo por 90 días a quien acusa de connivencia con delincuentes que ya habían anunciado cometerían actos violentos contra los poderes constituidos.

Eduardo Heleno, politólogo y profesor del Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad Federal Fluminense (INEST-UFF), a propósito de la acción del domingo, ha hecho un análisis de los símbolos que utiliza la derecha bolsonarista.

En término del discurso Bolsonaro y sus fieles seguidores dicen defender la libertad y la democracia, pero en su voz dejan de ser bienes comunes, para pasar a ser instrumento del nuevo fascismo que ellos representan.

La demostración más clara de que rechazan la democracia es que no reconocen los resultados de la elección y tampoco aceptan la crítica y nada que los contradiga.

En ese marco se han apoderado de los símbolos de la República. La bandera de Brasil se ha convertido en símbolo de su partido.

Los uniformes de camuflaje, de uso exclusivo para las Fuerzas Armadas, de acuerdo a la ley brasileña, se han convertido en vestimenta oficial de estos fascistas.

El himno nacional para ellos no es símbolo de la comunidad nacional, sino afirmación moral de un grupo que excluye a los otros. Solo ellos son la nación.

En versión de Heleno, el bolsonarismo tiene los elementos propios de una secta: culto a la personalidad, estado de gracia que se expresa en el carisma, percepción de un entorno hostil, lectura religiosa extremista y la ilusión del acceso a la verdad.

El estrato social del bolsonarismo se caracteriza en lo general por ser blanco, pertenecer a los estratos medios altos, muchos son militares en activo o pertenecen a la reserva de las Fuerzas Armadas y de la policía.

Esto, dice el politólogo, da a los bolsonaristas la falsa sensación de omnipotencia y la percepción delirante de ser la reserva moral de la nación. No temen ser castigados porque para ellos la ley solo aplica a los demás.

En Brasil, la reacción de los otros poderes es ahora decisiva para contener a los fieles del bolsonarismo. La disyuntiva es clara: La república y la democracia brasileña se fortalecen o quedan a merced del nuevo fascismo creado por Bolsonaro. ¿Algún parecido con México?

Twitter: @RubenAguilar 

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