La función de demanda o elección de compra de un bien o servicio depende del precio, calidad, accesibilidad, así como de la sustituibilidad con sus alternativas, entre otros factores. A la vez, la maximización del bienestar ante la elección realizada depende de manera importante de la abundancia y calidad de información para dicha elección del consumidor.
En el caso de la decisión para ofertas de telecomunicaciones, la portabilidad numérica (PN), procedimiento para conservar el número telefónico ante el cambio de operador, es una herramienta de empoderamiento de la elección de los consumidores, con el potencial de aproximarlos a un punto de maximización de su utilidad.
Hoy que nos hemos convertido en ciudadanos de las redes de telecomunicaciones, nuestros números fijo y móvil, así como nuestras cuentas de redes sociales y correo electrónico con sus correspondientes contraseñas son ya elementos identitarios fundamentales para personas, familias y empresas.
Desde el 2008, se regularizó el procedimiento de la obligación de realizar la PN para los operadores de telecomunicaciones en México, derecho que tenemos los usuarios para conservar nuestro número si decidimos migrar de operador, todo esto de manera gratuita, expedita y sin condicionamientos.
Una década de la portabilidad
A poco más de una década de su introducción en el mercado (julio de 2008), la PN ha librado de aprisionamientos regulatorios a los consumidores que buscan elegir al proveedor que consideren les ofrecen las mejores condiciones de cobertura, calidad y precio.
Adicionalmente, desde el 2015 se obliga a los operadores a realizar el proceso de migración en un máximo de 24 horas.
Desde su celeridad, los números portados registran una tenencia marcada al alza.
Es así que, hasta agosto del 2018, se han portado un acumulado de 79.2 millones de líneas totales, tanto fijas como móviles. Tan sólo en el 2018, se estima que este número alcance 22.5 millones, lo que representaría un crecimiento anual de 15.4 por ciento.
En el mercado móvil, el número de líneas que solicitaron su portabilidad fue de 5.4 millones, 34.9% de las desconexiones reportadas por los operadores durante el segundo trimestre del 2018 (2T18) y 18.1% más que el monto alcanzado durante el mismo periodo del 2017.
Estas cifras dan cuenta de la importancia que los consumidores asignan a la celeridad del procedimiento, tal que al agilizar su trámite se han detonado su conocimiento y preferencia de uso.
La PN constituye así un instrumento efectivo que, aunado a otras herramientas, empoderan al consumidor. Esta PN se suma a otros mecanismos como los comparadores de precios de telecomunicaciones, las mediciones de calidad de los servicios móviles, y los mapas de cobertura garantizada de los operadores móviles, propician una elección óptima sobre el operador de servicios fijos y móviles, entre varios más.
Amerita destacar los esfuerzos regulatorios y de las entidades de protección de los derechos de los consumidores en esta labor informativa y de empoderamiento del consumidor, como condiciones necesarias, pero no suficientes, para nivelar el terreno competitivo entre operadores.
Aún se requiere de la instrumentación efectiva de medidas regulatorias de balance del mercado como la compartición de infraestructura pasiva, cuyo propósito es alcanzar la “equivalencia de insumos” y consecuentemente posibilitan la replicabilidad técnica y económica de ofertas.
Esta compartición de infraestructura entre los operadores, además de ser el referido mecanismo de renivelación competitiva entre los operadores, garantiza en la práctica la óptima cobertura de señal para el consumidor.
Ante la ausencia de esta última condición, los consumidores distan de alcanzar el escenario de optimización de sus decisiones, cuya implicación es una merma en su utilidad individual que en el agregado constituyen el bienestar social.
Este artículo fue publicado en El Economista el 4 de octubre de 2018, agradecemos a Ernesto Piedras su autorización para publicarlo en nuestra página.
