viernes 29 marzo 2024

El avión

por Tere Vale

Una de las historias mas ridículas en la historia de este sexenio, y vaya que hay muchas, es y será el lamentable destino del desventurado avión presidencial. El tema mueve a risa, pero francamente es un asunto no solo ridículo sino grotesco.
Comencemos por decir lo que ya sabemos todos, que AMLO es un populista y que hará lo que sea por identificarse con el pueblo bueno y sabio, cualquier cosa que eso sea. Y según sus cálculos, despreciar un avión comprado en el sexenio de Calderón y viajar en turista en una aerolínea era algo fantástico para su imagen de hombre modesto y sencillo. Ya saben el no más trae 200 pesitos en la bolsa.

Y bueno, muchos se comieron el dulce envenenado y dijeron que el tal avión era muy lujoso, excesivo, que era más caro que el de Obama y que López hacia muy bien en mostrar su austeridad republicana comprándose sus boletitos y haciendo cola para abordar.

CIUDAD DE MÉXICO, 15SEPTIEMBRE2020.-. FOTO: GRACIELA LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

Muchos dijimos desde entonces que todo eso era falso. El nuevo jet que compró FC era el adecuado para transportar al presidente de la decimoquinta economía mundial, el que se tenia en esos años era de los tiempos de De la Madrid, o sea ya estaba viejito. Además, no era ni de lejos igual de costoso que los dos súper aviones que utilizaba entonces el presidente Obama y allá, como decía, tenían no uno sino dos. Pero… el primer mandatario mexicano quería que se viera que si él salía de viaje (cosa que al extranjero no le gusta nada) tendría que hacer escalas, llegar tarde a compromisos de Estado por vuelos demorados y otras vicisitudes que desde luego ponen en riesgo la imagen y la seguridad del presidente de nuestro país. Pues así fue la cosa, y aún sucedió mucho más, amigos.

Una vez tomada esta pésima decisión optó por enviar el avión a Los Angeles a ver si ahí se vendía, se pagó hangar, mantenimiento, etc., por muchos meses y no se vendió. Entonces pensó lo mejor era regresar al cándido avioncito a México y ponerlo en venta en las mañaneras. Por ahí aparecieron dos que tres lambiscones que no más por congraciarse con el jefe dijeron que lo iban a comprar, pero finalmente nada cuajó.

El siguiente evento desafortunado fue hacer una cena con los empresarios más prósperos de nuestro país y pedirles (o sacarles) dinero para “no rifarlo”. La cena que se sirvió con este propósito fue suculenta: tamales de chipilín y aguas frescas. ¿Cuánto se recaudó ahí? Nadie sabe, nadie supo ni sabrá, seguro es asunto también de seguridad nacional.

Siguiente desatino: el avión sorteado por la Lotería Nacional. Gritones, venta a fuerza de cachitos a empleados y funcionarios públicos, ceremonia de sorteo, más y más dinero, promesas de que usarían los recursos para medicamentos, para vacunas, en fin, mentira tras mentira y abuso tras abuso. Resultado: nadie recibió ningún premio ¿y el avión, apá? Pues volvió a ser almacenado.

Hace unos días, en la Mañanera, el presidente tuvo otra genial idea: alquilar el avión para fiestas de quince años, bodas, o viajes de regalo a empleados de empresas. Desde luego los responsables y organizadores de estos eventos serán los militares en su advocación OMAME, o sea la división Olmeca-Maya-Mexica. No pus si, éxito garantizado.

Me atrevería a sugerir que se alquile también el aeroplano para tener “amor en el aire”, como diría Rocío Dúrcal y Enrique Guzmán. Unas fiestecitas desmadrosas entre cuates con hartas chavas y chavos explotados sería (¿o será?) otra idea legendaria del habitante de Palacio. ¡No más eso nos falta!

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