martes 16 abril 2024

Dos Bocas: las líneas del desastre

por Julián Andrade

Con bombo y platillo nos anunciaron que tres de las mejores compañías concursarían para la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco.

Bechtel-Technit, Worley Pearsons-Jacobs y Technip-KDR ya no le entrarán a uno de los proyectos más relevantes de la cuarta transformación y no lo harán por la sencilla razón de que no salen las cuentas, ni en tiempo ni en dinero.

El gobierno está decidido  a invertir 8 mil millones de dólares y ellos, los constructores privados,  estimaban una inversión de alrededor de los 12 mil millones de dólares. La licitación quedó desierta porque no es viable y el capital privado no se va a arriesgar de esa forma.

En lugar de dar por concluido lo que a todas luces es un proyecto catastrófico, Pemex y la Secretaria de Energía ya están a cargo de la obra y más les vale tenerla a tiempo, en tres años y sin pasarse de los límites presupuestales establecidos.

Al igual que la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la construcción de Dos Bocas no está sustentada en estudios pertinentes y además va contra la lógica de las inversiones en todo el mundo.

Por ello, hay que ver el proyecto como uno de los rasgos del gobierno actual, no muy dispuesto a escuchar y ponderar análisis que se salgan de lo ya previsto y, por lo mismo, dispuesto a pagar muy altos costos económicos y políticos.

Imagen: Pemex

Es una obstinación que se va a medir en miles y miles de millones de dólares desperdiciados  y en afectaciones mayores a las burocracias, sacrificadas a nombre de construir las bolsas de inversión que requieren los planes estelares.

Barbara W. Tuchman escribió: “El autoengaño es un factor que desempaña un papel notable en el gobierno. Consiste en evaluar una situación de acuerdo con ideas fijas preconcebidas, mientras se pasan por alto o se rechazan todas las señales contrarias. Consiste en actuar de acuerdo al deseo, sin permitir que nos desvíen los hechos.”

Por ejemplo, no admitir que ya no se construyen refinerías porque no son rentables y que las innovaciones van hacía las energías limpias, donde el petróleo ya no es la opción.

La producción de crudo disminuyó en los últimos 18 años, y en 2017 se utilizó menos de la mitad de la capacidad instalada para la refinación de combustibles en las plantas que ya existen.

Por eso, la refinería de Dos Bocas será un elefante blanco que dejarán como problema para quien gobierne posteriormente.

También te puede interesar