martes 16 abril 2024

A dos años: pocos resultados, alta aprobación

por José Antonio Crespo

A dos años de gobierno, el presidente López Obrador sigue teniendo una elevada popularidad, de al menos 60%. Es cierto que otros presidentes tenían una aprobación semejante o incluso mayor a sus dos años de gobierno, pero la incógnita es por qué ocurre lo mismo ahora cuando el país enfrenta la mayor crisis sanitaria y económica en cien años. ¿Por qué no se ha desplomado la imagen del presidente en semejantes condiciones? La respuesta es compleja y combinada. Por un lado, la pandemia ni sus consecuencias económicas son responsabilidad directa del gobierno, sino un fenómeno mundial que afecta a numerosos países. Más aún, si el gobierno iba mal en el primer año, antes de la pandemia, ésta puede ayudar a paliar su responsabilidad en la mala situación en que ya nos hallábamos (si bien no era tan desastrosa como ahora, pues no es lo mismo decrecer 2% que 18% del PIB).

Desde luego que la responsabilidad gubernamental en medio de la crisis sí tiene que ver con sus respuestas en materia sanitaria y económica. Numerosos expertos en ambos temas consideran que el manejo del gobierno ha sido malo y que por eso tenemos números elevados de contagios y fallecidos, y que no se ve que vaya a superarse (hasta que lleguen las vacunas). Y también, que las medidas contra-cíclicas en materia económica no son las mejores, pues no ayudan a evitar el cierre de empresas (de todo tamaño) y la pérdida de empleos, por lo que consideran que la recuperación será muy lenta, pudiendo haber sido más rápida. Pero eso no está a la vista, sino que son proyecciones. Los incondicionales de López Obrador (que siguen siendo millones) prefieren creer en su discurso de que las cosas van bien, que están siendo controladas, que pronto saldremos del atolladero y que la economía se recupera rápidamente. En cambio, no atienden a lo que dicen los críticos y expertos, al considerarlos –como dice AMLO– como adversarios declarados que mienten e inventan datos para afectar al presidente, que son ideológicamente conservadores, que se beneficiaban de la corrupción y reaccionan a la afectación de sus ilegítimos intereses. Ante lo cual, no cabe para el devoto de López Obrador siquiera poner atención en lo que digan esos críticos y expertos. Quien considera que las cosas van bien, ¿por qué habría de valorar negativamente al presidente? Al contrario, se le premia con una buena calificación.

CIUDAD DE MÉXICO, 01DICIEMBRE2020.-  FOTO: GRACIELA LÓPEZ/CUARTOSCURO.COM

Pese a ello, las encuestas reflejan que una cosa es la aprobación general del presidente y otra la valoración que se hacen en diversos temas. Lo más valorado son los programas sociales, más por la intención que por los resultados (que no son muy conocidos), y en seguida la educación, que por lo visto la mayoría está conforme que sea manejada por el sindicato de maestros (o su rama más radical, la CNTE). También se aprecia el combate a la corrupción (aunque hasta ahora sea más retórico que real). Pero en los demás temas, la calificación empieza a descender, pues son más quien los reprueban; salud, seguridad, economía y lucha contra el narcotráfico. ¿Por qué entonces se mantiene alta la aprobación presidencial? Se valoran las buenas intenciones más que los resultados concretos. Así, por ejemplo, 60% aquilata la honestidad del presidente, y 50% su liderazgo pero sólo 37% considera que es capaz de arrojar buenos resultados (El Financiero). También, se cree que la responsabilidad de esos déficits no recae en el presidente, sino en otros actores o circunstancias (como la pandemia) que escapan al control presidencial.

Finalmente, muchos de los seguidores de López Obrador mantienen la esperanza de que los hasta ahora insuficientes resultados se deben al poco tiempo (relativo) que lleva el gobierno, pero que más adelante se empezaran a ver los frutos del esfuerzo y los cambios desplegados por el presidente. Así, no hay motivo aún para calificar mal al presidente. Desde luego, en la medida que con el tiempo no se vean los resultados esperados, entonces sí podría descender la popularidad presidencial (como ha ocurrido con todos los presidentes), pero ahora lo importante es que la popularidad actual se refleje en votos favorables a Morena el año que viene. Y los datos actuales sugieren que así será.

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