jueves 28 marzo 2024

Diálogo roto

por Armando Reyes Vigueras

Se piensa que las redes sociales, la conferencia de prensa mañanera, los medios de comunicación, entre otros, son canales para establecer un diálogo entre los miembros de nuestra sociedad. Esta idea idílica está muy lejana de lo que en verdad es nuestra realidad, pues lo que vemos son pequeños guetos en los cuales sólo se reúnen quienes comparten ciertas ideas y fobias hacia los demás. Somos un país de diálogo roto.

Un solo sentido

Nos debemos hacer una pregunta: ¿realmente hay un diálogo en nuestra sociedad? Me refiero a la posibilidad de que, aunque no sea de manera presencial o directa, se establezca una comunicación entre distintos actores para debatir propuestas o ideas que nos interesan a todos.

Esos tiempos en los que un columnista o articulista publicaba un texto, que era respondido en otro medio o debatido incluso en radio y televisión, parece que han quedado muy lejanos.

medium.com/

Hoy, tenemos una gran cantidad de artículos, análisis y columnas que parece no merecen la atención ni de los aludidos.

El presidente López Obrador, en una de sus conferencias mañaneras, se refirió –en su intento de fijar la idea de que es el mandatario más atacado desde Madero por la prensa–, a la cantidad de columnas y artículos que tienen menciones negativas a su gobierno, porcentaje que es mayoritario pues, como él mismo reconoció, sólo un puñado de medios escriben de manera positiva acerca de su administración.

Pero lo curioso de esto, es que los medios que le son afines poco se ocupan de contrastar la información y recurren a recursos propios de la propaganda para tratar de equilibrar este panorama.

Si Reforma o El Universal le dan portada a las críticas por la manera en que se está llevando el proceso de vacunación, en la mañanera se dirá que hay “otros datos” –aunque nunca se difundan–, El Soberano publicará en su portada el gran éxito de lo que se ha hecho para contener la pandemia y en la Octava se hablará de lo mal que se atendía la salud de los mexicanos en el sexenio de Calderón por llevar la guerra contra las drogas.

Pero esto no es un ejemplo de diálogo, sino de difusión para audiencias cautivas que sólo buscan escuchar información que coincida con sus puntos de vista.

Las redes sociales muestran a diario como esto se magnifica hasta la creación de comunidades en las cuales se predica para creyentes.

Con la posibilidad de silenciar o bloquear a otros usuarios, uno puede filtrar los comentarios de aquellos que no compartan nuestras opiniones o creencias, para que de esta forma lo que se reciba sea constante con lo que pensamos.

Así, conocer otras formas de pensamiento o información distinta a la que estamos acostumbrados a recibir, queda cancelado con esta actitud.

Lo que no notan quienes buscan difundir sus creencias –pues, antes que nada, lo importante es darlas a conocer, no compartir o dialogar–, es que recurren a lo mismo que sus adversarios.

De un lado, una usuaria de redes sociales alerta del intento de tomar Palacio Nacional en el marco de las marchas y protestas en el Día Internacional de la Mujer –diciendo que tiene fuentes confiables que no identifica–, en tanto que del otro se recicla una denuncia de 2018 sobre una supuesta propaganda usada por Morena para las elecciones.

Los comentarios en el chat de YouTube de la conferencia mañanera, muestran una mezcla de bendiciones y felicitaciones por lo bien que está trabajando el presidente con reclamos e insultos por los errores que ha cometido.

¿En verdad es tan bueno su trabajo en la presidencia que hasta se debe agradecer a Dios por su presencia o es tan malo que merece reclamaciones constantes?

La conmemoración por el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y toda la carga emotiva que conlleva, nos dio más ejemplos de este diálogo roto, incluso días antes de que se cumpliera la fecha.

Una entrevista con una senadora panista, en la que se lamentó del poco interés del presidente por el tema de la violencia de género, recibió en Twitter la respuesta de una usuaria en la que aseguraba que las manifestantes eran las violentas, en tanto que otro usuario señaló que, aunque las mujeres sean más del 50% de la población, no representan ni el 5% del PIB. En ambos casos se trata de cuentas con cero seguidores.

Y es que en tanto se den insultos, se trate de responder sin haber leído el artículo o columna en cuestión o se busque provocar, el diálogo estará cada vez más lejano y en un país como el nuestro en el que la polarización es el pan nuestro de cada día y con una oposición reactiva que no sale de la agenda del presidente, me temo que no se podrán debatir o analizar los problemas que tenemos como país, pues lo importante es pelear por la manera en que se expresa el inquilino de Palacio Nacional o si las vallas son de paz, de represión, si los feminicidios son herencia del pasado neoliberal, si han aumentado con la 4T o buscar los tuits de hace años para demostrar que, una vez más, hay incongruencias en ciertos usuarios de redes.

Sin diálogo este país sólo será uno enfrentado consigo mismo y atascado en los mismos problemas de siempre.

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