miércoles 24 abril 2024

Un día como hoy ganó un tirano

por Orquídea Fong

Imagen: Forbes

Hace un año, Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones presidenciales luego de 18 años de campaña ininterrumpida y una “presidencia legítima”.

Hace un año nos encontrábamos dando cobertura periodística a la jornada electoral y hacia las 3 de la tarde de ese domingo recibimos información en el sentido de que la tendencia favorecía al morenista.

No fueron buenas noticias para quienes sabíamos que la gestión de López no sería positiva para el país.

Una vez confirmado su triunfo, muchos periodistas entendimos que nuestro deber era seguir realizando nuestra labor con todo ahínco, profesionalidad, entrega y sin miedo a nada.

Sin miedo a los nuevos poderosos. Sin miedo a los que nos espetaban “ya, perdieron, acéptenlo”, “relájense, ya ganamos”, “revistas como la de ustedes ya se van”.

Sin miedo a las amenazas que muchos de nosotros en el gremio recibimos.

Sin miedo a la sequía de publicidad oficial que a muchos medios amenazó con ahorcar y que, de hecho, terminó con cientos de colegas despedidos injustamente.

Decidimos que más que nunca, ante el peligro de una regresión autoritaria, que un año después es una realidad, nuestras armas eran nuestras palabras y nuestro teclado. Y aquí seguimos.

Decidimos que ante la avalancha que Morena y el nuevo gobierno significaban, la postura éticamente correcta era la de ser contrapeso del poder. Y en esa postura hemos perseverado, y los hechos nos han demostrado que, aunque modesta, es esperanzadora.

En los meses previos a su triunfo en las urnas (indiscutible e innegable, fue un triunfo real gracias en gran medida al trabajo impecable del INE, que eso no se olvide) muchos de nosotros estuvimos criticando sin descanso el actuar del candidato, que ya mostraba señales de convertirse en el tirano que ahora es.

Un año después la realidad ha sobrepasado nuestras previsiones. Del 2 de julio al 1 de diciembre del 2018, y del 1 de diciembre a este día han ocurrido cosas que nadie imaginó.

Los peores temores se vieron confirmados: desempleo masivo, inseguridad, violencia, violación abierta de la ley, endeudamiento público, inflación, violación a los derechos humanos, recortes presupuestales, compra de clientelas políticas, programas sociales desmantelados, militarización, un acuerdo migratorio humillante con los Estados Unidos, ataques a la prensa, ataques a la cultura, ahorcamiento de los medios públicos, nepotismo, influyentismo, quebrantamiento de la laicidad del Estado, opacidad en la información pública.

Todo ello, alentado por la actitud caciquil y pueblerina de Andrés Manuel López Obrador que ejerce el poder desde la soberbia, la ignorancia y la ineptitud. Y apoyado por los medios que se han rendido a él y los ejércitos de bots que impulsan tendencias favorables a él en redes sociales.  

Que el presidiente mostrara quién es desde el día uno ha tenido una ventaja: la farsa es innegable y el desencanto, el enojo y la sensación de haber sido traicionados (una vez más) priva entre muchos de quienes lo defendieron encendidamente durante la campaña.

No es momento de decir “se los dije”. Eso queda a la vista. Y no sirve ya de nada.

Es momento de seguir construyendo los contrapesos que pondrán coto al tirano. Aunque imperfecto, nuestro sistema judicial nos da un espacio para ello. Aunque debilitada, atacada y calumniada por el propio presidente, la prensa independiente tiene voz y la está usando.

Un día como hoy triunfó un tirano, engañando a muchas personas bienintencionadas. Y haciendo que triunfara un proyecto populista, revanchista y clientelar. No es un día para celebrar y a muchos el desaliento nos ronda.

Pero vamos a seguir. Que el 1 de julio del 2020 nos encuentre con una democracia fortalecida. Seamos contrapeso del poder.

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