viernes 19 abril 2024

Después de López-Dóriga

por Mariano Yberry

Esta noche, Joaquín López-Dóriga se despide del noticiario nocturno estelar de Televisa y con ello inicia una nueva etapa en la televisión mexicana de la que se tienen amplias expectativas relacionadas con la pluralidad de opiniones y el intercambio público.

 

López-Dóriga inició la conducción de dicha emisión hace 16 años, y el comienzo ya era histórico pues suplía la silla de Jacobo Zabludovsky (tras el breve paso de Guillermo Ortega), una figura mediática que más allá de la polémica que genera su persona, fue el pionero de los noticieros televisivos en México, por lo que la silla que había que llenar ya traía un gran peso consigo.

 

La carrera de “El Teacher” divide opiniones, desde las apologías exageradas hasta los insultos baratos, pero es entre esos matices donde se teje su salida y el porqué se vuelve relevante que abandoné el noticiero para, prácticamente, todos los medios de comunicación de México.

 

Más allá de quienes lo vayan a recordar por lo que hizo en la televisión, su enfrentamiento con el “Gober precioso” o su parodiada entrevista a Anthony Hopkins, la salida de López-Dóriga es el ejemplo claro de que algo cambió ya en la forma de hacer televisión, y es un cambio que se negó por mucho tiempo pero ahora es una realidad.

 

Con la entrada de la tercera cadena de televisión, no sólo se amplía la oferta noticiosa favoreciendo a nuestro crecimiento como nación democrática, sino que quedará claro que los medios masivos como la televisión ya no pueden seguir las mismas fórmulas como antes, no se pueden limitar a dar el resumen de noticias del día pues la información circula de una manera estrepitosa por las redes sociales y lo que a mediodía es noticia, en cuatro horas ya no.

 

Por ello se apuesta por dos periodistas que, más allá de si se coincide o no con su opinión, tienen experiencia radiofónica en generar la noticia algo que no se había visto (salvo honrrosas excepciones) en la televisión abierta.

 

Denisse Maerker y Ciro Gómez Leyva se pelearán el raiting nocturno, ambos con equipos acostumbrados no a reaccionar, sino a generar la nota en el momento, acostumbrados al desarrollo de reportajes, pero sobre todo, acostumbrados a un espacio abierto en el que pasan de un tema al otro y regresan casi a placer.

 

Este formato es mucho más complejo que el simple hecho de pararse frente a una cámara y leer el resumen de noticias, de entrevistar a los personajes sin dar la nota de ocho del día siguiente. Ése no es el estilo de los nuevos protagonistas.

 

Para ejemplo dos casos, uno más reciente que el otro. El 14 de abril de este año, Gómez Leyva presentó un video en su programa “Por la mañana” de Radio Fórmula (que tiene una señal de tele por Internet) en el que aparecían tres militares torturando a una mujer que presuntamente era delincuente. Y aunque minutos después la Sedena contestó, al día siguiente pasó algo que fue primera plana para los diarios del sábado 16 de abril: el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, pidió una disculpa pública.

 

El otro evento pasó apenas esta semana, este miércoles 17 de agosto. En su cuenta personal de Twitter, y como parte de una investigación, Denise Maerker publicó una foto en la que aparece la actriz Kate del Castillo en compañía de Alfredo Guzmán Salazar, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y que fue levantado la madrugada de este lunes en Puerto Vallarta. La foto apareció en todos los diarios de circulación nacional el jueves 18, y es innecesario explicar el contexto de por qué trasciende la imagen.

 

La apuesta de Maerker y Gómez Leyva, quienes ya han trabajado muy de cerca, es quitarle ese carácter obsoleto que a veces tiene la televisión ante el impacto y penetración de Internet y las redes sociales, para mover la agenda pública a un ritmo más rápido y con una penetración mucho más amplia a través de la televisión abierta.

 

No sólo es poner a una mujer al frente del noticiario más importante de la televisión mexicana (lo cual es festejable), no sólo es más competencia por una tercera cadena que, de entrada, ya cuenta con la estructura de Excélsior y con alianzas con The Huffington Post: se trata de adecuarse a los tiempos en los que un tuit, una imagen, una mala respuesta, deja muy atrás a los periódicos del día siguiente.

 

Y esa apuesta puede beneficiar a nuestro intercambio público pues se abandona un modelo acartonado que rápidamente se volvió obsoleto.

 

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