viernes 29 marzo 2024

Democracia amenazada

por Jesús Zambrano

 

Nuestra democracia está amenazada de muerte por y desde el gobierno. No exagero con esta frase. El signo distintivo de nuestra democracia es que vive bajo acoso gubernamental, amenazada de muerte desde adentro y en todos sus aspectos sustanciales que conllevan lo que pudiéramos considerar un sistema político democrático: pluralismo, tolerancia, libertad, igualdad y justicia.

Es mejor que le llamemos a las cosas por su nombre para asumir la gravedad del momento que estamos enfrentando: un escenario de crisis del sistema político democrático con el riesgo eminente de una regresión hacia el autoritarismo.

Como dirían dos prestigiados maestros de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblat, en su libro Cómo mueren las democracias: “La paradoja trágica de la senda electoral hacia el autoritarismo es que los asesinos de la democracia utilizan las propias instituciones de la democracia de manera gradual, sutil e incluso legal para liquidarla.”

Aguas de Gary /imágenes creativas de Getty

La corrupción, la inseguridad, la pobreza y la desigualdad, el saqueo de los recursos públicos y la entrega de bienes nacionales a privados y el descrédito de los partidos políticos identificados con “el sistema”, aunados al hartazgo de la gente, fueron un campo fértil para que prendiera el discurso populista de López Obrador y ganara la elección presidencial en 2018.

Además, hay que reconocer que, aunque habíamos avanzado en la consolidación de la democracia política y electoral, ésta no aparecía ante la gente como solucionadora de su consistente deteriorada calidad de vida. Una “democracia sin alma social” poco le dice a los más necesitados, diría el reconocido intelectual brasileño Emir Sader.

El populismo hoy hecho gobierno se ha montado en ese desencanto social frente a la democracia para concentrar el poder sin contrapesos y sin límites, desmantelando las instituciones democráticas y descalificando y amenazando a partidos políticos y gobernadores de oposición, al Poder Judicial, a los órganos autónomos y a líderes de opinión, consolidando un escenario de polarización y división, en un contexto de crisis de salubridad en el que era primordial mantener la unión social y actuar en conjunto.

Ante esta situación de inminente peligro que vive nuestro país fue que, desde el PRD, atendimos conscientemente el llamado a sumar esfuerzos y formar un amplio frente entre sociedad y partidos políticos para detener el deterioro democrático. Así nació Va por México, una alianza extraordinaria e inédita entre el PAN, PRI y PRD y que se fortalece con la participación y representación de importantes grupos de la sociedad civil organizada.

El pasado 6 de junio se dio el primer gran paso para detener este deterioro democrático ya que la Alianza Va por México logró despertar el deseo de participación y de cambio en la ciudadanía. Fueron 19 millones de mexicanas y mexicanos que vieron en ella una opción sólida para sacudirse el riesgo de una dictadura. Estos votos se tradujeron en 200 escaños para la presente legislatura de la Cámara de Diputados y en la conformación de un frente legislativo que actúa como un bloque de protección constitucional en el que las y los diputados de la Alianza se comprometen a restablecer los equilibrios de poder, reorientar la vida del país, fortalecer la democracia e impedir cualquier reforma constitucional que implique un retroceso democrático.

En respuesta a este nuevo escenario político, el populismo en el poder amplificó su discurso descalificador y amenazador. Con miras a las elecciones locales del próximo 5 de junio de 2022 en donde se renovarán las gubernaturas de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, entre otros cargos, existen al menos tres amenazas que debemos atacar lo antes posible:

1. Polarización: Desde que llegó al poder, el populista ha promovido un ambiente de polarización política y social. Actualmente existen en proceso dos eventos con los que busca incrementar el nivel de polarización: el primero, la tramposa consulta de revocación de mandato, cuya pregunta no fue invalidada por la SCJN; y la segunda, la reforma constitucional retrógrada en materia eléctrica, para la cual los legisladores de Morena no han demostrado flexibilidad para incorporar las propuestas de la oposición y de la ciudadanía que participa en el Parlamento Abierto.

2. Ataques a los órganos electorales: Los constantes y cada vez mayores ataques al Instituto Nacional Electoral (INE) son la expresión más clara de esta peligrosa pretensión de echar abajo al órgano electoral, al árbitro independiente que tanto trabajo nos costó construir y consolidar durante décadas y que gracias a la reforma política y electoral de 1996 logramos concretarlo como un organismo autónomo e independiente que ha sido garantía para hacer posibles las diversas alternancias políticas en la Presidencia de la República desde el año 2000, incluida la del 2018.

La semana pasada fuimos testigos de un capítulo más de esta ofensiva pública cuando el gobierno federal presentó su “plan de austeridad” para que el INE “eficientara” su gasto. Sin embargo, está la amenaza latente por parte del Ejecutivo de enviar una iniciativa de reforma constitucional en materia electoral para suprimir la autonomía del INE y volver al rancio régimen autoritario en donde las elecciones las organizaba el gobierno en turno. Además, pretende eliminar a los legisladores plurinominales de la Cámara de Diputados y del Senado de la República, lo cual incrementaría la sobrerrepresentación del grupo mayoritario en el Congreso y dejaría sin representación a las minorías.

Los constantes y cada vez mayores ataques a la autoridad electoral se deben a que este gobierno no quiere un árbitro imparcial, el populista quiere imponer su voluntad rumbo al 2024.

3. El crimen organizado: La intervención, consentida o pactada por el Gobierno Federal, del crimen organizado en el proceso electoral se ha constituido en el principal peligro para la democracia en México. En las elecciones pasadas, los dirigentes nacionales del PAN, PRI y PRD documentamos la intervención del crimen organizado y presentamos pruebas y acusaciones ante la OEA y ante el Tribunal Electoral el cual confirmó dicha intervención.

Es importante detener estas amenazas, es imperativo defender la democracia que, si bien puede ser calificada de incipiente, es resultado del esfuerzo de muchas décadas de lucha política, ha posibilitado las alternancias políticas y el pluralismo y no podemos permitirnos un retroceso. Defender las instituciones que hoy existen es la base para un relanzamiento y fortalecimiento de nuestra democracia.

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