sábado 20 abril 2024

Del “perdieron sus privilegios” al “no están informados”

por Armando Reyes Vigueras

Luego de recortar la publicidad oficial, con el efecto de todos conocidos en medios, y de la estrategia para contar con equipo coordinados para responder e inhibir cualquier crítica negativa en contra del actual gobierno federal, la siguiente etapa se ha puesto en marcha.

Ahora, varios medios están siendo presionados o recibiendo la sugerencia de que les conviene incluir a plumas favorables a la 4T, por lo que no es sorpresa que empiezan a aparecer artículos y columnas que refuerzan la línea narrativa favorable al lopezobradorismo.

En este ámbito, se está dejando atrás la argumentación de que los críticos lo son por haber sido afectados en sus privilegios, que buscan regresar al estado de cosas anterior –de ahí que se sustente el término “conservador”— o son parte del grupo político desplazado.

Ahora, la argumentación empieza recurriendo a la anécdota como principal soporte de la propaganda, con lo que se nos presentan historias en las que personas comunes y corrientes –como taxistas o voceadores— terminan reconociendo que su mala opinión acerca de la labor de López Obrador como presidente se debe a la falta de información sobre las acciones del actual gobierno.

Otra vertiente tiene que ver con el hecho de que los recientes propagandistas comienzan a desenmascarar a los críticos, también a través de anécdotas, a quienes gracias a la fuerza de su argumentación y la información que poseen obligan a reconocer que su opinión negativa se debe a la simple antipatía que tienen con el líder de Morena.

Gobierno de México

Estas plumas se presentan como académicos o periodistas que en sus textos recriminan a la oposición –que para ellos es cualquiera que no comparte sus opiniones— la pobreza de argumentos o la falta de coherencia, con lo que regresan a la línea narrativa que se implementó desde inicios del sexenio, según la cual la ausencia del chayote o la pérdida de privilegios es la causa de tantos artículos o columna negativas en contra del presidente más atacado desde Madero.

Así, no nos debe extrañar que un gobierno que ha tenido resultados pobres en materia de crecimiento económico, con más de 600 mil muertos por la pandemia y 100 mil asesinatos, con altas tasas de feminicidios y una inflación que afecta el bolsillo de los mexicanos –temas que son evaluados de manera negativa por los ciudadanos en las encuestas— tenga, no obstante, a un presidente con una aprobación de más del 60%.

Al igual que se percibe, retomando las encuestas, pobres resultados en el combate a la corrupción y con sospechas, por lo publicado en medios, de actos irregulares de familiares y colaboradores cercanos al presidente, el aparato propagandístico ha logrado que la opinión acerca de él sea que no es corrupto.

Y aquí se ubica el logro, quizá el único palpable, de la actual administración: imponer la imagen de que tenemos un presidente que es muy popular y que no es corrupto, a pesar de que los indicadores nacionales en prácticamente todos los ámbitos apuntan a deficiencias importantes y pocos resultados.

Como reseñamos en una colaboración anterior, lo importante es la narrativa y en este particular, debemos reconocer que lo han hecho muy bien.

 

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