viernes 29 marzo 2024

Del “Chapo”: chismes y creencias

por Juan Manuel Alegría
Etcétera

Las “redes sociales” de Internet son muy importantes para la globalización de la sociedad, pero, al no existir una gran conciencia y sensatez en su uso, debe ser tomada en cuenta con muchos escrúpulos en su vertiente informativa y, hasta no verificar los datos, no debería ser elemento para tomar decisiones.

Por otra parte, en la población, existe una idea generalizada de desconfianza: el gobierno nos engaña; todos los políticos son rateros; los periodistas, mentirosos; los diputados, vendidos y estúpidos; los comerciantes, abusivos… Y en muchos casos tienen razón. Muchos gobiernos (y políticos, legisladores, periodistas, etcétera,) han mentido. Pero eso no puede un criterio para juzgar todo con el mismo rasero.

Dicen los estudiosos del asunto que la gente inculta cree saber más que quién sí estudió. Hay que ver cómo se descalifica cualquier propuesta sin estar enterados de su contenido, o cómo creen en la veracidad de un hecho.

A eso colaboran algunos medios con sus absurdas encuestas: “¿Considera que Fulanito fue culpable?” Alguno recordará un titular de El Universal: “Carlos Salinas autor intelectual en el caso Colosio” (3 de marzo de 1995). Resultado de una encuesta realizada en el DF y área conurbada. Un año después, publicó: “Para el 85% de los mexicanos, CSG, involucrados en el magnicidio” (21 de marzo de 1996).

Y el jueves 23 del 2000: “Complot, el juicio de la población”. La encuesta la hizo Alduncin y Asociados a 508 personas del DF y aledaños. Obviamente, el encuestador no preguntó a qué documentos habría tenido acceso el entrevistado paras afirmar eso o de qué manera (diferente a los investigadores y periodistas) se pudo haber enterado de ese dato tan trascendental.

Dice Marco Levario Turcott en su libro “Primera plana. La borrachera democrática de los diarios”:

“Fíjese usted, amable lector: según ese trabajo demoscópico sólo el 51.8% de los encuestados dice que Mario Aburto está involucrado en el asesinato de Colosio. En Cambio, el 92. 8% respondió que Carlos Salinas sí estaba involucrado, el 79% que Raúl Salinas y el 55 % que Manlio Fabio Beltrones.

“Para Ripley: el asesino confeso de Colosio, según la encuesta, está menos involucrado que otras personas”.

Con la respuesta de 508 personas el Universal escribió: “Según la encuesta que publica este diario, la mayoría de la población del país (sic) sigue convencida de que el homicidio de Luis Donaldo Colosio fue producto de un complot debido a intereses políticos”.

Parece increíble. La mayoría de quienes usan las redes no tiene una madurez para analizar, ni el prurito de verificar, y así creen todo lo que aparece. Hay que darse un paseo por las redes y encontraremos que la gente comparte videos de personas siendo tragadas por una boa gigante; fotos de un calamar de 32 metros; que la Coca cola actúa como ácido, o que la guanábana (o el limón, la guaya y el bicarbonato) curan el cáncer, que las pirámides de Egipto se cubrieron de nieve; todo es falso.

Así también creyeron que Raúl Salinas iba a ser ministro de algo con Peña Nieto. Pero capturan al “Chapo” Guzmán y no lo creen. Ni bien llegaba el criminal a su nueva residencia, cuando salieron los comentarios: que si no se parecía, si era más chaparro…

Por eso pudimos observar cómo se “viralizó” la historia de un tal Gregorio, quien habría sido capturado en lugar de “El Chapo”.

“Su nombre es Gregorio Chávez y fue capturado por la Marina para hacerlo pasar por Joaquín El Chapo Guzmán. La revelación fue hecha por su esposa, Lorena, que denunció que a su marido lo buscaron del Cisen y le ofrecieron dinero a cambio de la simulación. No aceptó, por ello lo secuestraron y no supo más de él hasta que lo vio en televisión como si fuera el gran capo buscado por todo el mundo”.

Eso apareció en un portal de USA (huzlers.com) que indica que sus notas son mezcla de noticias reales con sátira (como eldeforma.com), sin embargo, como ha pasado con eldeforma, hubo gente que lo creyó.

En otra parte, hay portales serios pero con algunas tendencias, como el de Carmen Aristegui (http://aristeguinoticias.com/2502/mexico/se-encogio-el-chapo/).

El martes 25 de febrero de 2014 publicó dos fotografías del criminal; una de su primera aprehensión y la otra de la actual. En ambas se les mide la estatura. Su título es “¿A poco se encogió ‘El Chapo’?”, con un texto breve que indica:

“En un comparativo de imágenes de Joaquín Guzmán Loera, detenido en 1993, y recapturado en 2014, se observan diferentes estaturas, con una diferencia de entre dos y tres centímetros”.

Obvian decir, que ese “comparativo” lo hizo el portal.

La forma en que se muestran las fotos, denota que en la primera es más alto el sujeto. No obstante, en la primera, el fotógrafo está debajo de la zona de visión del “Chapo”, por lo que incluso, se ve que éste rebasa el 1.70 de estatura. En la segunda, está como tres centímetros arriba del 1.65 (es decir, como 1.68). Si se confrontaran las fotos tomadas desde el mismo ángulo no se vería la diferencia.

La duda (sugerida por el portal de Aristegui), surge porque en la primera foto, las medidas están separadas por diez centímetros y en la segunda por cinco.

La primera vez que fue atrapado, la medición del Chapo fue de 1.68; es decir, la misma en que se puede apreciar en la segunda foto. Como la mayoría no analiza, esa información es replicada miles de veces y la acompañan con textos como:

“Es detestable ver cómo el gobierno se empeña en engañar o atentar contra la inteligencia del pueblo. Hay ciertos detalles que no pulió para hacer su teatro. ¿Dentro de la cirugía plástica que se hizo el chapo, también se quitó estatura?”.

Lo que es detestable que periodistas reconocidos incurran en esas faltas de ética.

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