viernes 29 marzo 2024

De lo que se pierden los desconectados

por Ingrid Motta

Podría escribir varios artículos sobre lo necesario y fundamental que sería que el planeta entero estuviera conectado a Internet. Finalmente, el sueño de un mundo unido mediante la interconexión en una red de comunicación nos tendría integrados en cuanto a aprendizaje, compartición y colaboración de datos para nuestro crecimiento económico, social, emocional, etc.

Para qué escribir sobre una necesidad conocida por todos y seguir en la queja, mejor resaltemos lo bien que se la pasan los que ya están conectados.

El Internet es una herramienta de comunicación y aprendizaje para niños y adultos quienes encuentran en él recursos educativos y una muy eficiente forma de comunicación, tanto con sus seres cercanos, como con personas de otros países, y se benefician de los recursos que hay en la red para encontrar contenidos que los ayudan a aprender a reaprender de modo constante y evolutivo.

El acceso a otras culturas y conocimiento es invaluable, la red es un mar de contenido al que podemos acceder de forma inmediata y a la que a cada segundo podemos ir actualizando de forma colaborativa. De forma gratuita nos permite investigar y aprender sobre cualquier tema que nos interese y mejor aún, volvernos líderes de opinión a nivel global sobre temas que queremos compartir a través de los muchos medios digitales.

Actualmente existe la posibilidad de estudiar en cualquier parte del mundo sin salir de tu casa.  Internet ha logrado de la enseñanza un espacio bajo demanda de tu propia área de experiencia, horarios y necesidades.

Fuente: Revista Consultoría

Internet es 100% incluyente y permite a todos el poder trabajar de forma colaborativa e incluso sumar a personas que tienen dificultades físicas para ser parte de equipos de trabajo sin tener que desplazarse o bien encontrar en la red herramientas que les ayuden a disminuir sus discapacidades como el habla, vista y escucha.

Es un creador natural de comunidades.  A través de los medios sociales tenemos la capacidad de crear grupos de interés en los que por medio de la hipersegmentación podemos comunicarnos y compartir nuestra experiencia, conocimientos, dejar a otros conocer sobre el mundo en el que vivimos y las enormes diferencias culturales que existen para así lograr una mejor comprensión de cómo somos y crear entre todos un sentido de humanidad.

Internet nos lleva de viaje a todos. La conectividad nos permite cada vez más poder estar en lugares en donde nunca imaginamos y a través de plataformas de realidad virtual, estar remotamente en donde nos plazca, sin hacer grandes inversiones de dinero.

Fuente: Maestroviejo

Nuestra forma de entretenernos es un cambio permanente.  Desde videojuegos en casa bajados desde la red, compartir control con personas de otras partes del mundo para jugar de manera simultánea, chatear, leer libros y revistas digitales, ver películas, series y escoger entre una enorme gama de programas sobre diferentes temáticas para verlos y compartirlos en donde y cuando queramos. La conectividad nos da acceso a millones de contenidos que nos permiten seguir en evolución constante en nuestro ser y hacer como seres humanos.

Nos hace consumidores libres. La conectividad ha cambiado nuestros usos y hábitos de consumo al ser un mercado abierto de productos de todas partes del mundo en una tienda global sin horario ni espacio físico y en donde con un solo click y con una tarjeta de crédito o de servicio de las diferentes plataformas, nos podemos hacer de cualquier producto o servicio como viajes, por ejemplo, de forma inmediata y lo mejor es que cada vez recibes más rápido los productos, sin importar la parte del mundo en donde los estás solicitando.

La lista continúa, sin embargo, también está la otra cara de la moneda de la conectividad que no podemos pasar por alto, como lo son: la privacidad de la información y amenazas en la red tanto robo de identidad, hasta ciberbullying (acoso en dentro de la red), sexting (envío de contenidos de tipo sexual), entre otros muchos tipos de amenazas como la falta de verificación de los contenidos que muchos comparten, virus, phishing o suplantación de identidad y que en algún momento uno que otro se pierda ante la adicción al mundo virtual y ya no logre distinguir entre estar dentro o fuera de la red.

La conectividad es un derecho humano universal y debería ser, en el corto plazo, parte integral de la humanidad.

Estamos todos reaprendiendo a vivir en una sociedad conectada y creando nuestros nuevos códigos de conducta para conocer personas, trabajar, viajar, enamorarnos, desenamorarnos, estudiar, compartir y con ello hacer de este mundo un lugar y espacio mejor.

 

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