miércoles 24 abril 2024

De las noticias falsas a la ciencia falsa

por Ingrid Motta

La globalización nos ha convertido en un sistema abierto de comunicación que conjunta elementos que interactúan y se relacionan directa o indirectamente entre sí, en un sentido de causa-efecto que está en constante intercambio de datos para organizarse y sobrevivir.

La comunicación es todo y todo comunica.  El más hábil logrará la persuasión del otro al hacer un mensaje (no importando que pudiera ser con información falsa) lo más eficiente para convencerlo y, eso es precisamente, lo que crea una relación de poder.

Durante los últimos meses hemos sido bombardeados de noticias sobre Covid-19, un virus que a voz de muchos “expertos” es tan potente como mortal.

Se argumenta además que viaja sin freno por el mundo bajando las defensas no sólo de los gobiernos más poderosos, sino también las del sistema inmune y psicológico de las personas que hoy, confinadas en sus casas, parece que finalmente están convencidos que los únicos en peligro de extinción somos los seres humanos.

Fuente: Nobbot.com

Un gran número de empresas farmacéuticas están detrás del coronavirus, literalmente.  Todas ellas están buscando la cura y consolidar su poder de mercado que se ve fortalecido por un ejercicio de manipulación de la información por parte de grupos de interés económico y social, que han creado un ambiente de incertidumbre y miedo que aparentemente sólo ellos pueden remediar.

Los fundamentos del poder son los recursos, las fuerzas que te dejan ejercer más libertad y actuar por encima de las libertades de otros.

El arte de la manipulación

Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, pero sobre todo importante por ser el inventor de la propaganda y las relaciones públicas, identificó en el comportamiento humano que la capacidad de raciocinio de un adulto promedio es igual a la de un niño de 12 años, con fácil susceptibilidad a ser manipulado. Bajo esa premisa basó mensajes para influir a los consumidores hacia la atracción, uso y compra de productos que no necesitaba.

A Bernays se debe, entre muchos otros comportamientos sociales, que las mujeres en la década de los años 60´s empezaran a fumar socialmente al tiempo de sentir empoderamiento y libertad por hacerlo, a pesar de que antes era muy mal visto.

Fuente: El Español.com

En su libro Propaganda, publicado en 1928, definió la manipulación como el arte de conseguir que las personas se comportaran de manera irracional si se lograba vincular los productos (o las políticas) con sus emociones.

Hoy millones de personas estamos confinadas en nuestras casas a la espera de que un poder (económico) superior nos rescate de esta pandemia de la que nosotros mismos podemos defendernos buscando fortalecer nuestra salud física, mental y emocional.

Fuente: OMS.com

No es fortuito que estemos pasando por momentos de tensión mediática en donde grupos de poder no están coincidiendo en ideas sobre la mejor manera de llevar y atender el coronavirus, ni de las cifras que se presentan como reales sobre los casos e incidencias de la enfermedad.

El mundo está siendo atacado no sólo por el Covid-19, sino por estadísticas médicas sin sentido y diagnósticos científicos falso-positivos, acerca de una enfermedad que no está siendo bien atendida a causa de un profundo desconocimiento.

Edward Bernays en su tumba debería sentirse halagado al saber que hoy sus ideas son constantemente utilizadas y a su pensar: “nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos son formados, nuestras ideas son sugeridas, mayormente por hombres de los que nunca hemos oído hablar…”.

Detrás del éxito o el fracaso de nuestra lucha contra la pandemia, estará siempre nuestro más profundo deseo por creer que todo lo que sucedió, estuvo en nuestras manos. Ojalá fuera así.

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