viernes 19 abril 2024

¿El Cuarto Reich? Las proclamas no ayudan a entender la realidad compleja

por Marco Levario Turcott

La caricatura es un recurso que se emplea para la crítica política y la propaganda, entre otros fines. Es una vertiente del humor que, generalmente, implica burlarse del otro a través de exagerar características físicas o definiciones políticas. La caricatura es un derecho irrenunciable en la democracia, parte de la libertad de expresión y es, o debe ser, incuestionable (más allá incluso de su calidad sarcástica o humorística).

Las virtudes de la caricatura, y del meme como una variación de ésta, delimita también sus alcances. No es ni puede ser, el sustituto de una opinión, algún artículo o ensayo porque éstos, por definición, comprenden matices y la caricatura no, deja de serlo si hay matices.

La caricatura deviene fútil cuando se vuelve proclama o estandarte político. Durante el sexenio que está por concluir, varias veces sus opositores le llamaron fascista y son incontables las caricaturas al respecto. A mí no me hicieron reír, entre otras razones, porque hacen trivial un tema entre los más sensibles en el mundo; habitualmente no tiene la menor idea de lo que ello significa quienes propagaron ese sentido del humor. Sucede lo mismo ahora, con la difusión de memes que asocian al próximo gobierno con el “Cuarto Reich”.

CIUDAD DE MÉXICO, 31AGOSTO2018.- Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, durante la conferencia de esta mañana en su casa de transición.
FOTO: ADOLFO VLADIMIR /CUARTOSCURO.COM

Más allá de nuestro sentido del humor e incluso más allá de nuestras definiciones políticas -también soy crítico del próximo gobierno, les consta- estoy convencido de los límites de la caricatura o el meme como para pretender usarlos como sustitutos del análisis de la realidad compleja. Una cosa es que pretendan ser un chiste (yo así los he usado, les consta, o una ironía sobre los otros) y otra cosa es convertirlos en proclama.

El presidencialismo omnímodo y la tutela de un solo partido es una realidad muy seria en el país como para reducirlo a trivialidades que desvirtúan el análisis y, claro, provocan las reacciones del otro extremo, también encendido o de fanáticos.

La crítica al poder también requiere madurez, inteligencia y responsabilidad, si no, se emparenta con su opuesto, paradójicamente, se vuelve su aliado.

Quienes nos preocupa mucho una involución autoritaria en el país, requerimos la la mayor madurez e inteligencia posibles para exhibir la situación mexicana y, así, contribuir a atemperar los riesgos de ese presidencialismo que tanto laceró al país hace más de 50 años.

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