viernes 19 abril 2024

Creciente desigualdad

por Teresa Gurza
Etcétera

Antes de empezar con el tema de este artículo, quiero expresar mi pesar por la muerte del gran periodista Jacobo Zabludosvky.

Muchos lo critican pero yo no comparto esos juicios, al contrario; y no puedo sino darle las gracias por todo lo que de periodismo le aprendí, cuando trabajé con él hace siglos en mi primera chamba en el oficio, en Hoy Domingo y 24 Horas de Telesistema Mexicano.

En múltiples ocasiones expertos nacionales e internacionales, sobre todo en foros de la UNAM, han alertado sobre la desigualdad agobiante que padecemos como si fuera lo más normal y sus consecuencias.

Y ahora, políticos y periodistas se han impactado con los datos y análisis contenidos en el informe “Desigualdad extrema en México. Concentración del poder económico y político”, que el economista del Colegio de México Gerardo Esquivel, acaba de publicar en Oxfam.

Porque en ellos advierte que la concentración del poder, la economía y la política fiscal en nuestro país, nos han llevado a la extrema desigualdad y a carecer de un desarrollo sano y equilibrado.

Precisa Esquivel, que el uno por ciento de la población más rica dispone del 21 por ciento de los ingresos totales; mientras que apenas el 27 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), llega a los asalariados.

Y que solo uno de cada cinco mexicanos, puede clasificarse como “no pobre y no vulnerable”; lo que nos convierte, en uno de los 25 países más desiguales del mundo.

Al comentar el trabajo de Esquivel en su artículo de esta semana en Reforma, José Woldenberg precisa que esas “desigualdades oceánicas hacen difícil hablar de una nación integrada”; y pone como botón de muestra el que frente a más de 23 millones de mexicanos que no pueden comprar la canasta básica, sea también mexicano uno de los hombres más ricos del mundo.

Y tiene mucha razón, porque en tanto unos pocos sigan teniendo mucho y muchos no tengan casi nada, no podremos ser una nación integrada.

Con solo salir a la calle vemos que la desigualdad crece; basta enterarnos de que la mitad de las escuelas del país no tienen agua, luz, baños, pupitres, pizarrones, techos o paredes; o mirar fotografías en las que pacientes acostados en el suelo esperan atención en hospitales del IMSS; saber que un doctor en Sonora extirpó a un bebé hijo de padres pobres el ojo sano y no el enfermo; o leer que para abaratar costos y sin que importe que los enfermos se curen o no, los médicos de ese instituto recetan remedios baratos y menos efectivos como les ordena el Programa de Sustitución Terapéutica 2015.

Y esos son afortunados, porque hay millones sin acceso a la salud, así sea deficiente.

Dice Esquivel, y lo reitera Woldenberg, que esta situación de desigualdad, solo cambiará con cinco medidas:

“1. La creación de un auténtico Estado Social y un cambio de enfoque, de un Estado dador a un Estado que garantice el acceso a los servicios básicos bajo un enfoque de derechos. 2. Una política fiscal progresiva y una distribución más justa… 3. Focalizar el gasto en educación, salud y acceso a servicios básicos, en infraestructura… 4. Cambios en la política salarial y laboral, porque es impostergable fortalecer el nivel de compra del salario mínimo. 5. Transparencia y rendición de cuentas: si realmente se quiere combatir la corrupción, las declaraciones fiscales de todos los miembros del gobierno deben hacerse públicas”.

Y es que no es posible que sigan existiendo dispendios y corrupciones de las que hay múltiples ejemplos en el gobierno y en todos los partidos; pero sobre todo en los gastos de los legisladores, que para nada se conmueven de la situación de los más pobres.

Veamos algunas de las informaciones que de ello hablan:

En un país de carencias y pobreza como el nuestro sólo en comidas “y logística para eventos” de 2014, los senadores gastaron más de mil 315 millones de pesos.

Los diputados andan por el estilo; en los últimos cuatro meses de la Legislatura, de mayo a agosto, periodo en que la actividad es nula cada diputado ganó 593 mil 728 pesos por dietas y apoyos; y después de disfrutar de tres años de privilegios, se asignaron casi dos millones de pesos cada uno por concepto de fondo de ahorro, dietas y parte proporcional del aguinaldo.

Eso, además de lo gastado y por gastar, en transporte aéreo o terrestre, vales de despensa y seguros médicos y de vida, apoyos por gastos funerarios y atención dental.

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