miércoles 24 abril 2024

Convento de San Juan Bautista

por Rubén Aguilar Valenzuela

Tetela del Volcán, Morelos

De 1994 es la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco de catorce conventos del siglo XVI ubicados en las faldas del Popocatépetl. Once en Morelos y tres en Puebla. Fundaciones de los franciscanos, agustinos y dominicos. Éste es uno de ellos.

Toponimia

Tetela proviene de la raíz náhuatl: Tetella o Tetetla, cuya etimología te-tl: “piedra”, tla-n: “lugar” que denota abundancia y quiere decir “Lugar donde hay muchas piedras o pedregal”.

Historia

Época prehispánica

Los primeros habitantes son descendientes de los olmecas-xicalancas que habitaron las faldas del volcán (Cacaxtla…). Al desintegrarse el imperio tolteca diversos grupos emigran hacia el Valle de México y desplazan a los pobladores originales. Así, llegan los xochimilcas, que se extienden a otras poblaciones del sur del Ajusco como Tepoztlán y Oaxtepec. En 1503, Tetela del Volcán y Hueyapan fueron sometidos por Moctezuma II. El pueblo fue tributario de la Triple Alianza (Tenochtitlan, Tlacopan (Tacuba) y Texcoco).

Conquista

En 1521, después de la caída de Tenochtitlán, Cortés llega hasta al lugar. Encontró resistencia de los indígenas. La historia cuenta que María de Estrada y su esposo Pedro Sánchez Farfán convencieron a los indígenas que se rindieran. Cortés los premió con una encomienda. En 1665 el pueblo aparece como “realengo”, administrado por el corregidor Cristóbal Martínez de Maldonado.

A principios del siglo XVII, las autoridades indígenas funcionaban como ayuntamiento. La población luchó por la defensa de sus tierras en 1649, 1710 y 1712. En 1784, Tetela del Volcán fue incorporado a la subdelegación de Cuautla y quedó sólo como un pueblo tributario de la corona.

Evangelización

El padre Pedro Moralejo, amigo de Cortés, inició la catequización del lugar junto con Hueyapan.

Convento

Originalmente fue un curato secular (Kubler) y antes de 1562 se cede a la Orden de Santo Domingo de la Provincia de Santiago de México. En 1581 el convento ya estaba terminado. La edificación estuvo a cargo de fray Juan de la Cruz, religiosos de Extremadura, que también construyó Izúcar de Matamoros y Coyoacán.

En el siglo XVIII, por un sismo provocado por movimientos del volcán, las bóvedas originales se vinieron abajo y en siglo XIX se construyeron las actuales. La vecindad del volcán provoca problemas como desplazamiento de muros y agrietamientos.

Durante la Revolución Mexicana, este edificio fue utilizado como cuartel y los murales se ennegrecieron por el hollín de las fogatas que encendían los soldados, que afectó visualmente los pigmentos naturales, como el rojo mineral y el negro. La parte final del convento la terminaron los agustinos.

Restauración

En 1964, Antonio Reinoso, del Departamento de Catálogo y Restauración del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hizo un registro fotográfico del lugar. En 1975 se llevaron trabajos de consolidación y limpieza de las pinturas.

En 2003, la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) inicia un proyecto de conservación de la pintura mural con recursos de la Dirección de Patrimonio Mundial del INAH y la UNESCO. Se trabaja bajo la supervisión del restaurador Jaime Cama, uno de los fundadores de esta escuela.

Él explica que la técnica que se utilizó en la restauración de los frescos es conocida como rigattino, que “consiste en trazar líneas verticales, separadas entre sí de uno a dos milímetros, para distinguir entre la pintura original y la restaurada, buscando una continuidad en el fresco sin caer en la falsificación”. Los restauradores se basaron en las fotografías de 1964 para intervenir algunas pinturas que faltaban.

También se colocaron 16 vidrios – de un metro por dos metros – en los arcos del claustro bajo, que tienen una ligera inclinación para evitar reflejos, la función de estos cristales es proteger a los murales de la lluvia y la intemperie. La reconstrucción ha estado a cargo de la arqueóloga Laura Ledesma del INAH, y se han utilizado las técnicas utilizadas en la construcción original

Descripción

Atrio

Está bardeado y conserva la traza y medidas originales. Al centro una calzada empedrada. (En la foto, Octavio).

Esta es la entrada principal al atrio, pero ahora se ingresa por un costado. Pienso que el arco de la puerta es del siglo XVI. Detrás de la puerta hay unas escalinatas, para acceder.

Cruz atrial

Considero que la cruz atrial es del siglo XVII o XVIII. No está en el eje central del atrio sino corridas hacia la derecha viendo de frente a la iglesia.

Capilla abierta

La estructura que pudo haber sido está hacia la derecha de la iglesia. Ya no existe nada.

Iglesia

Exterior 

La fachada es muy sencilla y tiene cinco elementos: La portada, la ventana del coro y un nicho de remate. Todo enmarcado en dos contrafuertes. La portada es del siglo XVI. La torre debe ser del siglo XVIII.

En la parte exterior, en el muro izquierdo, viendo a la iglesia de frente, hay contrafuertes grandes, que dan la idea de algo fuerte y también de antiguo.

Interior

Es de una nave y tienen dos bóvedas con linternilla y el presbiterio. La techumbre del XVI se cayó y la actual es del siglo XIX. El altar mayor es del siglo XIX de estilo ecléctico.

Pila bautismal doble

Convento

El patio es cuadrado. Los claustros bajo y alto tienen cuatro arcos de medio punto. Entre ellos un contrafuerte. Los del claustro alto son más pequeños. Toda la estructura es de piedra. La del claustro bajo es más clara. Las proporciones son muy buenas. Es un espacio habitable.

Puerta con el escudo de los dominicos, que cargan dos ángeles. Da acceso al claustro.

Los techos de los cuatro pasillos del claustro bajo están pintados así. Son frescos originales del XVI, que fueron restaurados en la última intervención.

Murales

Son obra anónima y abarcan una superficie de mil metros cuadrados distribuidos en pasillos, columnas, arcos, bóvedas y habitaciones del antiguo edificio conventual. Las más notables están en los pasillos del claustro bajo. Pienso que son unos de los conjuntos murales más valiosos de los conventos del siglo XVI. Imágenes renacentistas de gran calidad. El dibujo es muy bueno. El color notable.

Los temas son: los apóstoles, santos como Francisco de Asís, Agustín, Judas Tadeo y Tomás de Aquino; o santas como Catalina, Lucía, Bárbara y Úrsula; y personajes como María Magdalena. Hay tres episodios bíblicos: El Bautismo, La Visitación y La Resurrección.

En los pasillos del claustro bajo. El fondo es rojo. Parecen imágenes copiadas de grabados del siglo XVI.

Los rostros están muy bien trabajados y también los ropajes. Arriba de las imágenes el escudo dominico.

Fuerza expresiva y un cuidadoso trabajo del rostro.

Los frescos se integran a la arquitectura y forman parte de ella.

Escena de El bautismo. La figura del ángel, a la izquierda, recuerda mucho a cuadros del renacimiento italiano.

Aquí La Visitación. El tratamiento del ropaje y los rostros es muy bueno. Es pintura europea de esa época.

Se conservan frescos en una de las habitaciones del claustro alto, pero en la visita no lo pudimos ver. Son dos escenas de diablos tentando a indígenas y a monjas, las paredes tienen decoraciones en rojo con blanco y en la cenefa se aprecian ángeles montados en dragones, pintados en blanco y negro.

Sacristía

Aquí hay un trabajo de viguería muy bueno que debe ser del siglo XVI ó XVII. Y una cenefa.

Comentario

El claustro es muy bueno, pero sobre todo los murales. Son de enorme belleza. Son pinturas del renacimiento de gran calidad artística. El dibujo es muy bueno. El trabajo de los rostros y el pliegue de los vestidos. El color. No se sabe quién era el artista, pero tenía gran oficio. Estos murales son para verse una y otra vez.


 Visitas

1982; 2008; 2014 (diciembre)

Fuentes consultadas:

  • Notas de las visitas, sobre todo de 2014.
  • Kubler, George, Arquitectura Mexicana del Siglo XVI, FCE, México, 1983.
  • www.inah.gob.mx › Protección del patrimonio
  • www.inah.gob.mx › Especiales

Twitter: @RubenAguilar

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