jueves 28 marzo 2024

Consideraciones sobre las elecciones en EU

por Martin F. Mendoza

Ofrezco algunas consideraciones sobre las elecciones en Estados Unidos, en el entendido de que cada una de ellas constituye un gran tema que merece mucho más espacio, tiempo y, sobre todo, profundidad en el análisis. Son puntos de partida para conversaciones más nutridas.

La primera, más obvia e importante, es que nos volvimos a equivocar rotundamente, al margen de quién resulte ganador y aun en el caso de que, como parece al menos en cuestión de resultados, Joe Biden sea el próximo presidente de Estados Unidos. No hubo gran repudio de la sociedad estadounidense ni a Donald Trump ni a lo que representa. Para ponerlo en otros términos: la mitad de los estadounidenses se sienten cómodos con la incompetencia, la corrupción y la crueldad de Trump y su gobierno. Vaya: ni el horroroso saldo de la pandemia, que para el presidente no existe, fue suficiente para mostrarle la puerta de salida en forma categórica, indiscutible. Por favor, el tema ya no es Trump, y hay que entenderlo. La sociedad estadounidense atraviesa por una crisis cultural de proporciones mayúsculas y ese, no otro, es y debe ser el tema en adelante.

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Decir que la industria de las encuestas políticas en Estados Unidos atraviesa una depresión que le resultara muy difícil de superar es poco. En este momento sus productos no ofrecen absolutamente nada a quien los consume, lo que, combinado con el punto anterior sobre la crisis cultural de la sociedad norteamericana, constituye una situación terrible ya que ambas circunstancias se alimentan una a la otra.

El sistema electoral estadounidense (para no hablar en forma más amplia del sistema político en su conjunto) está roto y, peor aún, no se ven esperanzas de arreglo en el horizonte. Precisamente aferrarse a tradiciones, al status quo, es uno de los rasgos distintivos de una gran parte de la sociedad estadounidense, que se horroriza por lo nuevo y diferente aun en los casos en que no acaba de conocer lo ajeno. La enorme descentralización de las elecciones federales pudo haber funcionado en otros tiempos, pero ya no más. El partido y los políticos conservadores seguirán explotando esto de la misma forma en que lo hacen con otros temas en donde sólo basta ofrecer “autonomía a los estados” así como “libertad de elección a los individuos” para no tener que trabajar en la actualización de las instituciones. Ahí está, por ejemplo, el tema de la educación pública como otro ejemplo grave.

Obviamente el hispano en Estados Unidos es diverso, no un bloque monolítico, y a veces olvidamos hasta qué grado. Ahí están nada más los cubanos del condado Miami-Dade en Florida, los cuales entregaron el estado a Trump en una proporción mayor que en 2016. Si, como lo marcaban las encuestas, Biden hubiese ganado Florida, en este momento no habría ninguna duda de su triunfo o, mejor dicho, el temor de que Trump pudiera arrebatárselo sería menor. Una gran proporción de los cubanos en la Florida siguen operando bajo el mismo paradigma político de 1970, sin entender que, aunque la razón básica les asiste, Estados Unidos y el mundo en general son mucho más complejos hoy día.

Biden pudo haber ganado, pero Estados Unidos y el mundo perdieron. Es posible que Trump se vaya, pero el trumpismo permanece por decisión del pueblo norteamericano. Esto es una verdad que se puede endulzar todo lo que se quiera, e incluso, como lo hacen muchos por diversas razones, justificar. A mí no me interesa, las cosas por su nombre. La verdad es pesada, triste y, por momentos, muy difícil de aceptar, pero es la verdad.

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