sábado 20 abril 2024

Con toda confianza es… Don Augusto Elías

por Ingrid Motta

Mi historia comienza en 1994, justo un año después de iniciar mi vida profesional en Avon, cuando decido tomar el camino largo para poder entrar al mundo de la publicidad (ese imaginario comercial que llena nuestras vidas), así que por el gran respeto que me merece, en lugar de buscar una entrevista de trabajo entro a estudiar una maestría en publicidad.

Ahí, uno de mis más importantes profesores, quien en una clase práctica para ejemplificar cómo funciona una agencia de publicidad, nos invita a conocer Publicidad Augusto Elías. Desde que entré al edificio, me enamoré de su energía, su luz y su elegancia. Estaba decidido, de ahí no me iba a sacar nadie.

La comunicación es todo y todo comunica.

Desde el primer día todo fue emoción, aprendizaje y sumersión en un ecosistema de comunicación en donde cualquier cosa que se dijera debería ser sustentado con una base estratégica, probada con investigación de mercados, y enfocada a resultados de venta precisos, para así rendir tributo a quien Don Augusto denomina como: Su majestad. El Consumidor.

Augusto Elías Paullada, hijo de Augusto Elías Riquelme, toma la estafeta de su padre desde los 26 años y da continuidad a una idea que el 24 de octubre pasado cumplió 75 años de ser una agencia de publicidad mexicana independiente, en un mundo en donde la comunicación aparentemente ha evolucionado en su ser y hacer, sin embargo, nada está mas lejos de la realidad.

http://www.elpublicista.info/augusto-elias-y-su-coleccion-de-publicistas-famosos/

Augusto, es un ser libre y revolucionario de la publicidad, experto en caminos sinuosos y llenos de obstáculos de donde junto con su equipo no sólo ha creado frases y conceptos que se han quedado en la cotidianidad del lenguaje popular, sino también ha sido un generador nato de contenidos y creatividad que dieron bases sólidas a la televisión mexicana.

Emilio Azcárraga Vidaurreta, otro gran visionario dio la apertura para que Augusto le diera vuelo a su enorme ingenio que se convirtió en: “Domingos Herdez”, “Teatro Fantástico”, “Cachirulo”, y otros memorables programas que no solamente hacían que todos los domingos las familias mexicanas se unieran frente al televisor como un solo espectador, sino que también, mediante cortinillas de inicio y fin de programa marcaron el liderazgo de uno de los primeros clientes de la agencia: “Nuestro siguiente programa se ve mejor con un Philips”.

Los medios y las plataformas tecnológicas cambian y seguirán cambiando, pero la creatividad no se crea, ni se destruye, solo se transforma y evoluciona.

Publicidad Augusto Elías, tiene un recurso de alto valor, escaso para muchos y abundante para el equipo que siempre encabeza: la creatividad, esa capacidad de ver segundos y terceros planos, deseos y gustos no revelados, a veces ni siquiera consientes para el consumidor, en un México en donde él, nos ha ayudado a entender que la publicidad “Parece un juego de niños, pero es tarea de titanes”. (Augusto Elías dixit)

De Augusto he aprendido que la comunicación no importa si es transmitida a través de cualquier medio masivo de comunicación, siempre debe ser personal; que las emociones encaminadas estratégicamente son la base de un mensaje efectivo; que la lealtad y la ética son las bases de vida y que siempre hay que vivir con el corazón.

Después de un lustro, me llamaron de Avon para regresarme a trabajar en la empresa y así fue como mi relación laboral en Publicidad Augusto Elías llegó a su fin. De ahí me he llevado y conservo en la más increíble amistad de grandes profesionales de la comunicación que hoy son mi familia y que definitivamente sólo pudieron haber sido convocados por Augusto.

A pocos días de mi salida y ya en mi nueva oficina, recibí una llamada en donde Augusto me hacía una simple pregunta: “¿Qué mala cara viste? ¿Cuándo vamos a comer?”.

Esa fue la continuación de una amistad de la que me sé reiteradamente honrada, y en la que disfruto las interminables horas de conversación sobre la vida, viajes, el valor de las personas y el poder vivir en un México que no podría conocer de mejor manera que a través de los ojos de Augusto, a quien llevo en el corazón, en la palabra y el pensamiento.

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