viernes 19 abril 2024

Con la vista al Frente

por Luis Antonio García Chávez

El día de ayer, 18 de febrero, tuve el honor de asistir a la toma de protesta de Ricardo Anaya como candidato de la coalición por México al Frente. Me interesaba mucho ver el planteamiento que haría, las propuestas que piensa llevar adelante en México, en caso de ganar las elecciones de este año.

Me preparé a escucharlo.

Grata sorpresa. Sí al evento ingresé como un frentista convencido, salí del él como un anayista orgulloso, y es que escuché en él muchas de las cuestiones que considero más importantes para sacar adelante a mi país, que tanto me duele.

No doy cheques en blanco y creo en el empoderamiento de los ciudadanos. Creo firmemente que la tarea principal hoy es construir ciudadanía, para que en esa medida todos podamos influir en el país que queremos y exigir a nuestros candidatos que cumplan sus promesas. Creo firmemente que, de hacerlo así, llegue quien llegue se verá obligado a construir un país mejor y mucho de ese país lo veo reflejado en las propuestas de Ricardo.

Una frase me impactó:

“No planear el futuro con las variables del presente”

En algún momento, para ilustrar lo ahí expresado presentó dos fotografías, ambas de la 5ª avenida de Nueva York, en la primera era el año 1900 y se apreciaban varias decenas de carretas tiradas por caballos y en un pequeño lugar de la fotografía, un automóvil de combustible. La segunda fotografía es del año 1913, con varias decenas de automóviles y una sola carreta tirada por caballos.

Trece años y las dos fotos son impresionantemente contrastantes.

Lo que alteró todo fue la creación del modelo “T”, con producción en cadena, por Henry Ford que hizo que los automóviles, en 1900 mucho más caros que las carretas, fueran más baratos que éstas trece años después.

A partir de ese ejemplo se ligó al tema energético, en donde otro de los aspirantes propone construir seis refinerías, dicha puesta en marcha requeriría una inversión de al menos setecientos mil millones de pesos. Y le tomaría al menos seis años, pero, según la curva prevista de desarrollo, justo para aquel momento, seis años 2024, se estima que la compra de un vehículo eléctrico sea por el mismo costo que hoy se compra un vehículo de gasolina.

Cuando esa curva se invierta, tal como pasó con los carretas tiradas por caballos, irán desapareciendo de las calles ante al avasallamiento de una tecnología nueva que además será mucho más económica en sus costos de mantenimiento, reparación y consumo de energía.

Hace unos meses, platicando con Jorge Martínez, quien construyó el primer vehículo eléctrico cien por ciento mexicano, ZACUA, me decía ya que en la actualidad, pese que el costo de arranque es más elevado, con lo que se ahorra en mantenimiento, refacciones y no consumo de gasolina el coche acababa pagándose prácticamente solo.

Cuando el costo de arranque sea similar, los vehículos de gasolina no podrán competir. Pero además, si el costo económico no fuera suficiente, el costo ambiental de seguir usando combustibles fósiles debiera obligarnos a la transición.

Entonces, la pregunta, es si setecientos mil millones de pesos no servirían mucho mejor, por ejemplo, para desarrollar investigación y tecnología que ayude a avanzar más rápido en la industria de creación de vehículos eléctricos, invertir en la reconversión para que algunos que hoy son de combustión interna pudieran transformarse o prepararnos para el reciclaje de todos los automóviles que tendencialmente saldrán de circulación, es decir, mil y un cosas que, con visión de futuro, serían mucho más eficaces y productivas para el país que seis refinerías.

Puso otros ejemplos, entre ellos habló también de tecnología que ya se implementa en otros países. Wall Mart donde se levanta el inventario a través de drones, Amazón Go, donde ya no hay cajas registradoras, sino que se registra el celular de la persona que ingresa a la tienda y en automático le es cargado el costo de los productos que adquiere a la cuenta que tenga asociada al salir.

Mencionó por ejemplo que, con respecto a lo anterior, tan sólo en Estados Unidos hay tres millones y medio de cajeras y cajeros. Esto da una impresión de la magnitud de desempleo que se generará si no se prevé el desarrollo tecnológico. Vehículos autónomos que se manejan sin la necesidad de inteligencia humana, y muchos otros que no mencionó, como mensajería a través de drones en china, en fin, son demasiados los casos que se pueden citar.

Y es en ese momento donde uno puede ver la magnitud de las propuestas, entre una que se centra en regresar al pasado (no es broma, en algún momento Andrés Manuel dijo que para que México esté bien sólo basta con regresar la Constitución a su redacción original de 1917, como si cien años no hubieran pasado) o una propuesta vanguardista, de futuro.

Dos frases más me impactaron.

“No hay mejor programa social que el empleo bien remunerado” y “debemos apostar por la economía del conocimiento”.

En cuanto a la primera es importante entender que no es mediante la proliferación de programas asistencialistas como se abatirá la desigualdad social, eso no sirve, en el mejor de los casos son paliativos. Es mediante la creación de empleos y que estos sean bien remunerados como se logrará transformar a México.

La segunda frase es aún más impactante “la economía del conocimiento” apostar a que México se convierta en potencia pasa no sólo por crear escuelas como si fueran tiendas de conveniencia, mucho menos por quitar el examen de admisión a las Universidad para que tengamos millones de desempleados con títulos. Se necesita un rediseño institucional que permita que definamos el tipo de ciencia y educación que hay que impulsar en el país para ponernos a la vanguardia mundial.

La economía del conocimiento, substituyendo la economía de la manufactura logrará el desarrollo, pues la mano de obra de las personas tarde o temprano será substituida por máquinas, pero las ideas, la capacidad creativa, la intelectualidad inherente al ser humano es insustituible.

Por ello proponía que la educación sea la gran prioridad nacional.

Como decía ayer Anaya, se debe utilizar las nuevas tecnologías para mejorar la vida de las personas, ponía ejemplos como la India donde para acceder a programas sociales la gente se identifica con el Iris del ojo, ¿qué implica esto? Ayuda a evitar la corrupción, el corporativismo, el uso clientelar y corrupto de los programas sociales. Mientras él anunciaba esto por ejemplo, se daba a conocer que Napoleón Gómez Urrutia va en la lista de senadores de MORENA, precisamente por su capacidad corporativa en el sindicato minero y el dinero que le ha aportado la corrupción. Evidentemente lejos de interesarle combatir, a otro candidato le interesa sacar fruto de estas cuestiones.

Así, frase a frase, concepto a concepto, me fue convenciendo sin lugar a dudas.

Necesitamos pasar con México al siglo XXI con la clara finalidad de mejorar la calidad de vida de la inmensa mayoría de las personas, de desarrollar al país, de construir las bases para el mañana, planear el futuro con las variables del futuro. Para eso se debe avanzar no con la vista en el pasado, no con la nostalgia de lo que fuimos, sino con la vista al frente pensando en lo que debemos lograr ser.

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