jueves 18 abril 2024

Con AMLO, lo que te choca te checa

por Raúl Rodríguez

¿Querías un suizo en la Presidencia? ‘Lo que ves es lo que hay’ y tenemos los gobernantes que merecemos. No lo digo en términos peyorativos, sino apelando a ser realistas. Exigimos democracia, pero buscamos tlatoanis; no votamos, pero nos quejamos del ganador; lamentamos el mal gobierno, pero no somos ni para cuidar el agua.

Según los expertos las redes sociales mexicanas son de las más racistas, misóginas, sexistas, homofóbicas. En la vida diaria decimos, escuchamos o avalamos adjetivos hirientes como puto, golfa, naco, indio, chairo, pirrurris, prieto, ínfimo o Godín. Recuerda el chiste: “¿Por qué le dicen a AMLO el Whiskas? Ocho de cada diez gatos lo prefieren”. La publicidad usa modelos güeros y güeras como símbolo de estatus pero cuando el Electo hace alusiones clasistas hay lío, y nos escandalizamos de que llame ‘fifís’ a sus críticos. ¡Oh, tragedia!

Entiendo que es el presidente electo y debe administrarse pero ‘el que se ríe se lleva’, más en estos tiempos virales. Además ese proceder lo convirtió en el amo de las redes. Ningún incentivo tiene para cambiar lo que tantos réditos le ha dado (igual que cuando Fox andaba en camisa arremangada y con botas, rompiendo estereotipos).

Aclaro que no soy chairo ni de Morena; procuro mantener distancia emocional de los temas. Sólo digo que somos contradictorios. Muchos aborrecen al Mesías tropical porque les hubiera ido mejor con otro establishment, el de Meade, Anaya o Margarita. Se rechaza al Peje porque desplazó al PRIAN, no es ‘burgués’ y resulta imprevisible.

Muchos ciudadanos se resienten con la corrupción de la élite porque no reciben tajada; andan en el ‘quítate tú para ponerme yo’. Somos uno de los países más corruptos y eso no lo inventó el PRI, viene de siglos. Quizá por eso tantos cínicos se burlan de la República amorosa de aquél, que apela al patriotismo para sacar a México adelante.

FOTO: SAÚL LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

Lo que choca de AMLO es que es igualito al mexicano promedio. Todos somos infalibles, impolutos, burlones, echados pa’delante. Y cuando el Electo ocupa su lugar en la cantina nacional, nos incomoda.

No defiendo el desenlace de Texcoco ni estoy contra el empresariado que es el que genera empleo, pero es clave el mensaje que se mandó de autoridad, en este contexto de moral pública extraviada en que vivimos, luego del fracaso de la transición, la guerra de Calderón y la inmoralidad peñista, sexenios que abdicaron ante los intereses.

Desde el sexenio foxista y la bronca de Atenco, no quedó claro qué opción era óptima para el NAIM, así que es absurdo satanizar Santa Lucía (Fox nos habría ahorrado el disgusto si lo hubiese construido pero fue incapaz). No se dilapidarán millones en Texcoco, la zona será aprovechada, y el hundimiento de pistas habría significado un barril sin fondo. Esta polémica ha sido pretexto para socavar el cambio de régimen que se pretende y que, como todos, tendrá aciertos y errores.

Cuando Juárez enfrentó al statu quo del Siglo XIX, los afectados trajeron un emperador austriaco para frenar al indio; Maximiliano fue fusilado y el mensaje a las coronas europeas fue clarísimo: a México se le respeta. El problema no son los empresarios sino el contubernio. Si tuviéramos capitalismo verdadero, habría más prosperidad en el país, sin privilegios fiscales, subsidios ni oligopolios. Los poderes fácticos hoy invocan al mercado y las calificadoras para justificarse.

Seamos críticos pero constructivos. Demos el beneficio de la duda. Un ejemplo: AMLO ha prometido democracia sindical, dando pasos legales en ese sentido. ¡Por fin los trabajadores votarán en secreto a sus líderes! Toda una revolución. Te invito a debatirlo en Twitter.

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