jueves 18 abril 2024

Colegio de San José de los Naturales, Centro Histórico, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México

por Rubén Aguilar Valenzuela

El proyecto de fray Pedro de Gante

El espacio

El Colegio de San José de los Naturales, fundado por fray Pedro de Gante en Texcoco, se traslada al convento de San Francisco en la capital de la Nueva España. La población, que era muy numerosa, planteó un nuevo reto a la labor misional. El obstáculo fue resuelto por Gante con una innovación arquitectónica, que comenzó a construir anexo al convento en 1527: la capilla abierta. Es la primera en su género en el Nuevo Mundo.

El patio abierto del Colegio de San José permitía congregar a más de 60 mil personas. Los misioneros vieron la necesidad de congregar a las grandes masas de indios para proceder con mayor eficacia en su conversión. Gante decía que se necesitaba reunir a los indios, para que no estuvieran derramados por los montes sin conocimiento de Dios.

La obra

El Colegio de San José de los Naturales jugó un papel fundamental, de carácter histórico, en la evangelización de la Nueva España: el bautismo a la gente común. Mientras en Texcoco el bautismo sólo se ofreció a los nobles para que sirvieran de ejemplo, ahora se procedía a bautismos masivos, llegando el propio Gante a presumir que en su capilla logró bautizar por su cuenta a “más de doscientos mil”.

Los indios, para poder bautizarse, necesitaban tener conocimientos básicos previos de la religión cristiana, para que fueran conscientes de la impronta simbólica que iban a recibir. Esta tarea se logró al usar el patio de la capilla de San José como lugar de enseñanza a las grandes masas de indios. El procedimiento de evangelización consistió en congregarlos en el patio para enseñarles las oraciones y nociones básicas del cristianismo. Gante no sólo hablaba ante las multitudes, sino también se valía de otros recursos que podían ayudar a la conversión y que provenían de las antiguas tradiciones prehispánicas: las danzas, el teatro, los cantos y la música.

La música y el teatro fueron las expresiones culturales más utilizadas en las tareas religiosas del Colegio de San José. A los indios se les enseñaba a cantar y utilizar diversos géneros de música que tocaban en los actos litúrgicos. En lo que respecta al teatro, se tiene conocimiento de que la obra El juicio final, escrita en náhuatl por fray Andrés de Olmos, fue representada en 1535 en el colegio con motivo de la llegada del primer virrey Antonio de Mendoza.

Aunque los estudios catequísticos de San José eran para todo el público, se prestó especial atención a los niños de la nobleza, enclaustrándolos para que tuvieran un adoctrinamiento más riguroso y así cumplir la función simbólica de modelos para fortalecer la confianza indígena en la conversión cristiana y la función práctica de ser la ayuda que necesitaban los frailes ante su enorme tarea religiosa.

A estos indios “misioneros” se les enseñó el latín para tener acceso directo a escritos eclesiásticos y para participar en las misas que se celebraban en esta lengua. Esto se logró gracias a la labor notable de los franciscanos, destacándose Ramírez de Fuenleal, principal promotor de la idea; fray Arnaldo de Basacio, el primer educador del latín en el Colegio de San José, y el propio Gante, quien fomentó la educación de los indios en todos los rubros posibles.

Para Gante no bastaba que las masas de indios fueran convertidas, sino también que era necesario aprendieran artes y oficios conocidos por los españoles para adaptarse al mundo que se abría ante ellos. En este colegio es donde madura el proyecto de educar en estas disciplinas. Aquí se enseñó: sastrería, zapatería, carpintería, lapidaria, orfebrería, cantería, alfarería, teñido, curtación, fundición de campana, herrería, bordado, pintura y escultura.

Estos oficios los dio Gante, fraile Daniel, quien les enseñó a los indios a bordar; fray Diego Valdés, quien fue el maestro de pintura, y el fraile Juan Caro, de canto. Los resultados de estos talleres se veían en las peregrinaciones y fiestas religiosas que se realizaban en Semana Santa o por el festejo de algún santo. La música y las representaciones escénicas tuvieron un papel central en la conversión de los indígenas.

Gante es el primero en crear en la Nueva España una cofradía: la Cofradía del Santísimo Sacramento, cuya sede es el Colegio de San José. Este centro es la obra cumbre de la tarea educativa que realiza fray Pedro de Gante en la Nueva España. Durante los cuarenta años que dirigió la institución, hasta su muerte en 1572, se celebraron bautizos masivos, matrimonios, enseñanzas de latín, de artes y oficios, y el uso del náhuatl como forma de contacto y propagación de la fe mediante actividades como el teatro y la música, la creación de la primera cofradía novohispana y la promoción de las procesiones.

Gante, al llegar a la Nueva España, vio que era necesario resolver la manera de comunicarse con los indígenas. Para eso impulsa el aprendizaje del náhuatl, la lengua con mayor número de hablantes en la zona del Valle de México. En su tarea educativa de carácter innovador y revolucionario, Gante se enfrentó a diversos problemas. Ante la crítica de sus métodos, tenía que demostrar la veracidad de la conversión de los indígenas. Él y los franciscanos buscaron solucionar esta cuestión formalizando algunos aspectos de la enseñanza, tal como pedían los dominicos.

Se decide la catequización con base en la doctrina de fray Alonso de Molina, para brindar un corpus doctrinario más profundo del cristianismo a niños y adultos. Esta se dividía en dos partes: La primera contenía oraciones y verdades esenciales que todo aquel deseoso de los sacramentos debía conocer: la Señal de la Cruz, el Credo, el Padre Nuestro, el Ave María, la Salve Regina, los catorce artículos de la fe referentes a la divinidad y humanidad de Jesucristo, los diez mandamientos de Dios y los cinco de la Iglesia, los siete sacramentos, el pecado venial, el pecado mortal, los siete pecados capitales y la confesión general. La segunda la conformaban las verdades complementarias para la profundización en el saber cristiano: Virtudes teologales, las catorce obras de la misericordia, los dones del Espíritu Santo, los sentidos corporales.

Visión y reclamo

Para Gante, la principal causa de la supuesta superficialidad de las conversiones no estaba en la insistencia de los indígenas en seguir su anterior religión, sino por los abusos de los que eran víctimas por parte de los encomenderos. Él informó al emperador Carlos V sobre esta situación en carta del 15 de febrero de 1552. El franciscano siempre exigió a las autoridades coloniales el respeto y la aplicación de las leyes protectoras de los indios. En varias de las cartas dirigidas al rey le suplica que cumpla con su deber como soberano de estas tierras. En ocasiones lo hace en un tono enérgico.

Él sostenía que la única manera de acabar, o por lo menos aminorar, las penas sufridas por los indios era continuar con las tareas educativas. Al convertir la educación en un arma para su defensa, los indios dejarían de sufrir tanta carga laboral, resultado de sus conocimientos en artes y oficios, lo que volvería la explotación de los encomenderos más difícil como consecuencia. Estas medidas eran complementadas con las obras caritativas realizadas por el franciscano, entre ellas la creación del primer hospital para indios y desamparados, ubicado a un lado de la capilla abierta de San José y al cual el virrey Luis de Velasco llamó Hospital Real.

El sostenimiento de la obra

El propósito fundamental de esta obra era facilitar a los indios la transición de sus antiguas costumbres a las nuevas, sin ser sujetos a ningún abuso o agravio. Lamentablemente las acciones de Gante a favor de los desamparados se dificultaron por un precepto de la Orden de los Frailes Menores (OFM): El voto de pobreza. Las instituciones franciscanas carecían de recursos para ser utilizados en obras caritativas como las que en inició e impulsó Gante.

La capilla abierta de San José debía sobrevivir con el producto del trabajo de sus feligreses y de los habitantes del Convento de San Francisco. De hecho, la pobreza y la miseria afectaron la capilla en un nivel tan alarmante que aprovechó su relación de parentesco con Carlos V: Para solicitarle como misericordioso, “les hiciese mercedes a estos indios y a la dicha escuela, de alguna ayuda para la sustentación de los naturales, y para que los indios […] tengan qué comer y de dónde pagar su tributo, y la doctrina de unos en otros fuese adelante, y se restaurase lo perdido. Y V. M., les hiciese merced de quinientos o seiscientos pesos cada año”.

Pese a las súplicas del franciscano, los tiempos cambiaban y no para beneficio de la tarea evangelizadora. A partir de la segunda mitad del siglo XVI, la monarquía hispánica decidió ejercer un control más férreo sobre la Iglesia americana, convirtiéndola en una institución fiel y de la cual pudiera recibir beneficios políticos y económicos. Decidió fortalecer al clero secular en detrimento del regular, representado por las órdenes mendicantes, que gozaban de una autonomía cada vez más intolerable para los seculares y las autoridades. (El texto es una síntesis de: Fernando López de la Torre, “El trabajo misional de fray Pedro de Gante en los inicios de la Nueva España”, Fronteras de la Historia, vol. 21, no. 1. pp. 92-118, enero-junio de 2016).

La secularización

En el proceso de secularización de las iglesias atendidas por el clero regular, los franciscanos pudieron sostener la defensa de la doctrina de San José de los Naturales al menos por un tiempo. En 1764 estos manifestaron su consternación ante la muerte de fray Diego Osorio, ministro de San José, temiendo su secularización. Ellos centraron la defensa de esta doctrina en los méritos que tenía la orden al haber sido la iniciadora de la labor de evangelización de los indígenas, precisamente en su convento de San José de la Ciudad de México.

El procurador de la Provincia del Santo Evangelio, fray Juan Bermúdez de Castro, señaló que “su provincia es la principal y primera de todas las Américas que levantó el estandarte de la fe y predicó la doctrina y evangelio en esos vastos dominios”. De paso el franciscano recordaba la primacía de su orden, incluso ante el episcopado: “antes de que en esas tierras hubiese obispos, catedrales ni cabildos, siendo cierto que los primeros religiosos o sacerdotes que pasaron a las propias regiones fueron los de su orden y éstos no hallaron en ellas más que multitud de bárbaros, indios gentiles”.

Luego aludió a la importancia simbólica de la doctrina de San José de los Naturales y al papel relevante de la capital en el inicio de la labor evangelizadora “en cuya capital fundaron la primera iglesia que ahora ministran los mismos religiosos llamada San José, parroquia de sólo indios, en la que se celebró el primer sacrificio y [se] consagró el cuerpo de Cristo sacramentado”. El procurador había solicitado al rey que se les concediera por gracia o limosna el curato de San José de México “por ser la primera del reino que fundaron sus antecesores y el cimiento de todos sus espirituales progresos en la propagación de la santa fe católica”.

El monarca pidió al virrey y al arzobispo su opinión al respecto. Los franciscanos consiguieron retrasar el proceso, pero no impedirlo. En 1770 San José de los Naturales era finalmente secularizada por el arzobispo Lorenzana. Los franciscanos intentaron la estrategia de defender, al menos, el edificio conventual de San José y lo consiguieron. El arzobispo Lorenzana expresó la intención de dividir la nueva parroquia de San José, de lo cual resultarían vacantes que se ofrecerían a los clérigos. (El texto es una síntesis de: maría Teresa Álvarez Icaza Longoria, La secularización de doctrina de indios en la Ciudad de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM).

Historia del edificio

Motolinia, en su libro escrito entre 1536 y 1541, no menciona el Colegio de San José de los Naturales. Fray Pedro de Gante, su constructor, escribió al rey Felipe II, que San José fue la “primera iglesia que en esta tierra se hizo”. Él hace referencia a una construcción provisional como consta en una carta de 1529 a los franciscanos de la Provincia de Flandes.

¿Cuándo se construye el edificio permanente? En 1532 Gante habla de una escuela construida en los terrenos del Convento de San Francisco a la que asisten 600 niños indígenas, que servía también como capilla. Es la estructura provisional de la que antes habló el flamenco. En 1552 esta “construcción” original había sido reconstruida. Él dice que podía alojar a 10,000 personas. Así, la fecha de construcción se esa estructura se da entre 1532 y 1552.

Una crónica indígena dice que en 1538 se levantó un “templo de madera”. En 1547 el mismo texto plantea que San José se había derrumbado por un temblor. En versión de Kubler la construcción de una estructura fija se da entre 1547 y 1552 y por eso Motolinia no la refiere. Piensa que debió ser poco después del derrumbe ya mencionado.

Consta que en 1555-1556 se construyó una enfermería y anexa la capilla de la sacristía. Una crónica indígena y también Vetancurt registra esta construcción con una fachada de cuatro arcos. El aspecto final de la capilla fue descrito por Cervantes de Salazar. El atrio rodeado de árboles, con una alta cruz de madera. La capilla abarcaba un espacio de siete naves, lo suficientemente amplio a toda la población española de la ciudad en día de fiesta.

Tenía un elaborado techo de madera, que se apoyaba sobre columnas de madera. La nave central se distinguía por arcos bajos de mampostería que iban de la fachada al santuario. El edificio se abría al atrio por una fachada de siete altos arcos techados con viga. Cervantes de Salazar habla también del cancel o celosía de madera que separaba el vasto espacio con la capilla del atrio.

El edificio sufrió modificaciones con la instalación del monumento funerario de 21 metros de alto que hace Arciniega, para celebrar las exequias del emperador Carlos V. En el tercer cuarto de siglo el edificio estaba muy deteriorado. En 1576, el Códice Aubin registra la demolición de las columnas de madera de la capilla cosa que ocurre en 1574. En 1587 tiene lugar una reconstrucción. En 1590 la capilla fue de nueva cuenta utilizada por los niños y es en 1591 cuando se dan los toques finales.

En ese tiempo el campanario de la torre es cubierto con yeso. La torre fue edificada por Francisco de Gamboa, el arquitecto de la nueva iglesia franciscana que se construyó al lado. En 1595 Mendieta habla de siete naves. En 1649 el edificio estaba nuevamente en ruinas. Había estado en desuso por muchos años. A finales de ese siglo fue de nuevo reparado. Para ese entonces Vetancur habla de cinco naves. Cada una de treinta varas de largo y diez de ancho. La torre permaneció hasta 1781 cuando el Ayuntamiento ordenó su demolición. (El texto es una síntesis de: George Kubler, Arquitectura mexicana del siglo XVI, FCE, México, 1983).

Comentario

Hoy no queda nada de lo que fue el edificio del Colegio de San José de los Naturales que describe Kubler. Estaba en una esquina del conjunto conventual de San Francisco. Su fundador es el franciscano de origen flamenco Pedro de Gante.

Esta institución educativa y misionera jugó un papel fundamental, de carácter histórico, en la evangelización de las primeras décadas en la Nueva España. Puso en práctica las ideas innovadoras de los franciscanos, inspiradas en el humanismo cristiano.

La labor misional de los franciscanos no se entiende sin la propuesta, hecha realidad, en el Colegio de San José de los Naturales. Ellos siempre reconocieron que aquí había iniciado su gran obra evangelizadora que incluía, como lo planteaba fray Pedro de Gante, la enseñanza de la religión, pero también la educación y el aprendizaje de oficios.

Fray Juan Bermúdez de Castro, procurador de la Provincia del Santo Evangelio, el siglo XVIII cuando luchaba en contra de la secularización de éste espacio, cosa que ocurre en 1770, insistía que en el inicio de esa labor “ (…) fundaron la primera iglesia que ahora ministran los mismos religiosos llamada San José, parroquia de sólo indios, en la que se celebró el primer sacrificio y [se] consagró el cuerpo de Cristo sacramentado”.

Aquí también fray Pedro de Gante, de acuerdo a Fernando López de la Torre, innova la arquitectura de la Nueva España e “inventa” la capilla abierta. Esa nueva estructura va a ser un espacio fundamental, para la evangelización en las primeras décadas de la Colonia. La capilla abierta es una de las grandes creaciones de la arquitectura novohispana del siglo XVI. A nuestros días han llegado ejemplos extraordinarios de ese diseño novedoso y genial, que respondía a la concentración de grandes contingentes de población indígena que se reunían, para ser evangelizados. Duele que no haya quedado nada del Colegio de San José de los Naturales.

Fuentes consultadas

Kubler, George, Arquitectura mexicana del siglo XVI, FCE, México, 1983.

López de la Torre, Fernando, “El trabajo misional de fray Pedro de Gante en los inicios de la Nueva España”, Fronteras de la Historia, vol. 21, no. 1. pp. 92-118, enero-junio de 2016.

Álvarez Icaza Longoria, María Teresa, La secularización de doctrina de indios en la Ciudad de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.

https://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/indiosciudades/indiosciudad014.pdf

Meza, Abigail, “Presencia africana en el cementerio del Hospital Real de San José de los Naturales”, Arqueología Mexicana, no. 119, enero-febrero 2013. pp. 40-44.


Twitter: @RubenAguilar

También te puede interesar