jueves 28 marzo 2024

CDMX: ¿el narco ya acecha?

por Julián Andrade

Algo está cambiando en el panorama delictivo de la Ciudad de México y es profundo. La presencia del cártel de Sinaloa en acciones operativas es quizá la franja más inquietante. 

Lo que ocurrió en Topilejo, donde agentes de la Secretaría de Seguridad detuvieron a 14 integrantes de la célula criminal de Los Chapitos, es una buena y mala noticia a la vez. Lo primero, porque las áreas policiales funcionaron de manera adecuada y lo segundo porque la acechanza del grupo criminal más poderoso, el cártel de Sinaloa, parece evidente. 

FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM

Hay una diferencia más que relevante entre presencia o control criminal. Es decir, las actividades de los grupos del crimen organizado siempre han estado presentes, pero lo que no ha ocurrido, es que algún grupo establezca su predominio. 

La medida son los mercados ilegales. ¿Hay alguna organización que controle todo el entramado? ¿Existe una disputa de cárteles para someter el uno al otro? 

La Ciudad de México logró, a lo largo del tiempo, el ser de alguna manera ajena a los grandes episodios de violencia. Esto ocurrió porque tiene el despliegue policial más grande del país, sus elementos están capacitados y además existe presencia del Ejército y de la Marina Armada. A diferencia de otras entidades, en la capital sí ha existido una suerte de continuidad institucional.

Los jefes de las drogas pueden ocultarse en la maraña urbana, pero no actuar como lo hacen en otros territorios, porque serían detectados por las autoridades o por sus enemigos. 

FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM

Pero ello no quiere decir que no exista el delito o que los desafíos sean menores. Hace algunos años, en junio de 2017, un comando de la Marina Armada, asistido por la policía capitalina, abatió a Felipe de Jesús Pérez Luna “El ojos”, el líder del cártel de Tláhuac. 

Un golpe contundente a una organización que estaba mutando en sus niveles de violencia y sicariato. En ese momento, Pérez Luna controlaba la venta de droga al menudeo en al menos tres mil puntos.

Como ahora en Topilejo, antes también se encendieron todas las alarmas y se hizo el trabajo de inteligencia y operacional requerido. No resultó sencillo, pero nunca lo es. 

Hay que tener presente que el combate a los grupos delictivos de alto perfil no concluye, porque sus incentivos son superiores a cualquier esquema de mejora social.  

Sí, la Ciudad de México se ha mantenido como una suerte de bastión, y la terea es que así continúe. 

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