jueves 28 marzo 2024

Capital humano en Telecomunicaciones

por Ernesto Piedras

El capital humano ha sido identificado como la principal fuente de crecimiento económico de las naciones, por su impacto en la productividad. De hecho, en la Ciencia Económica se ha demostrado que es causa y consecuencia del desarrollo integral.

En el campo de las telecomunicaciones, el perfil del capital humano oscila entre:

a) la ingeniería por los requerimientos técnicos que esta industria demanda;

b) el jurídico y regulatorio por la naturaleza de los recursos empleados (aproximados a la noción de bienes públicos) y por el carácter fundamental del acceso a servicios;

c) así como el económico, por la compleja configuración de este mercado que originalmente han surgido en lo general con una configuración monopolística (como en todos los sectores de infraestructura), así como por su aproximación a escenarios de competencia o concentración.

¿Qué tan abundante es este recurso del capital humano en este sector convergente? En ocasiones el sector ha padecido la falta de respeto de responsables carentes de experiencia y robusta formación académica.

En el lado privado de las empresas de infraestructura y operación, ha abundado y se ha acumulado de manera más continua este recurso, el humano, fundamental en su función de producción.

¿Existe una crisis de talento para la continua operación de este sector, fundamental para el cumplimiento del mandato constitucional de la conectividad?

No, definitivamente no, pero se podría avecinar.

Una primera buena noticia ha sido el anuncio anticipado de la participación de gente con formación académica y experiencia profesional como Abel Hibert. Más recientemente el prenombramiento de Salma Jalife, quien encabezará desde el 1 de diciembre la Subsecretaría de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de la SCT, y de otras figuras al frente de instancias de gobierno. Ellos, sabemos, cuentan con la capacidad, experiencia y el nivel profesional que se requiere para abonar al desarrollo de este sector.

Pero todos los eslabones son importantes en una cadena. Nada ha sido mencionado aún acerca del Organismo Promotor de Inversiones en Telecomunicaciones (Promtel), pieza fundamental en el orgullo gubernamental. A la fecha ha sido incubado y nutrido por un experimentado profesional de la gestión pública, Fernando Borjón, para llevar adelante la entidad de acompañamiento, apoyo y supervisión del desarrollo de la Red Pública Compartida (RPC), proyecto de expansión que aspira a contribuir al acceso, conectividad y su consecuente, universalización entre los mexicanos. Designación o ratificación ahí, debe tener demostrados los recursos y solvencia tanto para la continuidad de operaciones comerciales de la RPC y el cumplimiento de hitos de cobertura conforme al calendario de despliegue establecido.

En general, es digno de agradecimiento el anuncio anticipado de los nombres de aquellos que serán responsables de la política pública sectorial que, en términos convergentes, pesa más de 6% del PIB y cuyos servicios permean hoy ya, a casi la totalidad de nuestra operación social y económica.

La función de producción del sector requiere de la inyección de nueva tecnología, que avanza a ritmo de vértigo, así como de inversiones para compensar el déficit de capital que padecemos. También, por supuesto, de un marco legal y regulatorio, así como de su aplicación oportuna y efectiva. Pero sin el componente del óptimo capital humano, la impericia en la operación pública y privada pondría en riesgo la provisión eficiente de estos servicios para la totalidad de la población y del aparato productivo nacional.


Este artículo fue publicado en El Economista el 18 de octubre de 2018, agradecemos a Ernesto Piedras su autorización para publicarlo en nuestra página.

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