viernes 17 mayo 2024

Attolini, el matraquero más caro del mundo

por Óscar Constantino Gutierrez

Los británicos crearon el arma más inútil de todos los tiempos: una rueda enorme cargada de explosivos… que era incapaz de desplazarse. Este dispositivo inservible, el Panjandrum, evidencia que los gobiernos desperdician recursos en ocurrencias de nula eficacia.

Antonio Attolini es como esa rueda: bromoso, bueno para nada y costoso para los contribuyentes. La Unidad de Investigaciones Especiales de etcétera confirmó que no hay entregables del trabajo por el que cobra.

De acuerdo a la Unidad de Transparencia del Senado, Attolini debería prestar “asesorías en materia legislativa en apoyo de las Comisiones” de esa Cámara… pero no hay un solo documento donde se asienten las orientaciones brindadas por monsieur Attolini Murra, porque ese cuerpo legislativo deja en manos de cada senador la comprobación del desempeño de sus contratados.

@AttoliniConDobleT

En pocas palabras: ni la Unidad de Transparencia, ni la Dirección General de Recursos Humanos del Senado de la República cuentan con al menos una hoja de papel que dé constancia del trabajo por el que le pagan a un tipo que evidentemente dedica la mayoría de su tiempo a promocionar al presidente López y a su gobierno.

Cabe preguntar cómo da asesorías legislativas un sujeto que no es perito en Derecho, ya que estaba inscrito en la Licenciatura en Relaciones Internacionales del ITAM. Aunque, claro, ya sería ventaja que al menos hubiera evidencias de esas consultorías.

Quizá la parte más lamentable del caso del Panjandrum de Morena es su falta de congruencia: se rasga las vestiduras por los 70 mil pesos que se dice gastó Peña Nieto en gel, cuando ese Attolini nos cuesta 60 mil, mes con mes y sólo aporta ruido, propaganda, falacias, odio y adaptaciones lambisconas del Himno Nacional. El gobierno anterior tiraba el dinero público en gel, el actual lo desperdicia en babas.

Si el Ejecutivo tuviera un mínimo de honradez, no simularía actos que desvían recursos públicos y contrataría a ese militante en un puesto que correspondiera a su actividad real: la de matraquero. Para eso hay posiciones en Comunicación Social de Presidencia o en su partido Morena. Hacer pasar como asesor legislativo a un bufón de corte es, para usar la terminología de López, un acto inmoral. Esta situación no extraña por su destinatario, sino por el gobierno que lo emplea, uno que ha insistido en que la legitimidad política depende de la honestidad de los gobernantes.

Como sea, el armatoste que cobra en el Senado carece de calidad moral para opinar de los asuntos públicos. Primero que se ponga a trabajar y luego podrá predicar: en este momento es un Caifás de pacotilla…

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