miércoles 24 abril 2024

Arabia Saudita y el coronavirus

por María Cristina Rosas

Arabia Saudita es un país asiático con una población de 34 218 169 habitantes. Con un producto interno bruto (PIB) de 1. 9 billones (trillions) de dólares, es la 14ª economía mundial y posee un ingreso per cápita de 56 817 dólares -medidos ambos en términos del poder adquisitivo. Arabia Saudita ocupa el 38° lugar en los índices de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con un desarrollo alto. Figura en el 36° lugar -en un listado de 141 países- en el índice de competitividad global del Foro Económico Mundial correspondiente a 2020.[1] En el índice de libertad económica de la Fundación Heritage, Arabia Saudita se encuentra en la 83ª posición.[2] En el índice de percepción de la corrupción de Transparency International, el país árabe se ubicó en el 51° lugar entre 198 naciones en 2019.[3] En el índice de paz global de 2020, Arabia Saudita está en el 128° lugar en un listado de 163 países.[4] En el índice de seguridad en salud global está en el 47° lugar entre 195 países.[5]

El reino de Arabia Saudita es un país ligeramente más extenso que México, con 2 149 690 kilómetros cuadrados, aunque, como se explicaba, su población equivale, aproximadamente a la cuarta parte de la mexicana, por lo que la densidad demográfica es de 15 personas por kilómetro cuadrado. El territorio ocupa el 80 por ciento de la península arábiga. Al norte limita con Jordania, Irak y Kuwait. Al sur colinda con Yemen y al sureste con Omán, y en el oriente sus vecinos son Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Tiene una larga línea costera en la parte occidental, con el Mar Rojo, que mira a Egipto, Sudán y Eritrea. Tiene también una pequeña porción costera en la parte oriental con Kuwait, Qatar y el Golfo Pérsico.

El territorio es una meseta árida. Encuentra en el norte una parte del desierto sirio. En la parte occidental hay dos cadenas montañosas. Tras las montañas se desarrolla la meseta que va declinando en altitud hasta llegar al Golfo Pérsico donde hay numerosos oasis.

Como es sabido, Arabia Saudita deriva sus ingresos de la producción de hidrocarburos -es una de las seis únicas naciones en el mundo cuyo PIB depende esencialmente de la renta petrolera- por lo que la caída de los precios internacionales ha tenido efectos muy severos en el país, reduciendo sus reservas internacionales y obligando a desarrollar medidas de austeridad, esto también a la luz de la irrupción del SARSCoV2, agente causal del COVID-19 en el territorio.

Arabia Saudita tiene una relación estratégica con Estados Unidos -el primer viaje internacional de Donald Trump en 2017, fue justamente al país árabe. Con Rusia las autoridades saudíes han venido estrechando la relación, hermanadas ambas naciones por el interés por limitar la producción de hidrocarburos en el mundo y evitar así, una caída en sus precios. Las relaciones con la República Popular China (RP China) se han incrementado sustancialmente al punto de que los chinos son los mayores socios comerciales de Arabia Saudita. Respecto a los vínculos con la Unión Europea, Alemania y Francia son sus principales socios, sin dejar de lado los lazos con el Reino Unido.

Arabia Saudita mantiene una añeja rivalidad con Irán, cuya influencia en Medio Oriente y África busca limitar. De ahí que Riyad, entre otras cosas, esté fortaleciendo los vínculos con las naciones africanas, buscando abrir más misiones diplomáticas. Desde 2015 Arabia Saudita lidera la coalición árabe que apoya en Yemen al gobierno legítimo. Yemen ha vivido una crisis política donde el régimen huzí, el involucramiento iraní y también la existencia de células terroristas constituyen amenazas a la seguridad nacional saudí. Como es sabido, las relaciones entre Riyad y Teherán se rompieron en 2016 cuando la misión diplomática árabe fue asaltada en Irán. Las tensiones obedecen también a la injerencia iraní en países vecinos como Irak, Siria, y Líbano. En septiembre de 2019 se produjo un ataque con drones contra instalaciones petroleras de Saudi Aramco que las autoridades de Riyad atribuyeron a Irán.[6]

El país pertenece al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), organismo regional nacido en 1981, entre otras razones, para cerrar filas frente a la revolución islámica en Irán. En el CCG participan, además de Arabia Saudita, Omán, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Bahréin. Cabe destacar que las relaciones de Riyad con los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Bahréin y Omán son excelentes, no así con Qatar. Riyad tiene una veja rivalidad con Doha y en 2017 Arabia Saudita rompió relaciones con Qatar a quien acusó de fomentar el terrorismo en la región, de desestabilizar a las naciones de la zona y de mantener vínculos con los hermanos musulmanes, Daesh y al-Qaeda, además de apoyar, junto con Irán, a grupos rebeldes en la provincia saudí de Qatif. En consecuencia, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin aplican sanciones económicas contra Qatar y no parece que las relaciones con Doha vayan a cambiar, al menos por ahora.[7]

Arabia Saudita es una monarquía que proclama al Corán como su Constitución. No existe un Parlamento como tal y la competencia política, por ejemplo, a través de partidos está prohibida. Lo mismo ocurre con las organizaciones sindicales. El rey Salman es el titular del poder ejecutivo y designa y norma al Consejo de Ministros. Su hijo, el príncipe heredero Mohamed bin Salman es el primero en la línea de sucesión y tiene un enorme poder. El Consejo de Ministros rinde cuentas al rey, quien a su vez cuenta con poder de veto sobre cualquier decisión adoptada por el consejo. Por tratarse de una monarquía islámica absoluta y unitaria, los principios que rigen son los del islam. Es frecuente que quienes externan críticas a las autoridades o que promueven la disidencia, sean reprimidos, lo que reduce el espacio para la libertad de expresión. Detrás de la RP China e Irán, Arabia Saudita es el país con más ejecuciones por aplicación de la pena de muerte a nivel mundial.[8]

El príncipe heredero, Mohamed bin Salman, ha pugnado por una interpretación más moderada del islam y se le atribuye que las mujeres puedan conducir vehículos tras la reforma respectiva -Arabia Saudita era el único país del mundo que tenía una disposición prohibitiva en la materia. También se ha flexibilizado la industria del entretenimiento, de manera que gracias a su gestión se ha podido lograr que, tras 30 años de prohibiciones, las películas de Hollywood se puedan exhibir en el país. Se han restringido las actividades de la llamada policía religiosa, cuyas acciones afectaban desproporcionadamente a las mujeres, amén de que se ha relajado la segregación por género y se emitió la primera ley contra el acoso sexual que afectaba negativamente a las mujeres.[9] Pero el personaje arrastra acusaciones variadas y graves. Se le atribuye la autoría intelectual del asesinato del periodista Jamal Khashoggi en la embajada saudí árabe en Estambul el 2 de octubre de 2018. En el presente año fue señalado como responsable de enviar deliberadamente un mensaje por Whatsapp al titular de Amazon, Jeff Bezos, a fin de hackear su teléfono.[10]

El príncipe heredero presentó en abril de 2016 el programa Saudi Vision 2030, cuyo principal objetivo es diversificar la economía del país y reducir su enorme dependencia respecto a los hidrocarburos. Para ello apuesta a reducir los subsidios gubernamentales, a fomentar la privatización, la incorporación paulatina de las mujeres al mercado laboral y estimular el turismo. También busca la creación de importantes obras de infraestructura y lograr que más personas se empleen en el sector privado. Un actor clave en el programa Saudi Vision 2030 es la empresa petrolera saudí árabe Saudi Aramco, que se pretende transformar en un conglomerado mundial -actualmente es la empresa petrolera con mayor facturación en el mundo. Otros sectores que se apuesta reformar son el educativo y el de salud.[11]

Situación demográfica y epidemiológica

Como se explicaba, la población de Arabia Saudita asciende a 34 218 169 habitantes. Riyad, la capital, es la ciudad más importante y alberga a poco más de 5 millones de habitantes. Otras ciudades relevantes son Yeda (3. 5 millones), La Meca (1. 5 millones), y Medina (1. 1 millones).

En el país se desarrolla la llamada tutela masculina o wilaya, lo que significa que las mujeres deben tener el consentimiento de padres, esposos e incluso hijos varones para obtener un pasaporte y viajar; para casarse -el padre o tutor debe dar su consentimiento-; y para salir de prisión. Deben portar la abaya, una túnica negra que cubre su cuerpo, salvo cara y manos. También deben portar la niqab que les cubre la cabeza y la cara y que sólo permite ver sus ojos. Desde 2018 pueden manejar un vehículo y en los partidos de fútbol pueden ir solas o acompañadas pero se les asigna un lugar para familias, separado de los hombres.[12] Su testimonio vale la mitad que el de un hombre. Si heredan, sólo reciben la mitad respecto al monto de sus hermanos. Hay escuelas para niños y niñas y, en general, se considera que es uno de los países más desiguales, según el informe de la brecha de género del Foro Económico Mundial, donde Arabia Saudita figura en el 141° lugar, entre 149 países estudiados.[13]

La esperanza de vida promedio en el país es de 74. 99 años con una pequeña diferencia entre la esperanza de vida de las mujeres (76. 31 años) y la de los hombres (73. 79 años). Se observa un aumento ininterrumpido de la esperanza de vida desde 1960, cuando el promedio para la población era de 45. 63 años y el de mujeres era de 47. 75 frente a la de los hombres con 43. 67, como se puede observar en el gráfico 2.

La pirámide demográfica muestra una notable disparidad de género. Si bien aparece equilibrada entre los 0 y los 19 años, comienza a presentarse una brecha a partir de los 20-24 años que encuentra su mayor expresión en las personas de 35 a 64 años. Esto obedece en parte a la importación de trabajadores extranjeros, la inmensa mayoría de ellos, si no es que todos, del sexo masculino. Las edades en que se acentúan las disparidades coinciden con la edad laboral más deseada por parte de las empresas y patrones contratistas. Posteriormente, en la pirámide demográfica, aflora nuevamente un equilibrio e incluso la proporción de mujeres entre 80 y 84 años supera a la de los hombres.

 

A principios del siglo XX, la población era esencialmente nómada, pero esto ha cambiado al paso del tiempo. En los pasados 60 años, el país ha vivido una notable urbanización, al pasar del 31. 25 por ciento de la población habitando ciudades en 1960 hasta llegar al 84. 06 por ciento en 2019.

En el país una tercera parte de la población es extranjera. Esto significa que el 60. 7 por ciento de los habitantes son árabes sauditas, es decir, los nativos del país. Se trata del grupo étnico más grande, hablan árabe peninsular o árabe del sur. La siguiente etnia en importancia son los sirios, muchos de ellos inmigrados ante la violencia que impera en su país de origen. Se estima que son unos 2. 6 millones de personas. La tercera etnia corresponde a los indios, quienes son el segundo grupo de expatriados más grande del país y han emigrado a Arabia Saudita por razones económicas. Hay también una presencia importante de africanos/asiáticos, paquistaníes, filipinos, bengalíes, egipcios y yemenitas.

 

La estancia de los extranjeros en Arabia Saudita está vinculada a un contrato laboral, por lo que, cuando este termina por la razón que sea -consideraciones políticas, crisis económica o ahora, por la pandemia del SARSCoV2- estas personas son expulsadas dado que no importa cuánto tiempo hayan residido en el territorio saudi árabe, porque no se tiene previsto otorgarles residencias permanentes al margen de un empleo. Tampoco es factible que puedan acceder a una ciudadanía. Por ello se han documentado diversos abusos hacia estos grupos de población, que van desde trabajos forzados, retardos o no pago de sus salarios, viviendas en condiciones poco higiénicas y ello sin contar la dependencia total respecto al patrón, que en el caso de Arabia Saudita es quien expide el permiso para que el trabajador salga del país.[14] Este sistema es conocido como kafala.[15]

 

La tasa de fertilidad en el país ha disminuido sustancialmente al pasar de 7. 21 hijos por mujer en 1960 a 2. 31 en 2018, con lo que Arabia Saudita cumple con los criterios demográficos de reemplazo que reconocen los expertos en estudios de población. Es de destacar también la notable tasa de reducción en la mortalidad infantil. Mientras que en 1960 eran 110 defunciones de niños o niñas por cada 1 000 nacidos vivos, en 2019 la tasa había bajado a 5. 7.

En Arabia Saudita las enfermedades isquémicas del corazón son las principales causas de defunción en el país, como se observa en el cuadro 1. La segunda son los accidentes de tránsito. La insuficiencia renal crónica figura en cuarto lugar, seguida por enfermedades respiratorias del tracto inferior, la enfermedad de Alzheimer y los conflictos armados y el terrorismo. La diabetes mellitus aparece en la décima posición.

Es importante destacar que los padecimientos y situaciones referidas no se distribuyen por igual entre hombres y mujeres. Baste mencionar que las enfermedades cardiovasculares tienen un efecto desproporcionado en las mujeres debido a las restricciones culturales imperantes para que las féminas desarrollen actividades físicas. De ahí que presenten factores de riesgo como obesidad e inactividad física en proporciones muy superiores respecto a los hombres.[16]

Tras una revisión de diversos factores de riesgo en las mujeres saudí árabes se encontró que la prevalencia de tabaquismo iba del 1. 1 al 9. 1 por ciento; que la hipertensión era del 21. 8 por ciento; que la diabetes iba del 9. 6 al 27.- 6 por ciento; y que la obesidad era del 40. 23 por ciento; en tanto la inactividad física iba del 53. 2 al 98. 1 por ciento. La prevalencia de hipercolesterolemia en las mujeres saudíes es, en promedio, de 24. 5 por ciento, en tanto el síndrome metabólico va del 13. 6 al 40. 3 por ciento. Todos estos elementos coadyuvan al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, por lo que se ha sugerido a las autoridades del país que planteen estrategias para revertir esta tendencia y reducir la prevalencia de enfermedades cardiovasculares en las mujeres del país.[17]

En contraste con las mujeres, los hombres es más frecuente que incurran en tabaquismo y que vivan con diabetes. Las mujeres, como se explicaba, es más factible que padezcan obesidad, tristeza, que experimenten estrés y que tengan un nivel educativo más bajo. En las zonas rurales se observan altas tasas de personas que viven con diabetes, obesidad, hipertensión y tasas más bajas de una dieta poco sana. En diversos estudios se ha documentado que los jóvenes tienen una dieta poco sana, que enfrentan estrés permanente y padecen depresión.[18]

Los accidentes de tránsito son una de las principales causas de defunción en Arabia Saudita, es particular durante el Ramadán. En la medida en que se ha incrementado el parque vehicular, también lo han hecho los accidentes. Un análisis efectuado a lo largo de un año reveló que, de 361 víctimas, 16 por ciento eran menores de 10 años y que el 47 por ciento tenían entre 11 y 30 años. Ninguna de las personas involucrada en accidentes portaba cinturón de seguridad. La mitad de los niños accidentados eran peatones. La proporción de víctimas entre los hombres es de 4 a 1 respecto a las mujeres. Se ha detectado que el estallamiento de neumáticos ante el intenso calor, es responsable del 39 por ciento de todos los accidentes.[19] El consumo de alcohol y las distracciones que genera el empleo de teléfonos celulares, son factores que se suman a mantener a los accidentes de tránsito entre las principales causas de defunción en el país.

El sistema de salud de Arabia Saudita

En general existen principalmente cuatro sistemas de salud en el mundo, a saber:

  • El mutualista o bismarckiano, basado en cotizaciones como fuente principal de financiamiento, que se basa en las aportaciones obligatorias del trabajador y de la empresa en la que labora para su solvencia. Este sistema prevalece actualmente en Alemania y también en Austria, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Japón.[20] Al modelo bismarckiano también se le conoce como modelo de los seguros sociales.[21]
  • El modelo Beveridge. Este sistema nació en 1942, en plena segunda guerra mundial de la mano de Lord William Beveridge, en el cual el Estado se hace cargo del financiamiento del sistema de salud unificando el sistema de seguridad social bajo su égida, a través de impuestos. Este modelo también se aplica en Francia -donde Pierre Laroque encabezó los esfuerzos para brindar protección social a la población, de manera que en 1946 se creó el sistema nacional de seguridad social-,[22] Suecia, Dinamarca, España e Italia, entre otros.
  • El liberal, cuyo principal representante es Estados Unidos. Conforme a sus premisas, la salud es un bien de consumo donde son las libres fuerzas del mercado las que distribuyen los recursos sanitarios a la sociedad. El Estado no tiene la responsabilidad de promover la salud y su participación es marginal, dirigiendo su atención sobre todo a grupos desfavorecidos o carentes de recursos. El usuario paga directamente al proveedor o bien, lo hace a través de compañías privadas de seguros. Si bien el modelo favorece la competitividad entre los proveedores y da libertad a la sociedad de elegir al de su preferencia, cubre de manera imperfecta el aprovisionamiento de servicios de salud, dejando fuera numerosos padecimientos y también a diversos sectores de la población, incluso a aquellos que cuentan con un seguro privado.
  • El socialista o Semashko, creado en la década de los años 20 del siglo pasado tras el triunfo de la revolución de octubre. Lleva el nombre de Nicolai Semashko, quien fuera Ministro de Salud de la URSS de 1918 a 1930.[23] Actualmente subsisten ya muy pocos ejemplos basados en el modelo Semashko, siendo Corea del Norte y sobre todo Cuba, sus máximos exponentes. En este modelo el financiamiento corre por cuenta del Estado e incluye a la totalidad de la población. Por lo tanto, tiene cobertura universal y gratuita. Las ventajas son evidentes: se apuesta por la medicina preventiva y la educación y alfabetización sanitarias para elevar la salud de la población. Con todo es un sistema rígido y burocrático.[24]

El sistema de salud de Arabia Saudita es del tipo Beveridge. El primer departamento de salud pública fue establecido en La Meca en 1925 por un decreto del rey Abdulaziz. Esta entidad proporcionaba cuidados médicos a la población y a los peregrinos a través de la creación de hospitales y dispensarios. En 1950 nació el Ministerio de Salud a partir de otro decreto del rey. A partir de 1975, el gobierno creó los planes de desarrollo por lustros o quinquenales -algo similar a los planes nacionales de desarrollo que existen en México y que nacieron en el gobierno de Miguel de la Madrid. Estos planes establecen medidas para mejorar todos los ámbitos de la vida nacional, entre ellos, ciertamente, la salud.

 

Actualmente el Ministerio de Salud es el mayor proveedor de servicios médicos para la población y administra directamente 244 hospitales, 2 037 centros de atención primaria a la salud, además de que existen 39 hospitales con apoyo gubernamental parcial, y 125 hospitales privados. El gasto en salud per cápita ha tenido un ascenso sostenido entre 2000 y 2014, habiendo declinado ligeramente entre 2015 y 2017. Pasó de 384. 39 dólares en el 2000 a 1 093. 4 dólares en 2017.

 

El gasto de bolsillo como porcentaje del gasto total en salud se ha reducido en el mismo período al pasar del 18. 46 por ciento a representar el 16. 86 por ciento. Por otra parte, uno de los desafíos más apremiantes que enfrenta el sistema de salud es la escasez de personal médico. Baste mencionar que el 53 por ciento del personal son expatriados de países como Egipto, Pakistán, India, Bangladesh, Filipinas, diversos países europeos, Canadá y Estados Unidos. En el sector privado sólo el 4. 9 y el 4. 8 por ciento de los médicos y personal de enfermería contratados, son saudíes.

 

El país dispone de pocas camas de hospital por cada 1 000 habitantes. Si bien, respecto a 1960 cuando la proporción era de apenas 0. 77 se observa un avance, toda vez que en 2014 la disponibilidad era ya de 2. 7 camas, sigue siendo baja.

Como se explicaba, Arabia Saudita tiene una carencia importante de personal de salud. En 1960 la existencia de médicos era muy precaria y hacia 2018 la cifra era de 2. 61 por cada 1 000 habitantes. En lo que se refiere al personal de enfermería y parteras, hay una mejor proporción, de 5. 47 por cada 1 000 habitantes (datos de 2018), pero en ambos rubros, la dependencia de personal extranjero es la norma.

 Lecciones aprendidas: Arabia Saudita y el MERS

Por tratarse de un centro de peregrinaciones internacionales, Arabia Saudita es un país con propensión a crisis epidemiológicas. Millones de musulmanes de todo el mundo viajan a La Meca o Makkah (Umrah y Hajj), en lo que se considera una las reuniones más masivas del mundo. Umrah es un ritual desarrollado diariamente en la ciudad de La Meca, en tanto Hajj es una peregrinación anual a los sitios sagrados de La Meca que dura cinco días. Hajj es llevada a cabo por unos 2 millones de peregrinos anualmente. Si bien las autoridades saudíes hacen un importante esfuerzo en materia de sanidad y seguridad para los peregrinos, lo cierto es que todos ellos representan un riesgo para propagar enfermedades globalmente y en el país.[25]

Como es sabido, hasta ahora se han identificado siete tipos de coronavirus: cuatro de ellos (HCoV-229E, HCoV-OC43, HCoV-NL63 y HCoV-HKU1) son muy comunes y algunos están presentes en el resfriado cotidiano junto a otros agentes patógenos como los rinovirus, por lo que se estima que una proporción muy alta de la población ha desarrollado defensas frente a ellos estando mayoritariamente inmunizados.[26] Además de estos cuatro coronavirus, han aparecido de forma más reciente otros tres, de los que el SARSCoV2 es el más famoso si bien sus otros dos hermanos debutaron en el presente siglo encendiendo las alertas de la comunidad científica, debido a la incidencia y distintos grados de letalidad: se trata del síndrome respiratorio agudo severo (SARSCoV) y del síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERSCoV).

El MERSCoV es una enfermedad respiratoria vírica provocada por un nuevo coronavirus que fue detectada por primera vez en Arabia Saudita en 2012. Los síntomas típicos del MERS son fiebre, tos y dificultades respiratorias. Es habitual que haya neumonía, pero no siempre. También se han registrado síntomas gastrointestinales, en particular diarrea. Algunos casos de infección por MERSCoV no presentan síntomas, aunque den positivo para el virus en las pruebas de laboratorio. La mayoría de estos casos asintomáticos se han detectado tras exhaustivos rastreos de los contactos de casos confirmados. Aproximadamente entre el 35 y el 40 por ciento de los casos de MERSCoV notificados han desembocado en la muerte del paciente lo que significa que su tasa de letalidad es la más alta respecto al SARS y el SARSCoV2. Desde su aparición, se confirmaron más de 2 500 casos en el mundo y un poco más de 800 defunciones. En Corea del Sur, el país que detrás de Arabia Saudita fue el más golpeado por el MERSCoV se logró reducir la tasa de letalidad que, de todas formas ha sido alta cuando se le compara con otras enfermedades respiratorias: 20 por ciento. Si bien la mayoría de los casos humanos de MERS-CoV se han atribuido a la transmisión de persona a persona en entornos sanitarios –i. e. hospitales-, los datos científicos actuales indican que los dromedarios son un importante reservorio de MERSCoV y una fuente animal de infección humana. Sin embargo, se desconoce la función específica de los dromedarios en la transmisión del virus y cuáles son exactamente las vías de transmisión. En varios países, como Arabia Saudita, Egipto, Omán y Qatar, se han aislado en dromedarios cepas de MERSCoV idénticas a las cepas humanas. No parece que el virus se transmita fácilmente de una persona a otra a menos que haya un contacto estrecho, por ejemplo, al atender a un paciente sin la debida protección.

Desde 2012 se han notificado casos de MERSCoV en 27 países, a saber: Alemania, Arabia Saudita, Argelia, Austria, Bahréin, la RP China, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Grecia, Italia, Jordania, Kuwait, Líbano, Malasia, Omán, Países Bajos, Qatar, Reino Unido, República de Corea, Irán, Tailandia, Túnez, Turquía y Yemen. Con todo, el 84. 2 por ciento de todos los casos humanos se han notificado en Arabia Saudita, donde la enfermedad es considerada endémica.[27]

El primer caso de MERSCoV fue confirmado en Jeddah, Arabia Saudita, en 2012. Una vez que esto ocurrió, el Ministerio de Salud del país estableció un centro de comando y control y aceleró la creación del Centro Saudí para el Control y la Prevención de las Enfermedades (SCDC), que fue colocado a la cabeza de la respuesta ante el MERSCoV y que actualmente es de extrema importancia para lidiar con el SARSCoV2. Adicionalmente, el Ministerio de Salud creó el Laboratorio Nacional de Salud, esto para contar con un lugar de alta biocontención para el diagnóstico de enfermedades infecciosas. La bioseguridad ha sido un tema central considerando, como se explicaba, que en muchas ocasiones la propagación de la enfermedad se produjo en entornos sanitarios. Actualmente todos los hospitales del país cuentan con protocolos. Adicionalmente, las autoridades sanitarias determinaron que 25 hospitales regionales fueran destinados exclusivamente para el aislamiento y tratamiento de los pacientes con MERSCoV. No sobra decir que hoy estos hospitales han resultado muy útiles para que el país haga frente al SARSCoV2.[28]

El MERSCoV es más frecuente que se presente en hombres que en mujeres, en pacientes saudíes más que en quienes no lo son y en un rango de edad de 21 a 60 años. La región oriental de Riyad, la capital, es donde más casos se han confirmado. Se requieren más estudios que permitan establecer vínculos entre características demográficas, edad, mortalidad y la forma de propagación de la enfermedad.[29]

Compartir la información sobre nuevas enfermedades con la comunidad internacional es muy necesario y el esfuerzo desarrollado por la comunidad médica y científica saudí es encomiable al haber producido en los últimos años más de 480 artículos en revistas científicas, lo que ha permitido conocer y entender al MERSCoV. Por si fuera poco y dado que, como se explicaba, el MERSCoV es endémico en el país, las autoridades se encuentran desarrollando una vacuna que actualmente se encuentra en la fase 1 de pruebas clínicas (Clinical Trial NCT4170829) y otros tratamientos. Adicionalmente se han probado dos vacunas contra el MERSCoV en animales, especialmente en dromedarios.[30]

El país también ha impulsado la investigación médica y el desarrollo y producción de vacunas. Con todo, Arabia Saudita requiere laboratorios de bioseguridad de nivel 3, dado que sólo hay uno en una institución académica, amén de que es menester que haya un trabajo de colaboración más estrecho entre la industria y la comunidad académica.[31] Con todo, al igual que ocurrió con la epidemia del SARSCoV en la RP China a principios del presente siglo -siendo este país el más golpeado por la enfermedad a nivel mundial- quien aprendió del virus y desarrolló una mejor preparación para el SARSCoV2, habiendo logrado reducir sus efectos considerablemente en el país, Arabia Saudita aprendió del MERSCoV y esa curva de entendimiento de ese letal coronavirus ha sido esencial para lidiar con el contagioso SARSCoV2 en el momento actual.

Arabia Saudita y el coronavirus

El primer caso de una persona con COVID-19 en el país fue confirmado el 2 de marzo. Se trata de una persona que regresó a Arabia Saudita tras un viaje a Irán. La propagación del virus en la región, en particular en Irán y Turquía, quienes tienen 975 951 y 668 957 casos confirmados y 48 628 y 13 936 defunciones, respectivamente,[32] ha llevado a las autoridades saudíes a establecer estrictas medidas para evitar el ingreso de personas potencialmente portadoras y, por otra parte, para mitigar la afección. Al día de hoy -2 de diciembre de 2020- el país tiene 357 623 casos confirmados y 5 907 defunciones, lo que representa una tasa de letalidad de 1. 64, una de las más bajas del mundo. ¿A qué obedece el éxito del país en la lucha contra el COVID-19?

Desde principios de enero, se integró un comité nacional para la preparación ante la llegada del virus al país. El 6 de febrero, casi un mes antes de que se registrara el primer caso, las autoridades saudíes cancelaron todos los vuelos entre el país y la RP China. El 27 de febrero, el gobierno suspendió el ingreso de todos los peregrinos y turistas internacionales a La Meca y Medina. Un día después, prohibió el viaje de nacionales de países afectados por el COVID-19, incluyendo a ciudadanos del CCG que hubiesen viajado a países afectados por la enfermedad.[33]

Una vez que se confirmó el primer caso, el 4 de marzo se suspendió la Umrah y las dos mezquitas sagradas de La Meca y medina fueron cerradas para fines de limpieza y desinfección diariamente a partir del 5 de marzo. El 8 de marzo, el gobierno dispuso el cierre de escuelas y universidades y el desarrollo de clases virtuales. Se emitió una prohibición de viajes a todos los países afectados por la enfermedad y se puso en cuarentena a los pasajeros que arriban a Arabia saudita procedentes de esas naciones. El 9 de marzo, el gobierno de Riyad entregó 10 millones de dólares a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para apoyar sus esfuerzos en la lucha contra el COVID-19. Ya para el 12 de marzo todas las cumbres y encuentros internacionales, además de los eventos deportivos programados, fueron suspendidos y todos los vuelos internacionales y nacionales, salvo los destinados a tareas de seguridad nacional y vinculados a los sectores de salud, fueron suspendidos. Por primera vez en la historia del país, la práctica del rezo de cinco veces al día fue suspendida en todas las mezquitas del país y se solicitó a todos los musulmanes y autoridades religiosas a rezar desde sus hogares.[34]

Arabia saudita ha echado mano de las tecnologías de la información y la comunicación para combatir la pandemia. Por ejemplo, creó una aplicación para teléfonos celulares denominada “mi salud” en la que las personas pueden buscar asistencia médica y recibir recetas sin tener que trasladarse a un hospital o centro de salud. Las autoridades crearon esta “app” cuando el país tenía apenas 300 casos confirmados. Asimismo, considerando que los saudíes son grandes usuarios de las redes sociales, por ejemplo, de Twitter, las autoridades sanitarias aprovecharon esa plataforma para inundarla con campañas apoyadas por celebridades, figuras púbicas, etcétera, conminando a las personas a quedarse en casa y a aplanar la curva. Ciudades como Riyad, La Meca, medina y Jeddah fueron completamente cerradas y se prohibieron los viajes en todas las provincias del país. A finales de marzo de impuso un toque de queda de 24 horas en el país y se puso en marcha la aplicación de pruebas masivas a la población.[35] Hacia el 26 de noviembre, Arabia Saudita ocupaba el 11° lugar mundial por número de pruebas aplicadas por millón de habitantes, con 268 384, lo que significa que poco más de uno de cada cuatro saudíes ha recibido la prueba para determinar si padece la enfermedad.[36]

A fines de marzo de 2020, Arabia Saudita, que preside al Grupo de los 20 (G20), convocó a una reunión virtual a los líderes de los países participantes, para impulsar la cooperación en la lucha internacional contra la pandemia. De manera más reciente, los días 21 y 22 de noviembre, se llevó a cabo la cumbre anual del G20 que también presidió Arabia Saudita y que derivó en el compromiso de un plan de acción global para hacer frente a la pandemia exaltando igualmente la importancia del acceso a vacunas y a la inmunización como un bien público global.[37]

El notable trabajo desarrollado por las autoridades de Arabia Saudita, dentro y fuera del país, ha sido encomiable frente a la pandemia, si bien, la discriminación contra los trabajadores extranjeros es, sin duda, uno de los aspectos más criticables. Como se explicaba, la península arábica es receptora de muchos trabajadores, quienes han resultado clave para el desarrollado de las actividades económicas de Arabia Saudita y sus vecinos. Sin embargo, ante la pandemia, muchos de ellos han debido renunciar voluntaria o forzadamente, debiendo volver a sus países de origen los que, naturalmente, también lo están pasando mal ante la pandemia. Por ejemplo, el gobierno saudí ha deportado a miles de trabajadores etíopes al país africano, no obstante la petición de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para que detuviera estas acciones, mismas que podrían coadyuvar a la propagación de la enfermedad.[38] Adicionalmente, estas medidas privan a los familiares de los expatriados de remesas valiosas en tiempos de crisis económica, de manera que al volver a sus terruños, donde el desempleo se ha disparado, la suerte de todos estos trabajadores es muy incierta.[39]

La pandemia ha exacerbado el racismo contra los extranjeros. Lo irónico de esta situación es que, en un país con personal de salud tan limitado, son los médicos y personal de enfermería extranjeros, los que están ayudando a Arabia Saudita a enfrentar al COVID-19 con un enorme riesgo personal, dado que, como expatriados, si llegaran a enfermarse no tienen familiares que los cuiden, puesto que estos se encuentran en sus países de origen.[40] Y es que los lugares en que residen, mismos que están definidos en sus permisos de trabajo, no siempre cuentan con las mejores condiciones de higiene y servicios, por lo que el hacinamiento en que se encuentran, son una vulnerabilidad adicional. Noor Tayeh resume la triste realidad de los trabajadores migrantes en Arabia Saudita: “la fragmentación espacial en el corazón de la mayoría de las ciudades de la Península tiene sus raíces en la estructura social que traza fronteras entre lo indígena y lo extranjero o “forastero”. El forastero aquí es el trabajador expatriado que ocupa toda una variedad de trabajos, ya sea en escasas profesiones cualificadas, como la medicina y la ingeniería, en el servicio doméstico, que es lo más común, o en el trabajo no especializado cuyo papel es fundamental para la construcción y el funcionamiento de las ciudades… En las ciudades de Arabia Saudita, al igual que en las de los países vecinos, la nacionalidad y el estatus social gobiernan las geografías y tipologías de vida”[41] y a los extranjeros les toca la peor parte.


[1] Klaus Schwab (2020), World Competitiveness Report 2020, Geneva, World Economic Forum, p. xiii, disponible en http://www3.weforum.org/docs/WEF_TheGlobalCompetitivenessReport2019.pdf

[2] The Heritage Foundation (2020), 2020 Index of Economic Freedom, Washington D. C. The Heritage Foundation, disponible en https://www.heritage.org/index/country/saudiarabia

[3] Transparency International (2019), Corruption perception Index 2017, Berlin, Transparency International, disponible en https://www.transparency.org/en/cpi/2019/results/sau

[4] Institute for Economics and Peace (2020), Global Peace Index 2020. Measuring Peace in a Complex World, Sydney, Institute for Economics and Peace, disponible en http://visionofhumanity.org/indexes/global-peace-index/

[5] John Hopkins (October 2019), Global Health Security Index. Building  Collective Action and Accountability, disponible en https://www.ghsindex.org/wp-content/uploads/2020/04/2019-Global-Health-Security-Index.pdf

[6] Ministerio de Asuntos Exteriores (2020), Arabia Saudí. Ficha país, Madrid, disponible en http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/ARABIASAUDI_FICHA%20PAIS.pdf

[7] Ibid.

[8] Amnistía Internacional (s/f), Arabia Saudí 2019, disponible en https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/paises/pais/show/arabia-saudi/

[9] Ángeles Espinosa (10 de febrero 2019), “Por qué las jóvenes escapan de Arabia Saudí”, en El País, disponible en https://elpais.com/internacional/2019/02/08/actualidad/1549635935_488386.html

[10] Jorge C. Parcero (24/01/2020), “La misteriosa vida de Mohamed bin Salman, el “súpervillano” tras el espionaje a Bezos”, en Vanitatis, disponible en https://www.vanitatis.elconfidencial.com/casas-reales/2020-01-24/vida-privada-mbs-mohamed-bin-salman-mujer-esposa-123_1675158/

[11] Carlos Palomino (22 de junio de 2020), “Saudi Vision 2030: el plan saudí para superar la era del petróleo”, en El Orden Mundial, disponible en https://elordenmundial.com/saudi-vision-2030-arabia-petroleo-economia/

[12] Laia Ros (17-01.2019), “¿Qué puede y qué no puede hacer una mujer saudí?”, en La Vanguardia, disponible en https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20190117/454173661967/derechos-obligaciones-mujeres-arabia-saudi.html

[13] World Economic Forum (2018), The Global Gender Gap Report 2018, Geneva, World Economic Forum, p. 8, disponible en http://www3.weforum.org/docs/WEF_GGGR_2018.pdf

[14] El Salto (17 de julio 2020), “Países árabes: la crisis migratoria de la que no se habla”, disponible en https://www.elsaltodiario.com/migracion/crisis-migratoria-paises-arabes

[15] Alejandro Salamanca (14 de mayo de 2018), “Cuando los inmigrantes son mayoría: los Emiratos Árabes Unidos”, en El Orden Mundial, disponible en https://elordenmundial.com/inmigrantes-en-los-emiratos-arabes-unidos/

[16] Mashael K. Alshaikh, Filippos T. Filippidis, Juren P. Baldove, Azeem Majeed, y Salman Rawaf (29 September 2016), “Women in Saudi Arabia and the Prevalence of Cardiovascular Risk Factors: A Systematic Review”, en Journal of Environmental and Public Health, Volume 2016, disponible en https://www.hindawi.com/journals/jeph/2016/7479357/

[17] Ibid.

[18] Khalid F. Alhabib, Mohammed A. Batais, Turky H. Almigbal, Mostafa Q. Alshamiri, Hani Altaradi, Sumathy Rangarajan y Salim Yusuf (8 August 2020), “Demographic, behavioral, and cardiovascular disease risk factors in the Saudi population: results from the Prospective Urban Rural Epidemiology study (PURE-Saudi)”, en BMC Public Health, disponible en https://bmcpublichealth.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12889-020-09298-w

[19] Public Health (January 1994), “Road traffic accidents in Saudi Arabia”, Volume 108, Issue 1, disponible en https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0033350605800320

[20] Ibid.

[21] I. Vera (24 de septiembre 2018), “Bismarck vs Beveridge: el cara a cara de los sistemas de salud en la Unión Europea”, en Planta Doce, disponible en https://www.plantadoce.com/entorno/bismarck-vs-beveridge-el-cara-a-cara-de-los-sistemas-sanitarios-en-la-union-europea.html

[22] Organización Internacional del Trabajo (1 de diciembre 2009), De Bismarck a Beveridge: seguridad social para todos, Ginebra, OIT, disponible en https://www.ilo.org/global/publications/world-of-work-magazine/articles/ilo-in-history/WCMS_122242/lang–es/index.htm

[23] Juan Carlos Giraldo Valencia (julio-agosto 2017), “Rasgos distintivos de los sistemas de salud en el mundo. Actualización 2017. Basado en el Índice Compuesto de Resultados en salud (ICRS)”, en Hospitalaria, p. 20, disponible en https://achc.org.co/wp-content/uploads/2018/08/Rasgos-distintivos-de-los-sistemas-de-salud-ACHC-2017.pdf

[24] Universidad Autónoma de Madrid (2011), Introducción a los sistemas sanitarios. El sistema sanitario español, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid-Unidad de Medicina de Familia y Atención Primaria-Facultad de Medicina, disponible en https://formacion.uam.es/pluginfile.php/122653/mod_resource/content/1/Tema_7.pdf

[25] Abdullah A .Algaissi, Naif Khalaf Alharbi, Mazen Hassanain y Anwar M. Hashem (June 2020), “Preparedness and response to COVID-19 in Saudi Arabia: Building on MERS Experience”, en Journal of Infection and Public Health, Vol. 13, Issue 6, disponible en https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1876034120304664

[26] Ismael Mingarro (24 de marzo de 2020), “Los siete tipos de coronavirus que infectan humanos”, en National Geographic, disponible en https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/7-tipos-coronavirus-que-infectan-humanos_15353

[27] Jian Xiao, Min Fang, Qiong Chen y Bixiu He (June 2020), “SARS, MERS and COVID-19 Healthworkers: a narrative review”, en Journal of Infectiona and Public Health, disponible en https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1876034120304858

[28] Abdullah A .Algaissi, Naif Khalaf Alharbi, Mazen Hassanain y Anwar M. Hashem, Ibid.

[29] Ibid.

[30] Ibid.

[31] Ibid.

[32] Datos al 2 de diciembre de 2020.

[33] Abdullah A .Algaissi, Naif Khalaf Alharbi, Mazen Hassanain y Anwar M. Hashem, Ibid.

[34] Ibid.

[35] Ibid.

[36] Statista (November 26, 2020), “Rate of coronavirus (COVID-19) tests performed in the most impacted countries worldwide as of November 26, 2020 (per million population)”, disponible en https://www.statista.com/statistics/1104645/covid19-testing-rate-select-countries-worldwide/

[37] Voice of America (noviembre 22, 2020), “Cumbre virtual del G20 concluye el domingo”, disponible en https://www.voanoticias.com/noticias-internacional/cumbre-g20-cierre-domingo

[38] Más Azul Planeta (junio2020), “ONU denuncia que varios países expulsan a migrantes en medio del COVID-19”, disponible en https://www.masazulplaneta.com.ar/2020/06/01/migrantes-expulsados-y-abandonados-a-su-suerte/

[39] HispanTV (14 de abril de 2020), “ONU advierte: Riyad expulsa a migrantes en medio del COVID-19”, disponible en https://www.hispantv.com/noticias/arabia-saudi/463762/onu-deportacion-migrantes-coronavirus

[40] Infobae (7 de mayo de 2020), “Migrantes vitales en lucha contra pandemia en el Golfo Pérsico”, disponible en https://www.infobae.com/america/agencias/2020/05/07/migrantes-vitales-en-lucha-contra-pandemia-en-golfo-persico/

[41] Noor Tayeh (08/09/2020), “COVID-19 y la marginación urbana en Arabia Saudita”, en Rebelión, disponible en https://rebelion.org/la-covid-19-y-la-marginacion-urbana-en-arabia-saudi-2/

 

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