jueves 28 marzo 2024

AMLO y sus paraísos perdidos

por Gerardo Trejo Veytia

El presidente José López Portillo vaticinó al principio de su sexenio (1976-1982): “Como país de contrastes hemos estado acostumbrados a administrar carencias y crisis, ahora el petróleo es el otro extremo: tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia”; efectivamente, México había encontrado yacimientos enormes de petróleo y una crisis en el Medio Oriente ocasionó un aumento importante en el precio del barril.

Test: ¿Qué tanto sabes de la historia económica de México? (II)Pemex se endeudó para incrementar la extracción, capacidad de refinación y petroquímica, logrando crecimientos muy importantes en la exportación de crudo en los siguientes años. La mayoría fue financiado con deuda externa, apostando a que la venta de petróleo proporcionaría los dólares suficientes para poder pagar.

Sabemos lo que pasó después… Basta recordar que al final del sexenio en su último informe, JLP sentenció: “No vengo aquí a vender paraísos perdidos ni a buscar indulgencias históricas…”, “soy responsable del timón, más no de la tormenta…”

Hace unos días -45 años después (25 de abril de 2021)- el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró en la refinería de Cadereyta, entre porras: “Vamos a rescatar a Pemex, el petróleo no es del Estado, mucho menos del gobierno, el petróleo es del pueblo”.

La primera apuesta por el petróleo y Pemex fracasó por no prever que los precios del crudo podían bajar y que los intereses de la deuda externa podían subir; efectivamente, López Portillo no ocasionó que esto sucediera, pero sí fue totalmente irresponsable e imprudente al no estar preparado para este escenario.

El que maneja el timón sí es responsable de conocer el pronóstico del tiempo y el clima que se avecina. En aquel entonces todo parecía favorable para los países exportadores de petróleo, ya que no existían fuentes renovables de energía, aun así, el experimento fracasó por una falta de previsión al poner todos los huevos en una misma canasta.

México apostó todo al petróleo y perdió, ocasionando su colapso económico y gran sufrimiento a millones de familias.

Fotografía: Archivo histórico de PEMEX, 1950.

A partir de ahí, México aprendió la lección y empezó una estrategia exitosa de diversificación de productos y exportaciones, logrando que las finanzas públicas no dependieran tanto del petróleo. El país se abrió al mundo con la entrada al GATT y posteriormente con la firma del TLCAN. Se implementaron cambios importantes para que nuestra economía fuera más competitiva y poder alcanzar un desarrollo sostenible.

En las siguientes décadas la extracción de petróleo y capacidad de refinación empezaron a declinar por falta de tecnología e inversión, al estar restringida la participación de los privados. Para no repetir errores pasados, se decidió llevar a cabo una reforma energética que incentivara la llegada de inversión y tecnología privadas, indispensables actualmente para compartir riesgos y revitalizar a Pemex.

Increíblemente, la actual administración acaba de hacer una contrarreforma que restringe la participación de la iniciativa privada, al tiempo que promete rescatar a Pemex sin inversión privada.

Hoy, Petróleos Mexicanos es una de las empresas más endeudadas en el mundo: pierde dinero todos los días. La tendencia mundial es apostar por las energías renovables y disminuir el uso de combustibles fósiles para aminorar el cambio climático. Aun así, AMLO promete paraísos perdidos que nunca lo fueron, apostando todo a reconstruir el monopolio estatal, sin inversión privada, sin capacidad de mayor endeudamiento y en un momento poco favorable para este sector. ¿Alguien cree que tendrá éxito esta nueva apuesta por el petróleo o AMLO terminará buscando indulgencias históricas?

Urge virar el timón, permitiendo la participación e inversión privada en todos los mercados; la competencia es lo único que nos asegurará buenos productos y servicios a costos competitivos.

Los monopolios públicos o privados siempre serán perjudiciales, principalmente para los más pobres. La apuesta debe ser: libertad económica, innovación y promover el emprendimiento. Hay que consolidar una economía de mercado con responsabilidad social.

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