miércoles 24 abril 2024

AMLO-Biden: lo que cuenta es lo que pase

por Javier Solórzano

Los presidentes saben que deben entenderse. Por más que haya diferencias o se caigan bien o mal, los países están por encima de la coyuntura que les ha tocado encabezar.

Si bien su responsabilidad primera está en defender los intereses de sus estados, es menester entenderse en función, entre otras cosas, de una de las relaciones bilaterales más intensas e interdependientes. Recordemos que la frontera entre México y EU es junto con la de India y Pakistán la de mayor flujo en el mundo.

Se presume que los gobernantes son políticos profesionales y se presume también que entienden la importancia de fortalecer una relación cargada de contradicciones y dificultades, propias de las condiciones sociales, económicas y políticas de cada país, pero también, al mismo tiempo, es una relación de oportunidad, posibilidad, una historia en común y una enorme frontera.

La insistencia de López Obrador en defender la soberanía como elemento fundamental en la vida del país tiene lógica y su explicación. A lo largo de su historia, EU se ha metido en donde ha querido alterando de manera sustancial la vida de muchas naciones, a la nuestra le ha tocado su dosis.

Sin embargo, la nueva geopolítica ha provocado cambios significativos que han obligado a que EU haga las cosas de manera diferente sin dejar de ser, al mismo tiempo, una especie de gendarme del mundo y la gran potencia; estas circunstancias no significan que países como el nuestro bajen la guardia.

Joe Biden no es ningún improvisado. Ha sido y es un hombre de partido que ha pasado por diferentes cargos de elección popular en los cuales ha dejado muy en claro su forma de ver la política, la vida y el mundo. Es un político profesional, es un hombre que ha sabido esperar su momento y que mucho aprendió de las relaciones con el mundo en sus ocho años como vicepresidente al lado de un personaje profundamente mediático, Barack Obama.

Es difícil sacar conclusiones del encuentro virtual que sostuvieron los presidentes el lunes. Existen formalidades que no tiene sentido romper y si existieran algún tipo de diferencias, quizá por los desplantes de López Obrador en el proceso electoral en EU, no tiene sentido ponerlos en la mesa; no sólo es imprudente es absurdo.

Lo que sí se aprecia es que estamos ante una relación que será por mucho diferente a la que el tabasqueño sostuvo con Donald Trump. Biden es un político que entiende las formas y principios y, por ello, no va a bajar la guardia en temas que le son fundamentales.

Algunos de ellos van a provocarnos dolores de cabeza, pero al mediano plazo podrán ser de enorme utilidad, como la defensa del medio ambiente. EU, por ahora, no puede presumir que sea un verdadero activo en el tema, entre Trump y lo que pasa en materia de energías fósiles lo tienen más como un animador de la defensa del medio ambiente, porque en la práctica está lejos de serlo.

Lo importante es que EU está en vías de llevar a cabo un cambio fundamental en el tema a diferencia de México que, si bien quema pocas energías fósiles comparado con el vecino, no se vislumbra política alguna en el mediano plazo que revierta la situación que tenemos, al Presidente mexicano le molestan hasta las aspas de viento.

En el tema migratorio pueden venir los cambios más importantes. Da la impresión que hay un principio de entendimiento, porque para los dos países la situación los tiene contra la pared, lo que conlleva el destino de cientos de miles de personas.

Fue un buen encuentro y de productivas formas, pero como todo lo que pase es lo que cuenta antes que las versiones de lo que pasó y se dijo.

RESQUICIOS

Es lamentable lo que pasa con la ASF. Es cuestionada, al tiempo que a muchos les urge que pierda su credibilidad. Todo se juntó: incapacidad, señalamientos, confusiones y diagnósticos imprecisos. Ello ha llevado al peor escenario, porque resulta que están en segundo plano todas las irregularidades que encontró en la Cuenta Pública 2019.


Este artículo fue publicado en La Razón el 03 de marzo de 2021. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

 

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