sábado 20 abril 2024

¿Alternancia fallida II?

por Juan Carlos Servín Morales

Ni nos perjudica, ni nos beneficia, sino todo lo contrario, léase como posible epítome de la consistencia retórica del cuartotransformacionismo

La realidad mexicana llega a ser demencial. Eso no es noticia, se trata de un padecimiento añejo. Bien dicen por ahí que parecemos un filme de Tarantino, un engendro kafkiano o el más surrealista capítulo de Los Simpson. La tragedia es sistémica, diaria y permanente; no solo anecdótica, circunstancial o esporádica. Sin ser catastrofistas, pobre México, tan lejos de Dios…”.

La gente, el pueblo, la sociedad, como le prefiera llamar usted, está harta de ello. Por eso fue susceptible frente a un seductor que le ofreció cambiar las cosas; prácticamente refundar la República. Sin embargo, ahora como emperador de facto, parece empeñarse en demostrar -día a día y decisión tras decisión- que su ropaje predilecto, el de la honestidad, es una quimera. Sí, el emperador desfila desnudo y parece ya no importarle.

El origen de los problemas y conflictos que persisten en nuestro país se halla fundamentalmente en inercias perversas perpetuadas por incentivos negativos. El régimen caducó, nos ata a una estabilidad mediocre, y la democratización quedó acotada -hoy en día incluso abiertamente amenazada. Soplan vientos, no es exageración, de regresión autoritaria y no de ampliación y consolidación democrática.

Quienes el 1º de julio se inclinaron por la promesa de un cambio para hacer historiabien pudieron esperar que, en sintonía con su voto contra el status quo, Andrés Manuel López Obrador en verdad cumpliría su palabra de combatir la corrupción y pacificar al país. Nada de eso; por el contrario, habrá pacto de impunidad y mayor militarización en las tareas de seguridad pública.

A unos días de que formalmente asuma el cargo que ya ejerce fácticamente, López Obrador nos obsequió piezas de colección para la posteridad… y, por supuesto, para las turbias vitrinas de la posverdad. Ante las cámaras y los micrófonos de Televisa, Imagen Televisión y Carmen Aristegui, el tabasqueño desplegó un discurso mitinero, ramplón e inconsistente. Plagado de contradicciones, muletillas, lugares comunes y argumentos insustanciales. Preocupante, mucho más cuando esperábamos escuchar a un capitán listo para llevar la nave a mejor puerto (en teoría).

Ante el asombro de sus entrevistadores, López Obrador anunció lo que explícitamente es un pacto de impunidad con sus antecesores (ya hasta lo bautizó como un Punto Final”; sí, empleó el mismo término que en Argentina tras los años de dictadura militar) y negó, pese a la abundante evidencia, que prometiese en campaña el regreso de las fuerzas armadas a sus cuarteles. Eso, por solo destacar dos temas de los muchos otros en los que también entró en grandes -y oprobiosas- contradicciones.

AMLO sostuvo que perdonaría a los presuntos corruptos de sexenios anteriores (“borrón y cuenta nueva, qué magnánimo). Como defensa de tal postura afirmó no querer conspirar en contra de la estabilidad política del país”. “Es mejor para el país, una decisión de Estado, un punto final. Vamos a olvidar esa horrible historiaNo le hace, no me importa (decepcionar a mucha gente que votó por él)”, declaró ante Ciro Gómez Leyva. “Es un perdón”, le dijo a Carmen Aristegui. Y luego, a regañadientas, ofreció poner el asunto a consulta, junto con el relativo al de la llamada Guardia Nacional. Previamente emplazó a Joaquín López-Dóriga a demostrarle que haya propuesto retirar al ejército de las calle Te invito a que lo pruebes. Nunca he dicho esoPuede ser que lo haya dicho en alguna ocasión, una o dos veces. Horas después, las benditas redes socialesle refrescaron la memoria.

Esta película ya la vimos en el año 2000 y fue un “churrazo”, en aquel momento estelarizado por Vicente Fox. Como secuela o remake, este largometraje de 2018 podría titularse Alternancia Fallida II. Nuevas “tepocatas, más víboras prietas, dinosaurios conversos y nuevos –¿nuevos?– pejes y lagartos. Mismas alimañas. ¡lo en salas 4T!, perdón, 4D. La historia repetida, ya no como farsa o tragedia sino como tragicomedia. Agárrese como pueda de su asiento y dópese con Prozac.

En fin, disculpe el exabrupto. Le decía, en 2000 llegó a darse un ánimo fundacional luego de que el guanajuatense echara a patadasal PRI de Los Pinos. Se pensaba que se aprovecharía la inédita oportunidad para hacer política, tejer acuerdos, construir y transformar de raíz al régimen y sistema políticos. Sería la consolidación de la larga transición a la democracia, se decía. La panacea pues. Aquello no fue así y, bueno, Fox acabó haciéndole flacos favores a la democracia. Como presidente de las república fue un excelente gerente de Coca Cola.

Con López Obrador ya se avisora otra decepción mayúscula. Los sectores progresistas de la sociedad, “líderes de opinión” y la diezmada oposición política tendrán que sumar mayores esfuerzos para detener el embate de la regresión. Se ha dado muestra de la importancia de la lucha en las benditas redes socialesy otros medios. Gracias a la presión ejercida por la opinión pública se ha obligado a que Morena y el gobierno entrante rectifiquen algunas decisiones. Así fue en los casos de las comisiones originalmente asignadas al ultraconservador PES, la posible disminución del presupuesto a las universidades públicas o el pretendido control de la Secretaría de Gobernación sobre los medios públicos. Han sido victorias del México libertario que no permitirá el retorno a la presidencia imperial. Es por ahí. Debemos estar a la altura de las circunstancias.

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