miércoles 24 abril 2024

Alma Delia Murillo y sus gustos musicales

por Daniel Herrera

Alma Delia Murillo publicó su primera novela en sentido inverso a como lo hacemos la mayoría de los escritores. Ella es dueña de una columna en el portal Sin Embargo en donde atiende temas tan distintos como la obsesión chilanga por UBER, el racismo mexicano hacia los morenos o las tristes aventuras amorosas de los habitantes de una oficina burocrática. Todo lo escribe desde una personalísima actitud sin caer en egocentrismos intolerables. Utiliza un lenguaje honesto, directo y coloquial. Sin demasiados rodeos y con un constante sentido del humor en todos sus textos. Supongo que fueron estas virtudes las que lograron llamar la atención de Planeta. Así, la editorial le ofreció un contrato por una novela. Después de no escribir nada por un año y con el tiempo encima, Alma debió renunciar a su trabajo y convertirse en escritora de tiempo completo. El resultado fue Las noches habitadas, novela de confesiones femeninas a la luz del insomnio. Cuatro mujeres con distintas vidas y problemas que busca romper los clichés de lo que es una mujer en la sociedad actual.


Después de leer sus columnas decidí que alguna opinión podría tener sobre la música y sus efectos en la escritura. Esto fue lo que la autora respondió.


Para ella la vida sin música es imposible:


—No vivo sin música, cualquiera que conviva conmigo se dará cuenta de mi fascinación por los géneros, por descubrir cosas nuevas, por enterarme de historias en torno a la música. Puedo ser insoportable de tan clavada con el tema. Tengo la manía de hacer listas musicales con un tema y otro, no puedo parar. Para escribir también tengo mis listas que no son música de fondo sino música que emociona, que atraviesa, que me hace sentir intensamente. No sé si influye en mi obra, pero sí es un vehículo de emocionalidad para mí y recurro a ella constantemente.


Todos tenemos gustos distintos y variados, si no hiciéramos eso la música sería terriblemente aburrida. Alma Delia piensa igual:


—Soy una atascada y de personalidad musical múltiple. En mi defensa diré que soy la menor de ocho hermanos y que en materia de música como de lectura, crecí heredando una miscelánea de gustos y preferencias que bueno… por eso estoy en terapia. Me obsesiona el jazz en todas sus variantes (estándar, swing, bebop, gypsy jazz, jazz manouche, brass band, latino, bossa…), lo mismo que los géneros tropicales porque amo bailar salsa y son cubano; disfruto enormemente el blues, el soul y el R&B, el rock en español y me divierto como enana oyendo lo que he bautizado como balada infrahumana (José José, Camilo Sesto y otros dignos representantes), pero también les tengo devoción absoluta a José Alfredo Jiménez y a Juan Gabriel.


Para la autora la literatura y la música están conectados, a pesar de eso piensa que no depende la música para escribir.


—No creo que sea un ingrediente necesario. Escribir y la música tienen más que ver con la vida y la capacidad de goce que una con la otra como disciplinas, creo. (Aunque no si hablamos de poesía donde todo son palabras y su musicalidad, no sé…) Hay a quien le ayudan, pero se puede perfectamente escribir en silencio e ignorar cuanta propuesta musical desborde al mundo.


Escribes mucho sobre las mujeres y sus características. ¿Tienes una inclinación similar en la música? ¿Prefieres lo que componen y graban las mujeres? ¿Hay alguna artista con quien te sientas identificada?


—En lo absoluto, a mí me gusta la música y lo último que cruza por mi cabeza es si hay un hombre o una mujer detrás de una pieza que me arrebata. Tengo una playlist que llamé Voces Irresistibles Ellos con duración de 12 horas (te digo que soy una atascada) y que va desde Elvis Presley y Joe Cocker hasta John Legend y Antony and the Johnsons pasando por Gregory Porter, Frank Sinatra, James Brown, Rodríguez y, desde luego, Leonard Cohen. En mi contraparte Voces Irresistibles Ellas (esa dura once horas y media) la reina es Nina Simone pero también caben Janis Joplin, Brenda Lee, Melody Gardot, Amy Winehouse, Soledad Vélez, Tracy Chapman y Zaz, la francesa que la está rompiendo en todos lados. Soy una loquita de la música, como puedes ver. En mi cuenta de Spotify queda claro, los títulos de mis listas son tan disímbolos entre sí que parece un ejercicio de locura. Otra de mis listas favoritas es justamente una que llamé Jazz Jazz Jazz (no necesita explicación) y —la última y nos vamos— En el Rincón de una Cantina, ahí está todo lo que se necesita escuchar para sentir que mueres y renaces mientras te curas del mal de amor y te tomas tres mezcales, o más.



Además de Las noches habitadas (Planeta, 2015), Alma Delia Murillo también tiene un libro de cuentos del 2011 editado por Plaza y Valdés: Damas de caza.

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