viernes 29 marzo 2024

Al diablo las Instituciones

por Rubén Cortés

Su coherencia es admirable, aunque en este país la memoria era verde y se la comió un chivo: ayer el gobierno pidió extinguir varias instituciones, en conexión con el llamado del hoy presidente el 1 de septiembre de 2006: “Que se vayan al diablo con sus instituciones”.

Busca eliminar el CRE, COFECE e IFT para crear el Instituto de Mercados y Competencia, que será controlado por el gobierno como sucedió con la CNDH, la cual dejará pronto de atender a todos los mexicanos para proteger sólo a quienes sean pobres.

La reforma a los artículos 27 y 28 de la Constitución para cancelar los órganos autónomos es parte de la estrategia en la intriga del Proyecto Boa, en el cual el gobierno agrupó a los enemigos que quiere quitarse de encima con una cacería de brujas.

Y, en ese mensaje de pánico enviado desde su máxima tribuna, el gobierno dejó muy claro que le preocupa que funcionen, todavía, una autoridad administrativa electoral independiente (el INE) y una autoridad electoral judicial (el Tribunal Electoral).

Sobre todo estás dos, en sus encomiendas de garantizar certeza a los procesos electorales, y de regular a los partidos políticos.

Así que los siguientes blancos de la poda de instituciones serán, sin género de dudas, el INE y el Tribunal Electoral; y hasta partidos políticos, pues ayer el Jefe del Ejecutivo dijo que en México sólo deben existir dos partidos.

Se trata de un reduccionismo vertiginoso de todos los contrapesos del poder, y de las reglas del Estado de Derecho, cuyas instituciones permitieron a la 4T llegar al poder, pero que en estos momentos le resultan un estorbo para extender su supremacía.

Es –no juguemos con las palabras—una regresión en materia democrática en un país en el que –no juguemos con las palabras— las instituciones nunca fueron cuidadas por la ciudadanía ni por sus integrantes, con la honrosa excepción del INE.

Las instituciones nunca fueron cuidadas y, por lo mismo, el actual gobierno las extingue por ley, o cancela de facto. Porque funcionaron solamente por el respeto que le otorgaron los presidentes anteriores, especialmente desde el año dos mil.

Por eso hay que insistir, aunque aburra, en que la maquinación del BOA por el gobierno no debe provocar risa, pues con esa fabricación de enemigos hizo ver que tiene en la mira a las instituciones, agrupaciones, funcionarios y ciudadanos que se le resisten.

Porque esas todas esas instituciones, agrupaciones, funcionarios y ciudadanos que aún se le resisten, se siguen tomando en serio su función dentro de la democracia de acotar el poder de la presidencia.

Mientras, la mayoría en este gobierno sigue de la mano de Lenin:

“Usen las libertades burguesas, pero no crean en ellas”.

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