sábado 20 abril 2024

96 minutos

por Rubén Aguilar Valenzuela

Ya sólo faltan 40 días para la elección del 1 de julio. Después de la renuncia de Margarita Zavala, en la boleta quedan cuatro contendientes, pero sólo Andrés Manuel López Obrador (Morena-PT-PES) y Ricardo Anaya Cortés (PAN-PRD-MC) tienen posibilidades de ganar.

En los cinco meses que tiene la contienda —la fase de precampaña, de intercampaña y ya la de campaña—, López Obrador en todas las encuestas ha estado a la cabeza. En las publicadas en estos días de mayo, la diferencia entre él y Anaya Cortés oscila entre los cinco y los 20 puntos.

López Obrador cita encuestas, que nadie conoce, donde todavía tiene una ventaja mayor. Sus seguidores, no sé si él, están seguros, antes de que se realice la elección, de que ya triunfó. En las redes han dicho que la única posibilidad de que su candidato pierda es el fraude. Y él también lo ha dicho, de forma indirecta, en algunas ocasiones.

En la visión de López Obrador y sus seguidores, el triunfo se obtiene a partir de lo que ellos piensan y no de lo que surja de la contienda. El pueblo, eso dicen, ya decidió. El pueblo, así debe entenderse, son sólo ellos. Nadie más merece ese calificativo. Los otros, los no pueblo, no deciden.

La recta final de la campaña inicia hoy después del debate del día de ayer. Las encuestas registran que el número de los indecisos ronda en 15% y otros estudios dan cuenta de que un 15% de los que ya decidieron, les llaman los resignados, están dispuestos a cambiar su voto si se les convence.

Los números fríos dejan ver que la contienda todavía no está decidida. Estas cifras dicen que Anaya Cortés tiene posibilidades de empatar y luego ganar la Presidencia. Algunas encuestas ya señalan, otras todavía no, que tiende a reducirse la diferencia entre los dos candidatos punteros y éstas mismas indican que, por primera vez, desde hace cinco meses, López Obrador pierde puntos.

En estos 40 días, Anaya Cortés puede hacerse de la Presidencia. El resultado depende de él y su equipo de campaña. Hay cuatro grupos de votantes a las que en estas cinco semanas tienen que convencer: a los que habían decidido su voto por Margarita Zavala; a los indecisos que todavía son muchos; a los resignados para que reconsideren su voto y a quien no quiere desperdiciar su voto, al voto útil.

México es uno de los seis países de América Latina que no tiene segunda vuelta electoral, mientras que otros 14 sí. Anaya Cortés y su equipo tenemos el reto de hacer ver a los electores que se está, por la vía de los hechos, ante una segunda vuelta adelantada. Sólo hay dos contendientes y el día de la elección hay que decidir por uno de ellos. Tienen también que convencerlos de que son la única opción de cambio.


Este artículo fue publicado en El Economista el 21 de mayo de 2018, agradecemos a Rubén Aguilar Valenzuela su autorización para publicarlo en nuestra página.

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