miércoles 24 abril 2024

La 4T es imposible sin reelección

por Rubén Cortés

El presidente ha hablado casi 120 veces de reelegirse. Y nunca ha dicho que será la Constitución la que marque el fin de su mandato. El jueves insistió que eso lo decidirán Dios y la gente. Porque la 4T es imposible sin reelección ni control de la vida de las personas.

El modelo de gobierno del presidente es del castrochavismo en Cuba y Venezuela, Putin en Rusia, Evo Morales en Bolivia, Kirchner en Argentina, Correa en Ecuador: sus únicos aliados políticos e ideológicos en la geopolítica mundial.

Por eso éstos cambiaron la Constitución para reelegirse. Y nuestro presidente acaba de extender el mandato del titular de la Corte, en una ecuación simple: si es posible extender el mandato del presidente del Poder Judicial, por qué no el del Jefe del Ejecutivo.

El jueves pasado, el presidente admitió que su autollamada Cuarta Transformación no acaba de matar al sistema viejo, porque “lo nuevo no acaba de nacer, nos falta tiempo para consolidar las cosas”.

Y remató: “Me voy a ir tranquilo si me lo permiten la gente y el Creador”. Y, antes: “Yo termino, si así lo decide la gente, en 2024, y dejo la política”. Según el doctor Luis Estrada, ha pronunciado 116 veces “reelección” y 117 “revocación de mandato”.

Es decir, siempre habla de la continuidad en el poder el presidente que obliga a sus legisladores a aprobar leyes inconstitucionales, y que gobierna con ellas mientras la Corte resuelve: la misma Corte a la que acaba de violarle sus propias reglas.

Porque el modelo de gobierno que impulsa el presidente mexicano es imposible sin hacer a un lado a la Corte y adueñarse de los tres poderes, además de controlar a la ciudadanía con leyes que sólo tienen los países en dictadura, como China, Nigeria, Venezuela.

Por ejemplo, para tener teléfono celular, los mexicanos ya quedan obligados a darle al gobierno tu huella dactilar, iris de los ojos, facciones del rostro, tono de voz y firma, como en los regímenes de Tanzania, Uganda, Pakistán, Tayikistán, Afganistán, Benín…

Además de que, por primera vez, el presidente puede decidir sin consultar a nadie el destino de una parte del presupuesto del Estado (seis billones 295.7 millones de pesos), y requisar sin veredicto judicial bienes inmuebles y dinero de quien quiera.

Todas estas medidas de control de la gente, al estilo de las dictaduras más recias (y con los reiterados golpes a la democracia constitucional al estilo chavista) le allanan al presidente el camino para reelegirse.

México entrará en un sistema de gobierno como el que rige en Venezuela desde 1999.

Y entonces el presidente tendrá tiempo para acabar con lo viejo y ver nacer lo nuevo…

Como pidió el jueves.

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