viernes 29 marzo 2024

Recomendamos: Veracruz, al borde de una crisis constitucional, por Luis Cárdenas

por etcétera

Cuitláhuac García es un hombre sumamente polémico, radical en sus posturas y errático en sus formas, quizá sea uno de los gobernantes más temperamentales de la Cuarta Transformación, pero, creo que con todo, no es un gobernante con rasgos fascistas y autoritarios…

El gobernador de Veracruz no ve con buenos ojos a su fiscal porque no intervino en su elección, Jorge Winckler emanó de un Congreso muy diferente al que hoy tiene el estado, su cercanía al exgobernador Yunes le apesta desconfianza a García que, al igual que el presidente López Obrador, no apuesta por las instituciones autónomas y prefiere el centralismo y el máximo control posible.

Lo que sucedió hace unos días en el Congreso de Veracruz es una alarma para la vapuleada democracia mexicana, que en una votación a modo la Comisión Permanente y no el Congreso en pleno hayan decidido remover a un fiscal que era irremovible por nimiedades técnicas es tan grave, o incluso más, que la misma Ley Bonilla de Baja California.

Fue un exceso mandar a más de mil elementos a cuidar las instalaciones de la Fiscalía para evitar que el no deseado Winckler pusiera un pie en ella.

Fue un exceso en un Estado donde le cortan las manos a un adolescente como símbolo de la violencia, en donde queman a 30 personas en un table dance, en donde todos los días hay levantones y muertos y sangre como hay mar…

Pero, lo peor, es que un despliegue de ese tamaño, orquestado de forma patética por un Congreso que desconoce la ley y por un Ejecutivo que solapa su desaseo es un atentado a la democracia basada en instituciones.

Winckler puede ser destituido mediante un juicio político, el mismo que se le cebó a García el pasado febrero, pero no por los chicharrones del Congreso.

El riesgo es de tal tamaño que ha puesto en jaque la procuración de justicia al no existir un Fiscal legalmente acreditado…

Más información: http://bit.ly/2k0uyFR

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