jueves 28 marzo 2024

Recomendamos: Urzúa: un florero (neoliberal) menos, por José Antonio Crespo

por etcétera

Así como Germán Martínez Cázares se cansó de jugar el rol de florero en el gobierno de López Obrador, Carlos Urzúa siguió sus pasos. De hecho se tardó. A poco de haber anunciado López Obrador que el aeropuerto de Texcoco sería cancelado, tras una consulta manipulada, escribí en estas páginas: “Se sabía que Alfonso Romo y Carlos Urzúa estaban a favor del aeropuerto de Texcoco justo para evitar consecuencias financieras y de credibilidad negativas… Ahora Romo ha quedado desacreditado, pues como interlocutor del empresariado su palabra ya no valdrá nada. Y Urzúa debe estar consciente de que sus consejos (seguramente sensatos y racionales) no necesariamente serán tomados en cuenta por su jefe” (http://eluni.mx/jqyamcgz).

Y en efecto, la interlocución de Romo frente a los empresarios es ya simbólica, y si no ha querido renunciar a su cargo probablemente es porque está viendo por sus intereses. Respecto a Urzúa, varios de sus amigos y colegas, sabiéndolo sensato, suponían que no soportaría mucho tiempo jugar el papel de florero, avalando ocurrencias y desatinos. Urzúa, como muchos otros, no coincidió con los medios aplicados por AMLO en muchos temas, como los elefantes blancos y la cancelación de los gasoductos. Pero cuando se vive en una realidad alterna, las cosas no suelen salir bien. Urzúa no participa de esa realidad alterna, pues no bastan los deseos —dice— ni el voluntarismo, sino debe haber fundamento en la realidad. Y en efecto, AMLO no parece tener clara la relación causa-efecto de sus decisiones.

Y es que se resiste a oír a los expertos —incluso los de su gobierno— que contravengan sus percepciones, sus datos o sus decisiones. Urzúa junto con otros personajes moderados, como Gerardo Esquivel y el propio Alfonso Romo, sirvieron en la campaña para dar tranquilidad a empresarios y otros sectores que votaron por AMLO, confiados en que ellos guiarían la política económica. Otros ciudadanos que no votamos por AMLO pensábamos justo que esas personas, sensatas y moderadas sin duda, no serían tomadas en cuenta por el presidente. Los moderados (de corte socialdemócrata) van perdiendo terreno a favor de los más duros, provenientes del priísmo añejo o los seguidores del Foro de Sao Paulo. Y es que AMLO pertenece a esa ala dura (no a la socialdemócrata, como lo creyó Urzúa según confiesa a Proceso).

Más información: http://bit.ly/2SeRVIq

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