martes 16 abril 2024

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por etcétera
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La revista Proceso se ha llevado la nota de la semana en la entrevista que Hernán Gómez le hizo a Carlos Urzúa. En esas páginas Urzúa cuenta y recuenta su paso por la Secretaría de Hacienda y sus diferendos con el Presidente y miembros conspicuos de su gabinete. Gil suda frío.

Gamés no sabía de la inteligencia y sensatez de Urzúa. Por lo mismo, su renuncia le parece aún más grave de lo que le pareció hace unos cuantos días. Además, se rifa, como dicen los beneficiarios de los programas del presidente Liópez Obrador: “A pesar de las diferencias que hoy tengo con él (el Presidente) estoy convencido de que es, por mucho, el mejor político vivo que existe hoy en México. Es muy impresionante verlo: tiene una inteligencia social extraordinaria”.

Sostiene Urzúa: “Yo diría que soy un neokeynesiano. Si me preguntas qué debería ser México, yo te diría que una socialdemocracia en el sentido nórdico del término. Creo que él (el Presidente) también, y en ese sentido somos afines. Nunca he sido un izquierdista de pies a cabeza y creo que en el fondo él tampoco. No creo que tome en serio el marxismo.”

“Él (el Presidente) no quería hacerlo (aumentar los impuestos). Ésa ha sido una diferencia importante entre nosotros. El presidente no quiere hacer una reforma fiscal. Yo sí, porque creo que es la única manera de abatir desigualdades.” Gil vagaba por el amplísimo estudio y meditaba, ¿por qué si tenemos un hombre inteligente y sensato lo dejamos ir? ¿Estamos locos?

Gabinete en llamas

Si alguien pensaba que dentro del gabinete no había una golpiza, se han equivocado: “Me cuesta entender el tipo de relación que (Alfonso Romo) tiene con el presidente. Ideológicamente, Romo es un hombre de extrema derecha, y en términos sociales oscila entre el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. ¿Cómo un hombre así, que llegó a admirar a Augusto Pinochet y a Marcial Maciel, acabó no solo siendo amigo de López Obrador, sino incluso siendo el jefe de la Oficina de la Presidencia?”.

¡Soc!, ¡Cataclum! ¡Mole! Urzúa ha puesto en su lugar a Romo, pero no solo a Romo sino al jefe de la oficina de la Presidencia del Presidente. ¿Pues no éramos de la izquierda? “Es verdad que aún cuando Alfonso Romo trató de usar su influencia para apoderarse de las secretarías de Hacienda y Economía, el presidente no lo dejó. Pero sí pudo imponer a Margarita Ríos-Farjat en el SAT y a Eugenio Nájera en Nafinsa y Bancomext… para que ella (Ríos-Farjat) pudiera ser impuesta, se tuvo que cambiar la propia ley del SAT. (…) Es precisamente a él (Alfonso Romo) a quien aludo en mi carta de renuncia… Dado que en la Jefatura de Oficina de la Presidencia se maneja a diario un cúmulo de información económica confidencial, uno quisiera que Alfonso Romo y sus familiares hasta de primer grado no tuvieran actualmente participación accionaria alguna en la Casa de Bolsa Vector.”

Gil sudó frío. ¿Miente Urzúa? ¿Miente Romo? ¿Mentimos todos? Un grito desgarrador hizo añicos el silencio del amplísimo estudio: Ay, mis hijos, presos del conflicto de interés.

Oigan esto por piedad: “En uno de los párrafos de mi carta, me refiero a una serie de políticas públicas sin sustento. No quiero hablar de todas, pero de entrada te puedo decir que yo sí estuve a favor de que continuara la construcción del aeropuerto de Texcoco”.

Más información: http://bit.ly/2JANMMu

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