Para la plena satisfacción de las elecciones con integridad, es necesaria la creación de organismos electorales competentes, que cuenten con independencia de gestión en los procesos electorales, a fin de brindar certeza y confianza (Profundizando la democracia. Fundación Kofi Annan. 2017). Esto significa que deben contar con los recursos suficientes para realizar sus actividades, de manera autónoma e independiente.
La austeridad, entendida como eficiencia, es decir, lograr más con menos, es obligada. Sin embargo, recortes al presupuesto que afectan la operatividad y los proyectos estratégicos de las autoridades electorales, significa su debilitamiento. Defender al INE y a los organismos locales electorales, significa defender a nuestra democracia.
La Cámara de Diputados y los congresos locales han recortado, de manera irracional, los presupuestos del INE y de la inmensa mayoría de los Organismos Públicos Electorales Locales (OPLE´s). Pese a los esfuerzos del INE por ajustar su presupuesto en comparación con años anteriores (34% respecto de 2018 y 5% menos que en 2017), la Cámara de Diputados decidió recortarle 950 millones. Esto sin tomar en cuenta que el 89% estaba destinado a las actividades esenciales permanentes del instituto (credencialización, apoyos a la organización de elecciones locales, integración de casillas, fiscalización de recursos, administración de tiempos en radio y televisión, etcétera).
A nivel local, el recorte a los presupuestos de los OPLE´s es grotesco, por decir lo menos. Solamente en 4 entidades (12%) sus Congresos aprobaron el monto solicitado (Ciudad de México, Guanajuato, Michoacán y Veracruz). Hay casos preocupantes, como el de Chiapas que tuvo una reducción de su gasto operativo del 138%, Morelos el 65.8% y Guerrero un 61%.
No se trata exclusivamente de números. Lo que está detrás de estas decisiones, es que las autoridades electorales tienen que solicitar y gestionar recursos adicionales, pero ahora a los Poderes Ejecutivos, es decir ala SHCP y a las secretarías de finanzas de los estados. No será la primera vez que, sobretodo a nivel local, se ejerza presión política, a cambio de las ampliaciones presupuestarias. En consecuencia, se está minando su autonomía e independencia.
El debate sobre la independencia de los organismos electorales no es nuevo, todo lo contrario. México optó por un modelo de instituciones electorales fuertes e independientes. Primero se logró la autonomía, luego se expulsó a los representantes del poder ejecutivo de su integración, se ciudadanizaron, y finalmente, se les quitó el voto a los representantes de los partidos políticos. Pero después de años de debate y de innumerables propuestas, que iban desde el fortalecimiento hasta la desaparición de los OPLE´s, el famoso “pacto por México”, logró un híbrido que, más que fortalecer la independencia, agudizó la dependencia y la presión política: Se trasladaron cuando menos 74 nuevas atribuciones al INE, se redujeron las competencias de los organismos locales, pero sus presupuestos los siguen aprobando los congresos locales, y la designación de sus integrantes quedó a cargo del INE, pero con la participación de los partidos.
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