viernes 29 marzo 2024

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por etcétera

Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, el sueño venció a Gamés. Soñó no con los tres cochinitos sino con un Gil tremendo que decía en un estrado: que se oiga claro y lejos: o están con Gil o contra Gil. Ah, los sueños, realización de los deseos.

Una nota de Noemí Gutiérrez en Reporte Índigo informa que “en el patio central de Palacio Nacional, donde se colocaron altares, ofrendas y tapetes de flores monumentales que realizaron representantes de 20 pueblos originarios, inauguró los tres días de luto nacional para recordar a los que han perdido la vida durante esta emergencia sanitaria.”

Tras una limpia con copal, el presidente Andrés Manuel L(i)ópez Obrador encabezó el homenaje del Día de Muertos denominado “Una flor para cada alma, una ofrenda homenaje a las víctimas de la pandemia de covid-19”.

Al mediodía, López Obrador y su esposa, Beatriz Gutiérrez, presenciaron la “Ceremonia de Saludo al Sol” del pueblo yaqui, a cargo de José Ángel Maldonado, gobernador tradicional de Pótam.

Después, una ceremonia a cargo de la rezadora mazateca de Oaxaca, Teresa Ríos García, quien con copal y hierbas limpió a López Obrador y a la doctora Beatriz Gutiérrez.

No se lo tomen mal a Gil, pero la ceremonia mazateca es un rito primitivo anterior a la medicina, sí señores y señoras, anterior a la medicina; o sea: hierbas, pensamiento mágico en tiempos de covid.

Si la pareja presidencial quiere participar en ese rito, Gamés no puede hacer nada para impedirlo, pero sí puede sentir vergüenza y afirmar que Palacio Nacional no debería ser escenario de tremendas simulaciones. ¿Hablábamos de Juárez?

Luto

El Presidente recordó que en estos días vienen los difuntos, niños y adultos, por los que se les rinde un homenaje y se inicia un luto nacional de tres días para recordar a los que fallecieron de coronavirus.

Comentó que, de acuerdo con las tradiciones, en estos días están más cerca los difuntos y con las ofrendas disfrutan los alimentos y bebidas que les gustaban en vida.

Oigan esto: “Agradezco a hombres y mujeres de los pueblos originarios, de las distintas culturas del México profundo que han participado en la creación y adorno de estos altares y estarán en estos días pidiendo al creador, a los dioses y a la naturaleza mediante rezos e invocaciones el descanso y la paz de los difuntos, así como la resignación y la tranquilidad de los familiares y de los amigos”.

Gil quiere estar cerca de la rezadora mazateca de Oaxaca, Teresa Ríos García, quien dijo que esta ofrenda la habían montado los representantes de los 20 pueblos indígenas vivos en cada región y estado del país.

En esta parte Gil se desvanece: “Para decir al pueblo de México, los pueblos indígenas están vivos, los pueblos indígenas mantienen sus valores culturales, valores espirituales, también que representan la riqueza, la abundancia, la vida que nos da al nacer, al recorrer y al morir”.

“Esos valores que mantenemos como pueblos indígenas que sigamos adelante, que seamos escuchados como pueblos”. Chingón, ¡ups!

El primer mandatario inició un recorrido con una pequeña vela por cada uno de los 20 altares. A los representantes de los pueblos yaquis, les dijo que el 12 de noviembre se mantienen las mesas de diálogo para resolver sus demandas. Aseveró que en su gobierno se atiende a los más desvalidos.

Pues van a perdonar, pero Gilga está muy desvalido y nadie pasa por su casa, cate de mi corazón. ¿Alguien podría venir a casa? Aquí no hay covid.

Muy importante: el Presidente le preguntó a los representantes si ya les habían llegado los recursos a las comunidades; cada una de las peticiones las canalizó con el director general del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.

López Obrador les dijo a los representantes de los pueblos indígenas que Palacio Nacional es su casa y la casa del pueblo. Mju. Cuántas veces habrá oído eso en voz de otros presidentes. Por cierto, los únicos que no usaron cubreboca fueron el primer mandatario y su esposa, Beatriz Gutiérrez. Muy bonito.

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