viernes 29 marzo 2024

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por etcétera

Gil tomó decisiones tremendas ante las medidas de la austeridad republicana. Primero que nada, una copa de champaña para meditar acompañada de un fois gras puesto en un pan histórico. Pas mal. El presidente electo ha declarado que el país se encuentra en bancarrota. Gil lo leyó en su periódico MILENIO: el presidente estaba en Tepic, Nayarit, cuando explicó que debido a la muy difícil situación económica y social por la cual atraviesa el país, no podría cumplir con todos los compromisos: “Posiblemente por la situación de bancarrota en la que se encuentra el país no vamos a poder cumplir con todo lo que se ha demandado […] sí vamos a cumplir, que quede claro, con todo lo que hemos prometido en campaña. Ese es el piso y de ahí para arriba […] el país lleva 20 años en bancarrota desde que se está aplicando la política neoliberal”.

El presidente electo habló otra vez como un candidato combativo. Óiganlo: “Lo que pasa es que la justicia ha pasado de noche. Estamos produciendo petróleo como hace 40 años, ahora hay muchos más pobres que antes, en inseguridad está peor, 80 homicidios diarios”. Y por estas razones ¡ganaremos la elección! Ah, perdón, ya ganamos la elección. Entonces. ¿qué hacer? Por el momento, venderemos la flotilla de aviones del gobierno. Con eso vamos a darles unas becas a unos jóvenes.

Economías

Cuando Gamés leyó la palabra “bancarrota”, se le pusieron los pelos de punta y punto. No manchen, ¿de verdad?, ¿ya volvimos al principio que era el final? Como un rayo, Gilga se comunicó de inmediato con sus amigos economistas (nadie es perfecto). Con lágrimas en los ojos le preguntó a uno de ellos: ¿estamos en bancarrota? Los economistas nunca se inquietan, hasta que se inquietan: tranquilo, Gil, veamos: la deuda está en buen nivel, el dólar estable, la inflación ligeramente más alta que el año pasado, las finanzas no están rotas, no hay una fuga de capitales importante. Todo bien, a secas, como pasa con las finanzas. Tú, tranquilo. Bendito sea Dios, pero entonces ¿por qué el presidente electo dice lo que dice? Ahí viene el lobo, gritó el presidente Liópez. Se necesita dinero, mucho dinero para cumplir todas las promesas de campaña. Cumplir esas promesas sin cobrar impuestos es una locura. Por si fuera poco, el presidente Liópez prometió rebajar los impuestos a las empresas domiciliadas en la frontera norte, un paraíso fiscal interno. Un grito hizo añicos el silencio del amplísimo estudio: ay, mis hijos, las cuentas no les cuadran ni en la feria del pueblo.

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