jueves 28 marzo 2024

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por etcétera

El Presidente se ha convertido en un estorbo para el trabajo de los gobernadores que buscan auxiliar a la población de sus estados para hacer frente al coronavirus.

Su lentitud y su indolencia ya resultan insoportables para quienes sí tienen una idea de la dimensión del problema.

En las entidades federativas, los gobernadores (no todos) se pusieron manos a la obra, toman medidas extraordinarias y trabajan al ritmo que exigen las circunstancias, pero se encuentran con el desinterés y las mentiras del gobierno de López Obrador.

Ayer los gobernadores del PAN, de plano, le devolvieron a la federación los materiales que está mandando a los estados para la lucha contra la pandemia.

Se trata, dijeron de un modo comedido, de “insumos insuficientes y de mala calidad”.

La realidad, al ver las fotografías y videos del material enviado a las capitales estatales, es que les mandan migajas.

¿En qué reino africano (si es que queda alguno) cree que vive el Presidente al mandar, su gobierno, esas pocas cajas y bolsas como si en los estados fueran pordioseros?

Tiene latente la molestia de los estados con la federación que no los ha apoyado, y sobre el insulto va el agravio: unas bolsas que parecen despensas electorales, con batas de pésima calidad y unos cuantos cubrebocas.

Las batas, de una tonalidad azul, son transparentes de tan malas y baratas.

Los cubrebocas no detienen ni una gota de agua. No sirven para nada.

El gobierno de la República está mandando a la guerra sin protección a trabajadores de la salud de las entidades del país, y también a los de las instituciones federales, que protestan afuera de los hospitales capitalinos.

Protestan porque muchos de ellos se van a contagiar y algunos van a morir, por la irresponsabilidad de un gobierno pichicato en lo fundamental y botarate en los caprichos presidenciales.

Entre cajas y bolsas, pequeñas todas, iban unas siete o diez por estado.

Lo sucedido ayer confirma que el gobierno federal está rebasado. Y que tampoco le preocupa.

Oír a un gobernador estatal cuando se dirige a sus paisanos para dar indicaciones, parece estar oyendo a un estadista comparado con las conferencias del Presidente.

Mensajes concretos, información, instrucciones o solicitudes. Pero necesitan el apoyo de la federación, y no lo tienen.

Ayer dijo AMLO que se habían mandado recursos económicos a los estados para hacer frente a la situación. Pues resulta que no hay un peso adicional, sino las partidas habituales.

No sólo son gobiernos panistas los que están agraviados y hartos de la inmovilidad de la federación. Héctor Astudillo, gobernador priista de Guerrero, mandó una carta en que urge apoyos a su entidad porque hay comunidades que no tendrán para comer. Hambruna a la vista, pues.

Jaime Bonilla, gobernador morenista de Baja California, da una cifra de muertos por Covid-19 en su entidad y la federación da otra, bastante menor.

El director del IMSS sale a desmentir las informaciones de que personal médico se está contagiando en esa entidad, y el gobernador del estado le dice que los trabajadores de la salud “caen como moscas” por falta de aparatos que los protejan.

Más información: https://bit.ly/3enQ1A9

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